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Jueves 24 de febrero de 2022

Ucranianos católicos: “Nos enfrentamos a la destrucción y crucifixión de nuestro Estado”

Rusia ha justificado el reconocimiento de la independencia y la intervención militar en Donetsk y Lugansk en parte con argumentos que la Iglesia en Ucrania califica de propaganda.

Por: Alfa y Omega

Después de que Rusia haya reconocido la independencia de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, y haya firmado inmediatamente un acuerdo de amistad con estos territorios que incluía la cooperación entre ambos y que los militares rusos «garantizarán la paz», el jefe de los ucranianos católicos de la Archidiócesis de Filadelfia, Borys Gudziak, se ha dirigido a sus compatriotas a través de un video mensaje en el que advierte de la gravedad de la situación.

«Nos enfrentamos a un gran peligro: la amenaza de destrucción y crucifixión de nuestro Estado, nuestra dignidad y todo lo que nos es querido», ha asegurado Gudziak, al mismo tiempo que ha pedido a los fieles «alejar al diablo y mirar a los ojos de nuestro Salvador».

El jefe de los ucranianos católicos de Filadelfia también ha instado a mantener «una buena forma física, a apoyarnos los unos a los otros, a no perder el tiempo en miedos y fantasías terribles, sino a actuar» de forma concreta con gestos pequeños. Como ejemplo, Gudziak ha propuesto «ayudar a alguien todos los días», principalmente a los «familiares de nuestros soldados» y «comenzar y terminar el día con oraciones porque en Dios está la verdad, la justicia y nuestra fuerza».

«Es un milagro»

Por su parte, los católicos rusos viven estos momentos entre «la oración y la angustia y el sufrimiento», según ha explicado el arzobispo católico de Moscú, Paolo Pezzi, a la agencia católica italiana SIR. Desde hace semanas, «en cada Misa se elevan oraciones por la paz en Ucrania». Al mismo tiempo, «estamos haciendo grandes esfuerzos a nivel político y diplomático para alejar una escalada de las acciones militares y movernos hacia una desescalada de la situación, para lograr disminuir la tensión».

Pero, sobre todo, subrayaba, «ahora es necesario que creamos verdaderamente en la fuerza del perdón», y que se difunda este mensaje. «El perdón no solo es posible sino que es necesario. No hay otro camino». El arzobispo católico de Moscú reconocía que «no existe una solución mágica a los problemas». También que el perdón exige «una conversión del corazón» para «cambiar la mirada sobre el otro».

Por ello, «es un milagro. Pero no debemos olvidar que la oración es realmente potente». Además, «allí donde está en juego la libertad del hombre, es posible la iniciativa». Y el perdón es la iniciativa más «positiva».

Propaganda religiosa

Sus palabras contrastan con el tono de los dirigentes rusos, que al justificar sus decisiones el lunes no dudaron en aludir al factor religioso. Así el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó en su discurso que «Kiev sigue preparando medidas severas contra la Iglesia ortodoxa ucraniana del Patriarcado de Moscú»; es decir, los ortodoxos que se niegan a unirse a la Iglesia ortodoxa ucraniana y permanecen fieles al patriarca Cirilo. 

«Las autoridades ucranianas han convertido hipócritamente la tragedia de la Iglesia dividida en un elemento de política estatal». Ignorando las peticiones de sus ciudadanos, continuó Putin, «se han introducido nuevos proyectos de ley dirigidos contra el clero y los millones de fieles» de Moscú. También el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Lavrov, justificó la intervención en el Dombás al afirmar que los eslavos y los ortodoxos, y «todo lo que es ruso», está siendo atacado en Ucrania.

Hace pocas semanas, los principales representantes de la Iglesia católica en Ucrania calificaron de propaganda este tipo de discursos. En una rueda de prensa organizada por Ayuda a la Iglesia Necesitada, el arzobispo mayor de la Iglesia grecocatólica ucraniana, Sviatoslav Shevchuk, explicaba que la idea de que «en Ucrania tenemos una guerra religiosa», que a veces «se presenta como una razón para la invasión», es un «mito».

Es cierto que hay división entre los ortodoxos fieles a Moscú y los que forman parte de la nueva Iglesia ortodoxa ucraniana. Sin embargo, aclaraba el nuncio, Visvaldas Kubolkas, entre los feligreses las diferencias son mucho menores. El arzobispo grecocatólico ha añadido que «quienes quieren mantenerse en comunión con Moscú son libres de hacerlo». Por otro lado, «entre los líderes religiosos», que participan juntos en distintos foros, «tenemos muy claro que la paz religiosa es una cuestión de la máxima importancia» en el país.