Click acá para ir directamente al contenido
Artículo

Sábado 26 de septiembre de 2020

P. Julio Larrondo fue ordenado obispo: “Quiero ser un servidor”.

Tras ser nombrado obispo por el Papa Francisco, el pasado 26 de mayo, monseñor Julio Larrondo celebró su ordenación episcopal durante la tarde de hoy 26 de septiembre, en el Santuario de la Inmaculada Concepción del Cerro San Cristóbal. En la ceremonia, el nuevo Obispo Auxiliar de Santiago realizó una autocrítica por los abusos en la Iglesia, afirmando estar dispuesto a trabajar para que exista reparación. Además, se refirió a la situación social en el país, señalando que hay una oportunidad para el renacer de la esperanza.

La ceremonia estuvo encabezada por el Arzobispo de Santiago, Celestino Aós y los Obispos Auxiliares, Alberto Lorenzelli y Cristián Roncagliolo y un grupo reducido de familiares y cercanos, respetando el aforo establecido y las medidas dictadas por la autoridad sanitaria.  

El Arzobispo en su homilía, pidió a Dios conceder "a este servidor tuyo que apaciente a tu Pueblo Santo, que ejerza ante ti de modo ejemplar el Sumo Sacerdocio, siguiéndote día y noche y que atraiga tu bendición sobre nosotros", invitándolo a ser bondadoso y comprensivo, especialmente con aquellos que más lo necesiten. 

En su mensaje, el obispo declaró recibir su ordenación como un “misterioso e inmerecido regalo de Dios”, para la Iglesia y para sí mismo. Haciendo eco a las palabras de San Pablo a Timoteo, dijo asumir este desafío con humildad, fuerza y valentía, fortaleciéndose en la fe y esperanza para anunciar el Evangelio como “heraldo, apóstol y maestro”.

Consciente del momento de contrastes que vive no solo la sociedad chilena, sino también la Iglesia, expresó que “esta misión episcopal la asumo en tiempos atravesados por grandes crisis que nos afligen a todos”.

Larrondo destacó que, a través de la crisis, la Iglesia ha vuelto a sus bases a través de un laicado más maduro, donde la Palabra de Dios es leída en los hogares. “La ‘cultura del buen trato se va construyendo, somos más conscientes de un clericalismo no saludable, hemos trabajado con otras Iglesias, juntas de vecinos y organizaciones para ayudar a los más pobres, muchos sacerdotes, diáconos y laicos han estado acompañando a los contagiados y sus familias”, dijo.

También, afirmó que las experiencias de los abusos de poder, de consciencia y sexuales “han provocado tanto dolor, primero en las víctimas y sus familias, y luego también todo el cuerpo eclesial” y agregó que estas experiencias han motivado a la Iglesia a revisar sus formas de acompañamiento al Pueblo de Dios para arrancar de raíz las situaciones que permiten estos abusos, sin dejar de admitir que “aún nos falta mucho por hacer” y que estas dolorosas situaciones han generado pérdida de fe, alejamiento y poca credibilidad en la institución.

“Al iniciar este ministerio, quisiera pedir perdón a quienes han sufrido por estas situaciones, como lo ha hecho la Iglesia en el último tiempo partiendo por el Papa Francisco, y colaborar en todo lo posible con la debida reparación”, aseveró. La herida, aclara, será difícil sanar y es un desafío que se debe seguir trabajando con prontitud. “Si creemos que Dios conduce la historia y nosotros colaboramos con su voluntad saldremos de esta crisis más fortalecidos, más humanos, más cristianos”.

Con respecto a la situación social, a casi un año del estallido del 18 de octubre y en medio de la crisis por la pandemia, dijo que se ha evidenciado la crudeza de la pobreza y la miseria “fruto de una permanente e institucionalizada desigualdad e injusticia social”, y calificó las demandas sociales como legítimas. Al mismo tiempo, condenó la corrupción que agudiza la desconfianza en instituciones. 

“El despertar social se ha ido expresando en el deseo de manifestarse pacífica y constructivamente, aportando propuestas concretas en pro del Bien Común y buscando mayor dignidad e igualdad. Crisis social y pandemia han generado una variada creatividad y nuevos esfuerzos solidarios”, dijo.

Lema Episcopal:

“Estoy entre ustedes como servidor”, es el lema episcopal del nuevo obispo, a través del cual se compromete con la tarea pastoral de la Iglesia, poniendo en práctica una efectiva Comunión Misionera, acompañando la conversión pastoral de las estructuras eclesiales y viviendo en “sincera comunión y lealtad con todo el  Pueblo de Dios, el Papa Francisco, la Conferencia Episcopal de Chile, nuestro Arzobispo Celestino y mis hermanos Obispos Auxiliares Cristián y Alberto”.

Finalizó su discurso señalando las inéditas circunstancias actuales como un “signo de los tiempos” y agradeciendo a Dios. “Me esforzaré por ser fiel con su ayuda de Padre, Hijo y Espíritu Santo”.

Para revisar el texto completo con las palabras de monseñor Julio Larrondo ingresa ACÁ