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Artículo

Martes 6 de marzo de 2018

Card. Ezzati: Haciendo el bien se destruye el mal

El Arzobispo de Santiago se refiere a los desafíos de recuperar la confianza, lo que fue la visita del Papa Francisco al país, el caso del obispo Barros y la investigación del arzobispo Charles Scicluna. En temas de contingencia, plantea diversos aspectos sobre el conflicto mapuche, las crisis del Sename, las pensiones, las leyes de aborto e identidad de género, el debate en torno a la pena de muerte, la donación de órganos y algunos conceptos sobre el nuevo gobierno del presidente Sebastián Piñera.

Fotos: Nibaldo Pérez

Periodista: Cristian Amaya Aninat

Fuente: Periódico Encuentro

Link fuente: http://www.periodicoencuentro.cl/marzo2018

¿Qué impresión le queda del viaje del Papa a Chile?

-Admiración por la persona del Papa Francisco, por su capacidad pastoral, la calidad de su mensaje evangelizador, la empatía con la gente y, naturalmente, el esfuerzo enorme que hizo para someterse a un programa muy exigente. Creo que la visita fue de verdad una bendición de Dios.

 

El caso del obispo Barros tuvo gran relevancia pública también

-Sin duda alguna. Esa acentuación fue importante, por supuesto, pero frente a cierto asedio periodístico, es bueno recordar que la búsqueda de la verdad y de la justicia tiene que ir acompañada por el respeto por las personas, sobre todo cuando lo que se enjuicia aún no ha sido comprobado.

 

¿Qué espera de la investigación de monseñor Charles Scicluna?

-La verdad que nos hará libres. Hará mucho bien. Todos quienes piensan haber sido agredidos en sus derechos tienen ahora la oportunidad de manifestarlo. También es una oportunidad para que el mismo monseñor Barros tenga la posibilidad de ver con claridad y objetividad la situación por la cual lo denuncian.

 

¿Cuál es su compromiso como Arzobispo de Santiago frente a los abusos?

-La primera consideración es buscar la verdad y hacer justicia, aunque eso suponga una poda. La poda es siempre dolorosa, pero es el camino para fructificar abundantemente. En segundo lugar, desde 2014, hemos organizado tres áreas de trabajo en este tema: el Departamento de Prevención de Abusos de la Vicaría Pastoral; la Oficina Pastoral de Denuncias (Opade) y el Programa de Atención y Reparación a Víctimas. Hemos desarrollado un programa de formación y capacitación en prevención de abusos que ya supera a los 6 mil agentes pastorales, entre sacerdotes, catequistas y monitores. También constituí, en 2015, un Consejo Asesor en temas de prevención de abusos. Nuestro compromiso es completo, para que estos casos dolorosos no vuelvan a ocurrir.

 

¿Qué efectos dejó la visita del Papa a la Cárcel de Mujeres?

-El Ministro de Justicia nos entregó al Santo Padre y a mí un proyecto en relación con todos los detenidos que están en la fase terminal de su existencia, para que puedan vivir el resto de la pena en detención domiciliaria y en condiciones de vida más humanas. Respecto de los beneficios que pidió Janeth a nombre de las internas, para que las madres pudieran ver con mayor facilidad a sus hijos, la señora Presidenta de la República, al terminar el acto, me comentó que había quedado muy impactada y que antes de terminar su gobierno iba a dar solución a ese problema. Esperamos que así sea.

 

¿Cómo ha visto el desarrollo del conflicto mapuche en la zona de la Araucanía?

-Creo que la situación mapuche es fundamentalmente una cuestión humana antes que política. La inmensa mayoría de ellos tiene un espíritu contemplativo, de paz. Sin duda alguna la dimensión histórica pesa y hay que enfrentarla. He visto el trabajo admirable de monseñor Héctor Vargas en este tiempo, y es de esperar que todo ese esfuerzo

que se hizo, no se abandone. Mi experiencia es que la presencia policial engendra miedo, sobre todo en la parte más frágil de la población. No quiero decir con esto que haya que tolerar lo que es injusto o lo que es contrario a la ley. Yo creo que de todas partes hay que hacer un esfuerzo e implementar caminos, ojalá muy consensuados, para que de verdad se vayan produciendo frutos.

 

El caso de la pequeña Sophia reabrió el debate sobre la situación de niños vulnerables. ¿Cuál es su visión del problema?

