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Artículo

Sábado 19 de diciembre de 2020

Cinco jesuitas son ordenados diáconos para servir a la Iglesia

Los nuevos diáconos en tránsito de la Compañía de Jesús son de cinco países distintos: El Salvador, Chile, Bolivia, México y Argentina. La ordenación se realizó en la parroquia Santa Cruz de Los Nogales y contó con aforo restringido, estrictas medidas sanitarias y transmisión online.

Fotos: Javier Ríos Rodríguez

Periodista: Paula Ampuero Ulloa

La ceremonia estuvo marcada por la emotividad de la ausencia de los familiares más cercanos de los ordenados. La distancia se intentó acortar con la transmisión online, a través del canal de YouTube y la fanpage de Facebook de los Jesuitas en Chile. Las miradas y la emoción vinieron en su mayoría desde fuera de nuestras fronteras. En la parroquia de Estación Central solo había 20 personas. 

La ordenación la presidió el cardenal y arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós, y concelebrada por monseñor Jorge Torres Carbonell, obispo de Laferrere Argentina; el padre Gabriel Roblero SJ, provincial de la Compañía de Jesús en Chile; el padre Alberto Luna SJ, rector del Centro Interprovincial de Formación San Pedro Fabro en Santiago; el padre Ignacio Suñol SJ, provincial de Bolivia y el padre Pedro Labrín SJ, párroco de Santa Cruz. Y el coro fue liderado por el padre Cristóbal Fones SJ.

La presentación

Los nuevos diáconos fueron presentados al cardenal por el provincial de la orden, Gabriel Roblero: “Estos compañeros representan al cuerpo universal de la Compañía de Jesús. Vienen de cinco países y culturas distintas. Han crecido en ambiente familiares diversos y su formación jesuita los ha expuesto a muchas historias, de cercanía con muchos rostros y dimensiones del Reino que hoy atraviesan sus corazones, dispuestos a colaborar con Cristo en una misión de reconciliación y de justicia”.

Cada uno de ellos, durante tres años, estudiaron teología en el Centro Interprovincial de Formación San Pedro Fabro en Santiago; y en paralelo trabajaron con distintas comunidades de la arquidiócesis. Algunos estuvieron en parroquias, otros en colegios, acompañaron a adultos que se formaron en INFOCAP (Universidad de los trabajadores), acompañaron a jóvenes en la preparación de sus sacramentos y también se insertaron en poblaciones como la Yungay, y trabajaron para la Coordinadora Paz de Justicia.

Sus nombres y nacionalidades son: Gerardo Aguilar SJ, salvadoreño; Francisco Bettinelli SJ, argentino; José Manuel Cruz SJ, chileno; Fernando Jiménez SJ, boliviano; y Félix Velasco SJ, mejicano.

La ceremonia 

La liturgia de ordenación comenzó cuando el cardenal le preguntó al provincial de Chile, si acaso estos cinco hombres eran dignos de ser ordenados; y el respondió que sí. “Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro Salvador, elegimos a estos hermanos nuestros para el Orden de los diáconos”, expresó el cardenal.

La eucaristía continuó con la homilía de monseñor Celestino Aós, quien invitó a los nuevos diáconos a rezar: “Recen, como cristianos, como jesuitas, como diáconos, recen. (…) Pedimos para ustedes perseverancia en la oración. Que este tiempo del diaconado sea un tiempo de oración, de intimidad con Jesucristo”.

“Ser diácono es ser servidor”, les recordó el cardenal. “El diaconado no debe ser como un paso superficial, porque nosotros avanzamos al presbiterado y esto es una condición. Vivan su diaconado, sirvan donde les envíe la obediencia, con intensidad, con amor, con humildad y con alegría, porque Jesucristo el gran servidor se entregó y sirvió con alegría”. Y los animó: “Hagamos de nuestro diaconado un servicio a todos; testimonio de que Dios debe ser amado por sobre todas las cosas”.

La ordenación siguió con el examen de los candidatos, momento en el que, entre otras cosas, se les preguntó: “¿Quieren imitar siempre en su vida el ejemplo de Cristo, cuyo Cuerpo y Sangre servirán con sus manos?”. Y ellos dijeron: “Sí”. Luego se les encomendó a los Santos; y el cardenal impuso sus manos sobre sus cabezas concediéndoles la ordenación diaconal. Para concluir, sus familiares o representantes de ellos, les entregaron la estola y el cardenal les entregó el Evangelio.

Los ordenados

Francisco Bettinelli SJ y José Manuel Cruz SJ, fueron los encargados de hacer la acción de gracias, en representación de los cinco.  “Nos tocó una ordenación excepcional. Despojados de la presencia de tanta gente querida (…) Pero creemos que este despojo también tiene un sentido. Nos tocó vivir tres años únicos en este país que han sido muy difíciles. Se han caído muchas estructuras, imágenes y símbolos. Hemos perdido seguridades, prestigio y poder. Sin embargo, todo ello ha sido oportunidad para conocer y confiar de un modo renovado en Dios”.

Fernando Jiménez SJ, dijo que la ordenación significa para él: “El don inmerecido que Dios me regala de poder consagrarme al servicio de su Pueblo que peregrina. El contexto actual interpela nuestra pastoral tradicional y nos sitúa frente una frontera que debemos atender con fidelidad creativa. Nos corresponde estar disponibles para el servicio de los más vulnerables con el consuelo material, pero sin olvidar llevar el remedio de la esperanza contenida en la Palabra”.

Félix Velasco SJ, dijo que este día "es una celebración de toda la Iglesia, y eso nos llena de mucha alegría. En este contexto de crisis social, eclesial, no solamente en Chile, sino también en Latinoamérica, (Dios) nos hace un llamado para responder desde nuestra vocación, desde la diaconía en una misión de reconciliación y de justicia, en medio de una sociedad confrontada y llena de desigualdades. Mi deseo es ejercer ayudando a los que más puedan necesitarlo”.

Sobre los desafíos de este ministerio, Gerardo Aguilar SJ, mencionó tres: “Vivir con un corazón conectado a la eucaristía, porque todo nuestro servicio apostólico se alimenta de Jesús. Vivir con un corazón conectado a su Palabra, nuestra vida tiene como misión ser una prédica viva de los valores del Evangelio, para amar en cualquier realidad y llegar a los menos atendidos. Y vivir con gratuidad y humildad el llamado que Dios nos has hecho (…) a servir y colaborar en la construcción del Reino de Dios hoy”.