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Artículo

Martes 6 de marzo de 2018

La Paradoja de un misionero en Irak

¿Por qué alguien que busca la felicidad podría creer encontrarla donde más se sufre? La paradoja no es gratuita. Implica un discernimiento que aparenta locura pero destella verdad. Luis Montes, misionero en Irak, lo sabe, o al menos lo intuye. Trata de explicarlo, de hacer visible algo a veces inefable. Y es que el "tesoro escondido" suele brillar más en lugares oscuros.

Fotos: Jorge Salomón - Agencias

Periodista: Cristian Amaya Aninat

Fuente: Periódico Encuentro

Link fuente: http://www.periodicoencuentro.cl/marzo2018

Hoy, el gobierno de Irak es musulmán chiita, pero los sunitas -que se vieron desplazados- responden con atentados.

Entre los grupos terroristas, el más conocido es Isis. Los cristianos se fueron masivamente, muchas veces traicionados por sus propios vecinos. Los que se quedaron, están en condiciones difíciles. Muy difíciles. Son una minoría y no tienen protección, aunque “nos sentimos sostenidos por las oraciones de miles de cristianos fuera de Irak y por la de Dios” dice el padre Montes.

Cuando llegó a Irak por primera vez, tenía que visitar a su comunidad de cristianos, a los fieles, y caminando por la calle, viendo un auto estacionado, pensaba con cierta frecuencia que ahí podía haber una bomba. Ya son casi 15 años con un promedio de 20 atentados por día.

 “Los terroristas nos odian, y como somos muy pocos, cada vez que muere un cristiano se daña mucho a nuestra  iglesia. Todo Irak está en situación de guerra. Después de la intervención del 2003, el país cayó en una violencia que no ha terminado. Los terroristas son un porcentaje pequeño, pero poderosos y meten miedo. Otro gran problema es que los líderes musulmanes moderados no condenan unánimemente la violencia. Irak tenía 1,5 millones de habitantes en el 2013 y ahora sólo quedan 300 mil, y se van a terminar yendo todos”.

Argentino de nacimiento, el padre Montes es prácticamente un iraquí más. Son 20 años con ellos. Hace poco creó una página de Facebook “Amigos de Irak”, y anotó en su descripción: “Queremos dar a conocer lo que hacemos en la misión del Instituto del Verbo Encarnado (IVE) en Bagdad, Irak. Los sufrimientos y alegrías de los cristianos en estas tierras milenarias”.

Lo de Facebook es una reacción a la perplejidad. Y es que no termina de entender que a nadie, o casi a nadie, le interese el drama que hoy se vive en Irak. “Es como si acá en Chile se tomaran Viña del Mar y empezaran a matar gente y usted lee los diarios y no sale nada”.

Abandonar su tierra, su idioma, sus amigos, la posibilidad de tener una familia; una esposa e hijos, y cambiarlo todo por… misionar en un país en guerra. ¿Por que? Aclara que no está buscando el martirio: “Yo no voy a cometer imprudencias e ir a lugares donde sé que me van a matar. No tiene sentido. Más bien busco la felicidad. Más precisamente, hacer feliz a todo el mundo predicando el Evangelio. Busco ser fiel a la misión a la que Dios me llama”. Dice que no siente miedo: “Al principio me cuidaba más, pero no podemos dejar a nuestros fieles sin sacerdotes, somos sólo tres en todo el país”.

 En su relato también explica que ha salido ganando, que Cristo se quedó corto con la promesa del cien por uno. Jesús dijo: “Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o campos por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna” (Mt. 19, 29). Mi renuncia no me ha dado cien por uno, sino que mil veces más. Vivo sostenido por una esperanza.

 

¿Cómo se vive la esperanza en condiciones de violencia en Irak?

Se vive como una paradoja. Como la paradoja del cristianismo. Es lo que Cristo dice a los consagrados, que el que deja padre, madre y casa recibirá ciento por uno, aún en medio de persecuciones. Y en medio de persecuciones, Dios nos llena de consuelo. Más aún, Dios ve a los cristianos perseguidos con una sonrisa.