-Es un tema país. En estos últimos años hemos visto lo que ha sido una política errática y equivocada en este campo, y esto supone también decisiones muy concretas, es decir, poner los medios para que la sociedad, en primer lugar, pueda crecer en los grandes valores, constituir familia, tener hijos, donde las condiciones humanas, económicas, sociales, de educación, ayuden a superar preventivamente este mal. Que sea al alcance de todos, porque claro, se dice que hay cobertura para la educación, pero, ¿por qué se producen estas situaciones, finalmente? Por la falta de oportunidad, de oportunidad educativa principalmente. Espero que la reforma del Sename realmente tenga en cuenta la prevención y también el cómo se puede operar proyectos de recuperación, de reinserción, de dignificación de los niños y niñas con los medios que sean necesarios.

 

Por este caso, hay voces que incluso piden el retorno de la pena de muerte

-La sociedad y la Iglesia dentro de ella ha tenido una evolución favorable en relación a lo que significa la intangibilidad de la vida humana desde su nacimiento hasta la muerte natural, y eso a nivel de derechos humanos está reconocido prácticamente en todas partes, y en todas partes se considera una barbarie la pena de muerte. Creo que ese valor que Chile ha conquistado no lo podemos perder, porque refleja la madurez cívica del país. Hay que corregir y castigar los delitos, pero la pena de muerte no va a resolver absolutamente nada.

 

La UC ha manifestado su rechazo al protocolo de ley de aborto del Minsal por una norma que impide ejercer objeción de conciencia. ¿Qué opina?

-Es una injusticia social y una presión indebida hacia la objeción de conciencia proclamada por la ley. Lamento que una normativa -que es inferior a la ley- imponga situaciones de esta manera. He podido conversar con el rector de la universidad sobre este tema, y personalmente le he dado todo mi apoyo. Yo defiendo la objeción de conciencia frente a cosas tan serias como es el tema de la vida.

 

El proyecto de Identidad de Género fue aprobado por la Cámara y ahora pasa al Senado

-Sin duda alguna hay luces en el ámbito de lo que significa la dignidad de cada persona más allá de su sexo. Hay aportes que han madurado enormemente en la vida social de los países y de Chile, que tienen que ver con un reconocimiento de la igual dignidad de las personas. Pero también hay sombras, como por ejemplo, lo que se refiere

a la inestabilidad de la propia identidad, porque el cambio de sexo supone la posibilidad de seguir cambiándolo sucesivamente. Entonces podría convertirse más bien en una ley de la no definición de lo que es la esencia misma de la persona, de no madurar en la propia identidad.

 

Miles de personas han muerto esperando atención médica en listas de espera del Auge ¿Qué opina?

-Visitando por años a personas enfermas lo que he podido ver es que la salud en Chile tiene diversos niveles. Uno compara clínicas y hospitales y descubre la gran diferencia que existe. La desigualdad es grandísima. Yo no digo que esté mal que algunos estén bien, pero ojalá todos estuvieran en un buen nivel o nos acerquemos a eso. La globalización del dinero ha significado también la globalización de la miseria. La vida tiene que ser digna y el acceso a la salud tiene que ser digno.

 

¿Cómo percibe el tema de la eutanasia frente a la dignidad de la muerte?

-He leído una carta de una niña de 19 años que  pidió a la Presidenta la eutanasia para morir con dignidad. Me ha producido mucha pena. Yo entiendo sus sentimientos, pero también quisiera invitar a reflexionar que la vida es un don sagrado que hemos recibido, y que no depende del libre albedrío de nosotros terminarla. Hay un quinto mandamiento que nos pide respetar la vida propia y la ajena.

 

Otro problema lo sufren muchos adultos mayores con pensiones que usted ha llamado “de hambre”

-Sobre este tema hay que combinar muy bien lo que es el crecimiento y el desarrollo del país que debiera estar siempre al servicio de las personas, y solidariamente, sobre todo al servicio de las personas más débiles. Yo invito a los técnicos cristianos a que pongan al servicio de este proyecto, con su inteligencia, su capacidad de escudriñar las posibilidades de un desarrollo que sea más equitativo y que llegue a las personas que más lo necesitan.

 

¿Cómo ve el tema de la corrupción en general en Chile?

