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Miércoles 14 de febrero de 2018

La Cuaresma es un tiempo santo, para volver a Dios

La Catedral de Santiago colmada de fieles, una asamblea atenta y con recogimiento espiritual, la imposición de la ceniza con un profundo sentido y un potente llamado a la conversión y a la alegre y gozosa esperanza en Cristo resucitado, marcaron la Misa de este Miércoles de Ceniza, presidida por el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati.

Fotos: Nibaldo Pérez - Video: Sebastián Fuenzalida/ Cristián Bastías

Periodista: Comunicaciones Arzobispado de Santiago

* [VER MENSAJE] Texto de Cuaresma del Papa Francisco
* [VER VIDEO] Esta Cuaresma #AyunaEgoismo
* [VER NOTA] Miércoles de Ceniza marca inicio de la Cuaresma
* [VER NOTA]
Campaña de Cuaresma de Fraternidad 2018
* [DESCARGA] Cantos Cuaresma 2018 (word)
* [DESCARGA] Celebraciones Penitenciales Cuaresma 2018 (pdf)
* [DESCARGA] Subsidio web Cuaresma 2018 (pdf)
*
[DESCARGA] Recurso para comunidades educativas (pdf)
* [ESPECIAL] "Cuaresma" de la Conferencia Epsicopal de Chile (Cech)

La liturgia se enmarcó también en la renovación del compromiso de la campaña Cuaresma de Fraternidad, cuyos fondos irán a financiar proyectos en favor del adulto mayor. Por esta razón, a la entrada del templo se entregaron las alcancías para ir juntando en ellas los aportes económicos producto de las privaciones que se produzcan en cada hogar durante este tiempo.

En su homilía, el arzobispo afirmó que este es "un tiempo santo, un tiempo propicio, un tiempo que el Señor nos ofrece para volver a él de todo corazón. Volver al Señor para seguir sus sendas no consiste solamente en actitudes exteriores, sino, sobre todo, en el cambio del corazón, en el cambio que evangélicamente se llama metánoia, es decir la conversión, que significa que nosotros nos vaciamos de todo orgullo humano, de toda pretensión humana, de toda soberbian humana, para dejar espacio en nuestra vida al Señor, que nos viene a salvar".

Luego, precisó que "la salvación no vine de nosotros mismos, no somos nosotros capaces de cambiar nuestro corazón. Lo que nos cambia el corazón es la gracia de Dios, la experiencia de un encuentro con Él, que es misericordioso, fuente de vida nueva, que viene a cambiar nuestra mentalidad centrada, muchas veces, en nosotros mismos, en nuestro poder, en nuestro orgullo, para centrarla en su voluntad, que es una voluntad de comunión, una voluntad de salvación, una voluntad de perdón".


El que nos salva es el Señor

Más adelante, el cardenal Ezzati sostuvo que la salvación no es obra de la inteligencia humana, de nuestro orgullo, de nuestro saber, y afirmó: "Hoy día, el hombre contemporáneo, la mujer contemporánea estamos enfermos de autosuficiencia. Pareciera que lo podemos todo, que podemos vencer tantos obstáculos que se presentan en nuestra vida, que podemos vencer a los demás con nuestro orgullo, con nuestro poder, que podemos dominar no solamente la naturaleza, sino que también pretendemos dominar a los hermanos y a las hermanas y al mismos Dios, poniéndolo a nuestro servicio. El que nos salva es el Señor".

Citando a san Pablo, el pastor invitó a dejarnos reconciliar con Dios, porque solo afianzada en Él la reconciliación tiene futuro. Y agregó: "Hoy día, de una manera muy particular, nosotros, todos, nuestra cultura, nuestro pueblo, nuestro país, nuestra ciudad, necesita dejarse reconciliar con Dios. El tiempo de Cuaresma es un tiempo propicio para ello".

