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Martes 15 de agosto de 2017

Camino de Monseñor Romero: Para ser una Iglesia Misionera necesitamos del agua que Cristo nos ha regalado

Ni el cansancio, ni la fuerte lluvia que cayó la tarde del 13 agosto disuadieron a los peregrinos de concluir su periplo hacia la ciudad natal del beato Oscar Romero, Ciudad Barrios, misma que inició dos días antes desde la Catedral de San Salvador. Cientos de personas recorrieron a pie, 98 de los 157 kilómetros que supone el "Camino de Monseñor Romero", en una caminata que se espera poder realizar anualmente a iniciativa de la Conferencia Episcopal de El Salvador.

Periodista: Roger Herrera, corresponsal Iglesia de Santiago en El Salvador

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl

La peregrinación de este año se denominó "Caminando hacia la cuna del Profeta". La meta era el atrio de la parroquia San Pedro Apóstol, de Ciudad Barrios, donde se había dispuesto una tarima para tener ahí la celebración eucarística que presidió el señor Cardenal de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati, SDB, Enviado Especial de Su Santidad papa Francisco para representarle en el país centroamericano durante las celebraciones por el cien aniversario del nacimiento del obispo y mártir, Oscar Romero.

Durante su homilía, Su Eminencia compartió algunas ideas sobre la familia del beato y la familia como Iglesia doméstica. "Ustedes que aman y veneran muy de corazón a su 'santo' obispo, acojan su invitación de hacer de cada una de sus familias un hogar donde la fe crezca, donde los hijos crezcan en el amor a Dios (...) donde aprendan a ser de su país una patria bella y grande", expresó. Ante esta afirmación, la respuesta de los presentes ese día en Ciudad Barrios fue un nutrido aplauso.
También el señor Cardenal mencionó una lección que dijo iba a recoger para su vida de fe: "Han peregrinado, han caminado, se han puesto en marcha y (...) para ser una Iglesia Misionera necesitamos del agua, porque el caminar muchas veces nos cansa. Esa agua es el agua que Cristo nos ha regalado: el Espíritu Santo que habita en nuestro corazón. Esa agua es la fuerza de nuestro bautismo, es la energía que nos da el Espíritu Santo. Necesitamos de agua para ser misioneros".

"Quiero agradecer –continuó diciendo– y reconocer la iniciativa que ha tenido la Arquidiócesis de San Salvador de esta peregrinación y de una manera muy especial el Cardenal que me acompaña, ha tenido un papel extraordinario en todo esto. Gracias queridos hermanos, gracias Cardenal Gregorio y a todos los obispos que están aquí presentes también", haciendo referencia a Su Eminencia, Mons. Gregorio Rosa, recién creado Cardenal, quien recorrió largos tramos de la peregrinación.
La noche fue llegando poco a poco y los reflectores fueron iluminando el improvisado altar, mismo que, como mencionó el señor Cardenal, estaba construido solo a unos cuantos pasos de la casa materna del beato. También Su Eminencia se mostró agradecido por las muestras de fe de los salvadoreños hacia Dios nuestro Señor y el beato Romero. "He visto en este pueblo la semilla y el fruto de la cosecha abundante que él esperaba; de la siembra grande que él plantó en el corazón de muchos y de todo este pueblo", manifestó.

Los participantes en la Eucaristía también se sentían contentos y se mostraron muy complacidos por la sencillez y calidez humana del Enviado Especial de Su Santidad, así como también por el fervor que demuestra hacia Monseñor Romero. Es la misma fama de santidad que ratificó Evangelina Cruz, de 44 años de edad, al relatar que "cuando tengo problemas serios, en mi trabajo o con mi hijo, y por una mi enfermedad ya le he pedido a él. Le pido que me ayude, que todo se lo voy a anotar para llevarlo al Arzobispado y que empiecen a abogar por él [por la Causa de Canonización], porque es un 'santo'".

A su vez la municipalidad demostró su gratitud al Cardenal Ezzati al entregarle las llaves de la ciudad. Don Heris Romero, Alcalde de Ciudad Barrios, y su señora esposa regaló además una copia del acta de nacimiento del único beato salvadoreño.
Muy complacido, el señor Arzobispo de Santiago quiso compartir un "saludo muy cordial a nombre del papa Francisco. Y [deseo] agradecerles el testimonio que hoy día he podido ver en cada uno de ustedes y en toda esta comunidad", para luego otorgar la bendición final.