 El centro de la prédica del padre Luis es el amor, y le pide a los cristianos de su comunidad que vivan mejor la caridad, no con palabras, sino que con obras y con los hermanos, con los que tienen al lado. Pero muchos de los pocos cristianos que han estado “al lado”, por más de 15 años, han ido desapareciendo. Escapan o son secuestrados, torturados y asesinados. Son miles de personas, incluyendo no sólo a laicos, también a sacerdotes, religiosas y obispos.

 

¿Se siente solo?

No me siento solo en lo absoluto. Cuando me preguntan si vivo solo digo que no, porque tengo el Santísimo Sacramento en mi casa y además, tengo a mis fieles, toda la gente que reza por mí. Montes también sabe que no todo es cizaña. Recuerda que “visitaba todos los días a un grupo de 70 familias refugiadas en Bagdad. Una niña de unos diez años me dijo un día, con una alegría difícil de describir: “Padre, mire, éste es mi pantalón nuevo”.

Ella tenía solo uno, y la mamá se lo lavaba de noche para que al día siguiente lo tuviera limpio. Ustedes no saben con la alegría que esa niña me mostró su pantalón. Era una alegría pura. Y hay jóvenes que tienen muchísimos pantalones y celulares, pero que no tienen ese gozo”.

 Pareciera haber desproporción entre miles de muertos y una niña que sonríe por un pantalón nuevo, o lo que se vive en Irak y lo que hoy se vive en Chile. Parece algo irreal. Pero para el padre es tangible y tan real, como, por ejemplo, entrar en una iglesia quemada por terroristas y sentir allí la mano del diablo. Pero sentir también, por sobre todo, el amor de Cristo “que murió por todos los que hicieron esas barbaridades”. Para él está muy claro: “Cuando hay más persecuciones, Dios, nos da más consuelo. Muchos niños me cuentan dramas, que tuvieron que dejar su escuela, pero cuando terminan sus relatos invariablemente me dicen “Dios es generoso”.

 

Conflicto y diálogo

El conflicto en Irak tiene raíces profundas -explica- como la negación de la Trinidad, la encarnación del Hijo de Dios y la crucifixión de Cristo. “Los principales dogmas cristianos están expresamente rechazados en el Corán. Expresamente se rechaza que Cristo murió en cruz. Dicen que no murió. Por eso, los sunitas son totalmente iconoclastas. Rompen todas las imágenes. Lo primero que hacen cuando entran en una iglesia es tirar abajo las cruces. No pueden soportar verlas”.

 

¿No hay diálogo posible?

Nosotros estamos a favor del diálogo interreligioso, pero tampoco hay que ceder ante exigencias absolutamente indebidas, o sea, si se convierte un cristiano al Islam está bien, pero si un musulmán lo hace al cristianismo,

lo matan. Eso no es diálogo desde ningún punto de vista. Pero cuando Dios transforma a uno de esos violentos, uno se enamora más de Dios, de un modo que no se puede creer.

 

¿Qué lo hace seguir?

Te lo explico con un ejemplo cercano a ustedes. El padre Hurtado sufría por no poder ayudar más a los pobres, pero era más feliz que nosotros. Para mí el signo de esperanza es ver la actuación de Dios en los corazones de sus fieles. Son fieles como usted y como yo; no son las mejores personas, pero pueden llevar a cabo los actos más heróicos y seguir sonriendo. En general los cristianos somos tibios, no somos fieles al evangelio, y aun así –en lugares como estos– hay santos. El odio se combate con caridad, donde no hay amor siembra amor y habrá amor.

Yo siento la mano de Dios cuando escucho un testimonio de un cristiano por el que Dios hizo un milagro para salvarlo, explica. A mí me preguntan si los cristianos en Irak no se quejan de Dios por lo que les toca vivir, pero si yo hiciera esa pregunta allá, me dirían que estoy loco. San Pablo nos dice: “Estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros”. El padre Luis persevera, con plena conciencia de que algunos grupos terroristas fanáticos se sienten llamados a convertir a todo el mundo al Islam por medios violentos.

