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Lunes 18 de diciembre de 2017

Parroquia Santa Inés de Huechuraba celebró cinco años de vida

En un templo lleno de fieles y con la participación de monseñor Patricio Infante y del vicario de la Zona Norte, padre Rafael Hernández, entre otros sacerdotes, el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, presidió la misa en que celebraron los cinco años de la dedicación de la iglesia parroquial.

Fotos: Jorge Salomón

Periodista: José Francisco Contreras

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl

El párroco, padre Fernando Ferrada, agradeció la presencia de todos en este acontecimiento y expresó la alegría de la comunidad por la visita del pastor de la arquidiócesis. Precisó que el territorio de la parroquia comprende las capillas San Agustín, en la Villa Los Libertadores, y Jesucristo Esperanza de los Pobres, en la Villa Esperanza. La sede parroquial se encuentra en el sector de Pedro Fontova Norte con El Guanaco Norte. Es un templo nuevo, al igual que las oficinas, salas y otras dependencias.

Antes de comenzar la misa, el cardenal Ezzati bendijo los estacionamientos recientemente terminados "con el esfuerzo de todos nuestros feligreses, con la ayuda de muchos que han aportado poniéndole el hombro para sacar adelante este avance de nuestra parroquia", expresó el padre Ferrada. Al bendecir esta zona, el arzobispo pidió a Dios que quienes hagan uso de ellos crezcan no solo en espíritu misionero, sino que también "nos ayude a vivir según las enseñanzas del Evangelio en favor de los más pobres".

En su homilía, el pastor destacó el significado del templo en la vida del cristiano y la alegría que hubo hace cinco años con su dedicación, puesto que desde ese momento, los habitantes del sector "podrían encontrarse aquí con el amor, la misericordia, el perdón de nuestro Dios. Y desde aquí podrían salir a la vida cotidiana de la familia, el trabajo y la ciudad con la fuerza y la luz que vienen de la Palabra de Dios y del Cuerpo y la Sangre de Cristo con que nos alimentamos, fortalecidos por la experiencia de vivir en comunión nuestra vida de discípulos misioneros de Jesús".

Dirigiéndose los niños el cardenal Ezzati les manifestó: "La Navidad es Jesús y sin Jesús no hay Navidad". También saludó en forma especial a monseñor Patricio Infante, quien, después de dejar la Arquidiócesis de Antofagasta, le pidió atender a esta comunidad y fue un impulsor de la construcción del templo parroquial.

Al referirse al actual tiempo de Adviento, recordó palabras del profeta Isaías, quien al hacer presente el pecado del pueblo elegido por Dios, clamaba al Señor diciendo que "somos como un trapo sucio, pero tú eres nuestro Salvador". Y Dios puede, como un alfarero, hacer del pecador una vasija nueva, dijo. Agregó que "nuestra vida personal es una vida donde el pecado, muchas veces, nos transforma en un trapo sucio", realidad que también alcanza a la vida de la comunidad eclesial y a la vida de mundo. "Cuánto mal, cuántas guerras, cuántas opresiones, cuánta miseria, cuántos odios hay en el mundo", manifestó el cardenal. Pero el Señor, afirmó, "viene a cambiar el trapo sucio en una vestidura nueva". Viene, añadió, "a revestirnos de su misericordia, de su justicia y de su paz", como lo indica Isaías.

Ser alegres y preparar el camino del Señor

Señaló a los presentes que la Palabra de Dios de hoy "invita a todos a cultivar en este tiempo que nos separa de la Navidad –y siempre en nuestra vida- dos virtudes fundamentales. La primera, el gozo, la alegría". Llamó a los presentes a abrir bien los ojos "para descubrir toda la corriente de bien presente en nuestra vida, en la sociedad y en la Iglesia". Refiriéndose a sus continuas visitas a las parroquias, el arzobispo destacó que encuentra en las comunidades muchas realidades de bien, personas verdaderamente santas en sus vidas. "¡Vivamos la alegría de ser cristianos!", expresó.

La segunda virtud a practicar es, como Juan Bautista, preparar el camino del Señor, "para que su venida salvadora nos llene a todos de esperanza, para que no haya nadie que quede al margen de esta alegría y de esta salvación, que es la obra maravillosa de Dios".

Terminada la eucaristía, la comunidad parroquial compartió con el pastor y los presbíteros, en un clima de alegría fraterna por el don de estos cinco primeros años como parroquia.