-Es una lástima. Los hechos que hemos constatado, de los que hemos sido testigos en este último tiempo, tienen que remover profundamente nuestra conciencia, la conciencia nacional, y ponernos a todos en una actitud de ética justa, que sea respetuosa de la justicia, del bien, del bien común, que ponga la honestidad de la vida nuevamente como uno de los grandes valores.

 

El año pasado apoyó a la comunidad de Til Til en medio del conflicto por la instalación de un nuevo basural. ¿Cómo compatibilizar el desarrollo con el cuidado medioambiental?

 

-He estado cerca de la población, he podido visitar en sus casas a jóvenes que estaban con detención domiciliaria por haberse involucrado en protestas, he podido escuchar a las familias y creo que el tema de los residuos, como señala el Papa en su encíclica “Laudato Si”, amenaza con convertir nuestra Casa Común en un basural, y eso no es sólo un daño ecológico, sino también un daño moral. Creo que la ciencia es capaz de llegar a implementar medidas

que al mismo tiempo favorezcan el desarrollo pero que también impidan la contaminación, para lograr así un desarrollo sostenible al servicio de la persona humana.

 

¿Cómo percibe el desarrollo de la cultura en torno a la donación de órganos?

-Tengo la experiencia cercana de un sobrino que falleció debido a un accidente vascular y mi hermana donó sus órganos. Le entregaron un certificado que dice que la vida de este joven, que tenía 34 años, permitió que otra persona pudiera vivir con su hígado, con su corazón y sus pulmones. Mi hermana lo tiene ahí como un signo de la presencia de su hijo.

Por supuesto que el dolor de la separación de un hijo no se borra con esto, pero le da un significado. Es muy humano y muy humanitario que vayamos creciendo en esa conciencia y creo -por los datos que he podido leer- que esta conciencia, lentamente, en Chile está creciendo. He visto en los diarios que en Canadá, por ley, todas las personas son donantes de órganos.

El caso del secuestro de la niña Emmelyn, también abrió un debate sobre la soledad en que viven muchos niños

-Hoy eso se ha vuelto algo común. Los padres no tienen tiempo para los hijos, para jugar, acompañarlos en sus tareas, escucharlos, para compartir dificultades. Una de las cosas que ha influido en esto es el ritmo de nuestra sociedad, que se ha vuelto cada vez más individualista y consumista, donde nunca alcanza la plata para vivir o para ofrecer a la propia familia un cierto estilo de vida. Por lo tanto, mucho tiempo está dedicado al trabajo y a la búsqueda de medios económicos. Sin duda el colegio cumple un rol, pero el rol de los papás, hermanos y abuelos

es indispensable para el crecimiento armónico de cualquier persona.

 

¿Algún comentario sobre el inicio del nuevo gobierno del Presidente Piñera?

-El día 12 de marzo, al mediodía, en la catedral, voy a presidir la oración por el nuevo gobierno y quisiera enfatizar, de acuerdo con luces que nos vienen de la Sagrada Escritura, que un buen gobierno nace de la sabiduría. Y la sabiduría es algo más que la ciencia política, económica y social; se centra en la densidad de la vida humana, de la concepción de la vida propia y en comunidad. Es de esperar también que haya una preocupación prioritaria del gobierno a aquéllos que más necesitan y que se ponga énfasis en los valores espirituales de la vida del país.

 

¿Cómo ve el futuro de la diócesis, y cuáles son los temas a priorizar?

-En primer lugar, el Sínodo que se refiere a los Jóvenes, la Fe, y el Discernimiento Vocacional. Ésa es la gran tarea que nos hemos propuesto para la arquidiócesis y que está en comunión con la Iglesia universal. Estoy convencido que uno de los grandes desafíos de la Iglesia es atender el camino espiritual de los jóvenes. Y después, continuaremos con los trabajos propios de la Iglesia, de evangelizar, de ser misioneros, de entrar en una comunión sinodal y, finalmente, ser una Iglesia que viva el don de ser comunión en la solidaridad con los que más necesitan.

Seguiremos trabajando esos aspectos.

 

¿Cuál es su mensaje para los fieles de la Iglesia de Santiago?

-San Pablo nos indica el camino: Hay que vencer al mal haciendo el bien. Tenemos que vencer la extrema pobreza haciendo el bien de la solidaridad. Tenemos que derrotar la mentira trabajando la verdad. Tenemos que crear una

sociedad donde nos miremos en los ojos. Haciendo el bien se destruye el mal.