Después, se refirió a las tres actitudes fundamentales para vivir este tiempo de conversión que aparecen en el Evangelio de este día, el cual llama a no practicar la justicia para ser vistos por los demás. Precisó el cardenal que solo un cambio del corazón puede cambiar también las acciones externas: "La conversión no consiste en asumir una actitud exterior, no consiste en manifestarnos frente a los demás por lo que no somos. La conversión verdadera brota de la autenticidad con la cual, habiendo mirado nuestra vida, y reconocemos nuestro pecado y queremos de verdad cambiar".

Al respecto, recordó las palabras del Señor: "Este pueblo me honra solamente con sus labios, pero su corazón está lejos de mí". En este sentido, se refirió al Evangelio de hoy que invita a la oración, la caridad y el ayuno. Y en este ayuno "no poner cara de vinagre, como dice el Papa Francisco", porque la conversión es un regalo, "y la penitencia que te lleva a la conversión es un regalo que tiene que alegrarnos profundamente el corazón. La penitencia, especialmente la penitencia de este tiempo de Cuaresma, tiene la finalidad de hacer crecer el gozo, la alegría en nosotros mismos y en los demás".


No dar solo lo que sobra

Asimismo, el Arzobispo de Santiago resaltó la campaña Cuaresma de Fraternidad que se inicia, "porque justamente nuestra penitencia, nuestras privaciones tienen un gran sentido, el de hacer aumentar el gozo en el corazón de los hermanos, el de hacer crecer la caridad, la solidaridad, la convivencia fraterna. De una manera muy particular este año la campaña Cuaresma de Fraternidad está dirigida a un grupo de personas de nuestra sociedad que sufre muchas veces el abandono y la soledad. Son nuestros hermanos mayores".

En este aspecto, el cardenal Ricardo Ezzati invitó a no dar como limosna lo que nos sobra, "sino a compartir nuestro tiempo, nuestras alegrías, lo que tenemos, para que de verdad la conversión que el Señor nos pide se transforme en un camino de mayor fraternidad y de mayor solidaridad entre todos". También pidió vivir este tiempo de Cuaresma como un regalo de Dios, "el regalo de encontrarnos con la misericordia de Dios, con Cristo, que desde la cruz nos indica los confines del amor".

Finalmente, el pastor deseó a todos los fieles "una Cuaresma muy fecunda, que este camino nos lleve al encuentro con Cristo resucitado".

Terminada la homilía, el celebrante bendijo la ceniza y, junto a los diáconos, procedió a impartirla en la frente, con la frase "Conviértete y cree en el Evangelio", o bien "Recuerda, hombre, que del polvo vienes y al polvo volverás".

Hacia final de la liturgia, el arzobispo bendijo el material de la Cuaresma: las alcancías, altares y oraciones que se entregaron al principio. A la salida, y con motivo del Día de San Valentín, se entregaron figuras con forma de corazón, que contenían los cinco carismas del adulto mayor: Experiencia, memoria, interdependencia, gratuidad y contemplación.


Los rostros de la campaña

Al momento de despedir la celebración, el cardenal Ezzati pidió especialmente por Luis Ceballos, rostro de la campaña Cuaresma de Fraternidad, muerto por causa de una bala loca que ingresó a su vivienda. Otros adultos mayores, rostros también de la misma campaña, expresaron sus comentarios acerca de esta Cuaresma, entre ellos, la viuda de don Luis.

Fresia Calderón, viuda de don Luis dijo que "Por lo menos, he llorado, porque me llevo con puros sollozos, Dios permita que se me pase un poco. Dios quiera que se siga integrando la gente mayor, que se los ayude". Respecto de la violencia que mató a su marido, pidió "un poquito más de respeto, para que nos dejen vivir unos añitos más que Dios nos quiera dar".


Algunos testimonios

Luis Díaz Mendoza: "Estoy contento con lo que está pasando. Tenemos 61 años de casados con mi señora. Para mí es una gran alegría, a la edad que tengo esto es único. Hemos tenido el apoyo de Caritas Chile y qué más puedo pedir".

Morelia Villa Troncoso: "Soy una agradecida de Dios. Nosotros vamos a cumplir 62 años de casados. Tenemos una gran familia, y para llegar a esta edad el Señor nos ha querido mucho. Él nos da la fuerza".

Más información en: www.cuaresmadefraternidad.cl