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Artículo

Lunes 13 de marzo de 2017

Cinco nuevos jóvenes al Seminario de Santiago

Tres de Santiago, uno de Melipilla y otro de Talca son los cinco nuevos seminaristas que este domingo 12 ingresaron al instituto formador de presbíteros, los que fueron acogidos por el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati.

Periodista: José Francisco Contreras

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl

Poco a poco, los cinco jóvenes, entre los 27 y los 33 años de edad, fueron llegando al Seminario Pontificio Mayor, en La Florida acompañados por sus padres y hermanos, que los acompañaban con sus bolsos y mochilas a sus respectivas habitaciones. Un rito que marca una nueva etapa de sus vidas.


Pablo Ibarra, 29 años, de la parroquia La Estampa y del movimiento de Schoenstatt, cuenta que estuvo en misión en Sudáfrica. "Ahí despertaron los deseos. Estudiaba y trabajaba con las Hermanas de la Caridad, en un hogar en Johannesburgo. Al ver la falta de sacerdotes pensé que por qué no yo". También trabajó en Misión País y en la pastoral penitenciaria. "Quiero que esta sea mi vida, que el servicio a Cristo vivo sea mi misión permanente".

Mientras Pablo se va con su equipaje y familia a la pieza, el Padre Manuel, encargado de la casa de propedéutico, nos cuenta de los nuevos alumnos. Tres de Santiago: Fernando Gutiérrez, de la parroquia San José de Garín; Pablo Ibarra, de la parroquia La Estampa, y Javier Rojas, de la parroquia San Alberto de Sicilia. Uno de Talca, Sergio Leyton, y otro de Melipilla, Jonathan Herrera.

Cuando ya han llegado todos, alumnos, padres y hermanos se reúnen en una sala con el cardenal Ezzati, quien les da la bienvenida y agradece la generosidad de entregar sus hijos a la Iglesia."No es que ustedes pierdan un hijo", les advierte, sino que es mucho lo que la familia gana con un hijo sacerdote. "Es que al "niño" igual lo vamos a extrañar", comenta una mamá.

Algo parecido le sucede a Marcia, hermana mayor de Javier Rojas: "Somos siete hermanos, cuatro mujeres y tres hombres. Que mi hermano quisiera ser sacerdote fue una sorpresa, en el sentido que hoy en día es tan difícil que un joven quiera ser cura, con todo lo que está en tela de juicio la Iglesia, los sacerdotes. Me costaba creer que Javier tomara esa decisión. Pero, por otra parte, no me sorprendió tanto, porque siempre lo vi muy apegado a la Iglesia. Yo feliz con lo que él quiera, aunque lo voy a echar de menos".

Finalmente, todos se dirigen a la capilla del seminario, para celebrar la misa, que presidió el arzobispo de Santiago. El templo repleto de familiares, parientes, amigos y comunidades parroquiales. La eucaristía la concelebran los obispos auxiliares Fernando Ramos y Galo Fernández, además de diversos sacerdotes, vicarios y formadores del seminario.


El regalo más grande para la familia

En su homilía, el pastor señaló: "La presencia de todos ustedes tan numerosa aquí en el Seminario Pontificio de Santiago es un clamoroso signo de que las vocaciones son una preocupación y un deseo grande de todas nuestras iglesias. Es un grito que se eleva hacia el cielo para decirle "gracias" al Señor por el don de la vocación sacerdotal, y una oración muy sentida del corazón, que pide al dueño de la mies que envíe trabajadores a su mies".

También en su homilía el cardenal Ezzati se refirió al pasaje evangélico de la Transfiguración de Jesucristo, desde donde escuchamos, dijo la voz del Padre, que nos dice: "Escúchenlo, es mi Hijo, no se escandalicen de la cruz, no tengan miedo de la derrota, de la fuerza de sus enemigos. Es mi Hijo, escúchenlo".

Luego, el pastor invitó a los nuevos seminaristas a conocer, amar y servir a Jesús, en primer lugar: "Es el Jesús que ama, que se entrega totalmente, que se hace pequeño, que se humilla, pero para alcanzar la victoria, para liberar a todos aquellos que confían en él". Por eso, invitó a los futuros sacerdotes a poner su confianza en Dios, "porque Él nunca nos defrauda. Sean seminaristas que desde este primer momento de su formación ponen su confianza en el amor providente de elección que Dios tiene con cada uno de ustedes".

A los papás de los recién ingresados les señaló que "el regalo más grande que Dios pudo hacerle a sus familias es la vocación de un hijo, tener un hijo sacerdote, porque él es un sacramento, un signo viviente del amor de Dios hacia la humanidad, hacia sus familias en particular".

Respecto de esta nueva etapa de los cinco jóvenes, el rector del Seminario Pontificio, padre Cristián Castro, reconoció que empieza este año "con mucha esperanza, porque siempre reconocemos que el llamado es del Señor, y a ese llamado queremos responder. Con un gran desafío, porque quisiéramos que fuéramos muchos más, dadas las necesidades que tiene la Iglesia hoy de contar con sacerdotes en toda la diócesis de Santiago y en todo Chile. Es una gran esperanza que estos muchachos que hoy ingresan puedan realizar un buen camino formativo hacia el sacerdocio".

Ahora los cinco nuevos seminaristas comienzan una jornada introductoria del proceso formativo y un retiro en Longotoma, hasta el 28 de abril, cuando regresarán al seminario para comenzar un año de introducción.