Una situación realmente caótica. “Hay que trabajar por la justicia en esta tierra –dice, convencido– porque Jesús dio su sangre para salvarnos del pecado, aunque el hombre sigue y sigue cometiendo pecado. Pero también se ve la sonrisa de ellos, y aunque lloran muchísimo, y sé que están sufriendo, ríen”.

 

Murió un león

Murió un león en África. Durante una semana la noticia se tomó la pauta de canales de televisión y en los diarios de Irak. La misma semana murieron decenas de personas, pero no apareció nada. ¿En qué mundo estamos? se pregunta el padre Luis. ¿Un animal importa más que miles de personas?

Para el padre tampoco tiene sentido que en el pleno auge de las comunicaciones, esto no se sepa. “Como misionero, mi única esperanza es el cielo, porque la justicia en esta tierra falla siempre. Pero no puedo dejar de sentir que el mundo se ha vuelto loco, que las cosas importantes no importan. En Europa los medios hablan de Messi y cómo se viste una actriz. Imagínese, si matan a su abuela pero en el diario aparecen artículos de cómo pintarse las uñas en verano y en invierno. Atentados, todos los días. Muertos, todos los días. Me duele que muera gente que yo quiero, y que no le interese a nadie.

Les pido difusión. Ahora conectados a internet, gracias al Facebook “Amigos de Irak”, tengo amigos en países que jamás pensé que tendría. Tengo amigos en Chile. Mi única esperanza es Dios nuestro Señor, y la promesa es el premio que nos tiene prometido. Como dice san Pablo: Si nuestra esperanza estuviera en esta tierra, seríamos

los más infelices de todos los hombres. Pero al mismo tiempo, les pido oración. Nosotros creemos en el poder de la oración, san Agustín dice que la oración es la fuerza del hombre y la debilidad de Dios.

Nuestra esperanza es Dios nuestro Señor y Él no nos defrauda. Pero, junto con ello, hay que dar a conocer esta situación, reconstruir las ciudades destruidas, se necesita mucha ayuda y los cristianos debemos ayudar a reconstruir donde nació nuestra fe. Las imágenes de Jesús, la Virgen y los santos están todas descabezadas, aplastadas y partidas en todas las Iglesias del norte de Irak. “Todas”, recalca.

 “En Islam no existe el perdón y la ley es ojo por ojo, diente por diente, o traducido, bomba por bomba, atentado por atentado. ¿Le echaremos la culpa a Dios de lo que pasa en Irak? Muchos me cuentan sus penas llorando, cómo tuvieron que huir, que lo perdieron todo. Que tienen miedo. Mi oración ha ido evolucionando, haciéndose más simple. Es Dios quien llena el alma y me hace pensar que por qué la gente tiene que sufrir así, pero también sé que Dios les va a dar un premio por su sufrimiento para toda la eternidad. Dios lo único que ha hecho es darnos bienes, pero somos los hombres los que nos matamos”.

 

Campaña Reconstrucción de Irak

El padre Montes estuvo en septiembre pasado en Chile invitado por Ayuda a la Iglesia que Sufre, para dar su testimonio y pedir ayuda económica a los cristianos de buena voluntad para reconstruir ciudades y templos cristianos que rodean a Mossul, que fueron tomados por el estado islámico en el 2014 y están destruidas en más de un 70%.

www.acn-chile.org

www.facebook.com/amigosdeIrak

 

 

Misionero del Verbo Encarnado

El padre Luis Montes, argentino, lleva más de 20 años como sacerdote misionero en Medio Oriente y siete en Irak. Actualmente es vicario del obispo de rito latino para todo el norte de Irak,en Erbil. Allí tiene la misión de acompañar espiritual y materialmente a la comunidad, entre ella, 120 mil refugiados, y de construir tres iglesias, tres parroquias en tres ciudades distintas, Erbil, Dujob y Subermania.

Es misionero del Instituto del Verbo Encarnado (IVE). “Los cristianos perseguidos son nuestra pasión y vamos a lugares donde nadie quiere ir”, explica. IVE comenzó su misión en 1993 en Tierra Santa y hoy tiene presencia en Siria, Irak, Palestina, Israel, Chipre, Jordania, Egipto, Túnez y Tanzania.