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Artículo

Martes 26 de septiembre de 2017

Familia chilena en canonización de Faustino Míguez

Complicaciones en el embarazo y nacimiento de su cuarto hijo, llevaron a Verónica Stobert a ser diagnosticada con muerte cerebral. Gracias al milagro del sacerdote Faustino Míguez, esta madre de La Florida volvió a la vida, y este 15 de octubre será parte de la celebración de su santificación.

Fotos: Jorge Salomón

Periodista: Andrea Ruz Dios

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl

Verónica Stobert, junto a su esposo Pedro Nuñez, sus hijos y las Hermanas de la Divina Pastora, se preparan para viajar a Roma a participar de la ceremonia de canonización del fundador de la orden religiosa. Y es que gracias a su intercesión en la sanación de Verónica, declarada por el Consejo de Médicos de El Vaticano como un milagro, este presbítero, oriundo de la ciudad de Getafe, España, será declarado santo para la Iglesia Católica.

Con el deseo de compartir y dar su bendición a esta familia, previo al viaje que realizarán a la ciudad italiana, el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, celebró con ellos la Eucaristía, junto a las religiosas marianistas. En la ocasión, oraron por la dicha del milagro y compartieron un almuerzo fraterno con el pastor.

"Que en esta familia el Señor haya querido intervenir, a través de la intercesión del padre Faustino, para restituir la esperanza y abrirla al gozo y la alegría, me parece un regalo muy grande para ellos y para todos los cristianos de Chile. El hecho de que el milagro se haya realizado en nuestra patria es también una oportunidad para reconocer la paternidad de Dios y cómo Él permite y quiere que mutuamente nos ayudemos. Los santos son parte de nuestra familia y son aquellos que siempre están intercediendo por nosotros. Entonces confiar en Dios que es Padre, y también confiar en la intercesión de nuestros santos", dijo el arzobispo.

Precisamente la fe inquebrantable, la confianza en Dios y las cadenas de oración de la comunidad del Colegio Divina Pastora, fueron la esperanza para que Verónica se salvara. "Nunca olvido que estoy viva gracias al Señor y por ello debo continuar siendo un instrumento del Él y entregarme para que las personas vean que sí es posible, que si uno cree en Dios y tiene fe, Él hace algo por nosotros", comentó.

La madre Patricia Olivares, directora del colegio, recuerda que toda la comunidad escolar le pidió a Dios, a través del padre Faustino, que se hiciera un milagro por Verónica: "La familia que reza unida, permanece unida y se hacen los milagros. Dios se acuerda del Hijo, porque Él no es sólo y nosotros también tenemos que formar una comunidad".

Verónica junto a su familia, a las hermanas y comunidad educativa de Divina Pastora, además de decenas de fieles de Santiago y Antofagasta, arribarán a España para conocer las tierras del nuevo santo. Visitarán la localidad de Calasanz, los lugares donde vivió, los colegios que fundó y su sepultura.

El 15 de octubre, junto a devotos de todo el mundo, serán testigos de la ceremonia de canonización del padre Faustino, que lo convertirán en un nuevo santo para el mundo católico. "Cuando me informaron que tenía que estar presente en la santificación del padre Faustino fue una gran sorpresa, y más aún porque voy junto a mi familia. Además, llevaré las ofrendas en la Eucaristía y estaré cerca del Papa Francisco", expresó Verónica.

El milagro del padre Faustino

Corría el año 2003 y Verónica Stobert esperaba a su cuarto hijo, Sebastián, con un embarazo normal. El 10 de septiembre, al cumplir 36 semanas de gestación, esta madre comenzó a sentir fuertes dolores abdominales, por lo que debió ser trasladada de urgencia hasta la Clínica Las Lilas, donde llegó con pérdida de conciencia.

El diagnóstico fue preeclampsia seria y Síndrome de Hellp, alteración de la enzima hepática con encefalopatía hipertensiva y hemorragia abdominal masiva, situación con alta posibilidad de mortalidad.

Con dicho diagnóstico, le realizaron una cesárea de urgencia y fue llevada a la UTI en muy malas condiciones, debiendo ser intervenida quirúrgicamente a causa de todas sus complicaciones. Debido a un hematoma líquido en el cerebro que derivó en convulsiones, se le declaró muerte cerebral.

Al saber la gravedad del hecho, la comunidad del Colegio Divina Pastora de La Florida inició una cadena de oración por Verónica, pidiendo por su salud, a través de la Novena al padre Faustino Míguez, fundador del colegio. Junto con ello, la madre Patricia Olivares le llevó una reliquia hasta la sala de urgencias.

La situación de Verónica era crítica y no parecía mejorar. El 13 de septiembre le comunicaron a su esposo y familiares que ya no había nada más qué hacer y que sus horas de vida se estaban acabando.

Con profundo dolor, su esposo, Pedro, junto a sus hijas partieron rumbo a la clínica, pero movidos por su persistente fe, pasaron a la capilla del Colegio Divina Pastora, para rezar por su recuperación. Allí, ante la imagen del padre Faustino Míguez, pidieron su intercesión para que se realizara un milagro de sanación.

Al llegar a la clínica, Pedro recibió la noticia que la condición de salud de su esposa había cambiado de manera inexplicable, la hemorragia había cesado y los parámetros analíticos se habían normalizado. El cese de la hemorragia hepática hizo que Verónica pudiera ser sometida a una intervención quirúrgica con total satisfacción de los médicos. De a poco se empezó a gestar el milagro, y el daño cerebral desapareció.

Durante el año siguiente se observó una mejora progresiva en el estado de salud de Verónica, quien mostró una asombrosa recuperación sin secuelas.