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Artículo

Jueves 5 de julio de 2018

El pueblo de Dios opina sobre la carta del Papa

Laicos, superiores de congregaciones religiosas, sacerdotes, mujeres y hombres de academia y de las poblaciones -desde la gran diversidad de carismas que conforman la Iglesia- comentan la “Carta del Papa al Pueblo de Dios que peregrina en Chile”; la que califican como una línea de ruta desafiante y esperanzadora centrada en Jesús.

Ariel Rojas, Joven representante del X Sínodo de Santiago: “Significa que le importa nuestro dolor. Es un signo de comunión y de profundo compromiso con la sociedad, en que siendo parte de ella, nos ponemos al servicio de nuestros hermanos. A pesar de que somos cuestionados, que somos tildados de encubridores o de no ser capaces de generar ambientes sanos, la carta nos invita a reconocer nuestra debilidad, y sobre ella mejorar y construir un chile mejor. Tengo la esperanza que lo que está ocurriendo en la Iglesia hoy, nos ayude a enfrentar el mañana, a abrir los ojos y erradicar todas las malas prácticas. Confío en que el Espíritu Santo nos guiará y nos dará la fuerza para seguir adelante con la misión evangelizadora. Sueño con una Iglesia renovada, que opte por los jóvenes y los niños, que se preocupe más del pobre y el desvalido, que sea más santa en la vida cotidiana, pero, sobre todo, que seamos más familia”.

Sandra Arenas, teóloga. Académica UC: “Desde la unción bautismal recibida y mi vocación teológica, me impele colaborar – sin titubeos - en el cierre de todas las puertas a los abusos en la Iglesia… Con la generación de una cultura eclesial de cuidado mutuo, que garantice ambientes seguros y relaciones sanas, sin asimetrías de poder, cae una puerta. Cae otra, responsabilizándonos de una formación teológico-espiritual que no normalice los grados de cristianos, que aún conciben estados de vida ligeramente más perfectos por una particular manera de vivir la sexualidad. Una relación fecunda entre magisterio, teología y sentir del pueblo fiel, gestará auténticas estructuras sinodales, participación inclusiva y transversal. Este modelo comunitario repele los abusos y los guettos eclesiales. A la vez, sueño con comunidades maduras en su fe, donde su membresía pueda desplegar su particular vocación y en conciencia y sin coacciones, realizar la misión común. Sueño con una iglesia que retome el centro desde la atención a las periferias sociales y eclesiales.

Miguel Valdivia, Fundador Cristo de la Noche: “Es un fuerte llamado al compromiso social y al compromiso de la Iglesia. Nos hace un llamado a no balconear, sino que a participar. Nos impulsa al trabajo comunitario, a apoyar a los migrantes, a los presos y al hambriento. ¡Cómo no darle gracias a Dios por este pastor que viene a mediar ante el pueblo de Chile! Es un llamado a enderezar el camino como cristianos y entregar todo lo nuestro, a ser honestos, a no mentir, a hacer el bien y a luchar por la Iglesia, ya que estamos de capa caída. Es una carta que invita a poner todas nuestras virtudes y carismas al servicio del Señor y de los que más sufren. Pero debemos hacer la voluntad de Dios”.

P. Pablo Palma, párroco de Jesús Servidor, Lo Hermida: “Creo que el Papa cuando se refiere a que la Iglesia ha perdido su centro y ha dejado de ser una Iglesia profética, nos invita a remecernos y volcar profundamente nuestra mirada, nuestros gestos y estilo de vida como sacerdotes y como Iglesia, en redescubrir la esperanza que brota estando con los más pobres, creo que tenemos que volver a una Iglesia que viva con un estilo de más sobriedad, de más austeridad, pero también una Iglesia más de la calle, en el fondo, volver al Evangelio de Jesucristo. Esta crisis que estamos viviendo la tenemos que reconocer pero también entender que esto no nos vaya a distraer en dejar de atender a las comunidades más pobres. Yo esto lo veo con mucha esperanza, hoy más que nunca tenemos que rezar unos por otros, cuidar al Pueblo de Dios.

Alejandro Álvarez,  abogado canonista, vocero de Voces Católicas: “Es una carta dura, ya que habla derechamente de una cultura de abuso y encubrimiento en la Iglesia, además de dejar en claro que no sabemos escuchar. No escuchamos a las víctimas ni a nosotros mismos. Por otro lado, hace un fuerte llamado a los laicos a involucrarse y ser solución en esta crisis, eso es de suma importancia, ya que para superar la crisis se necesita de toda la Iglesia. Se debe coconstruir la Iglesia de estos tiempos. La conversión pastoral de la Iglesia no depende de la jerarquía, tampoco se puede realizar sin ella, es decir, incumbe a todos los bautizados, fieles y jerarquía”.

Fray Ricardo Morales Galindo, Administrador Apostólico de Puerto Montt, Superior Provincial Mercedario: “Es una carta preciosa, nos ayuda a entender en perspectiva lo que estamos llamados a hacer. La invitación es a ser una Iglesia que escucha, que se pone al servicio de la gente; una Iglesia que en la humildad y en su pobreza es capaz de descubrir cómo el Señor nos invita a una mayor radicalidad y a un mayor compromiso evangélico. Sueño a la Iglesia como la sueña Jesucristo: cercana, pura, que vive la verdad, la justicia y la caridad”.

P. René Cabezón, Superior Provincial SSCC: “Es una carta que tiene el espíritu de Dios sin duda. Es pneumática y es pascual, pasa por el tema de las llagas, el sufrimiento, el abuso, ¿la vergüenza, pero con la esperanza de la resurrección. Es un signo de los tiempos que esta Iglesia que viene por razones obvias vocacionales, por números y por el mismo protagonismo que tiene el pueblo de Dios, entre ellas las mujeres, es una Iglesia que será mucho más laical y que los sacerdotes y los pastores, como dice el Papa, muchas veces tienen que ir delante del pueblo, otras al medio y también al final. Está llegando el momento de que los laicos sean los protagonistas”

P. Gabriel Bárcena LC, Director Territorial del Regnum Christi Chile Argentina: “Es una hermosa y desafiante invitación a toda la Iglesia chilena, particularmente a los seglares, de hacerse parte de la solución del difícil momento que estamos viviendo. Un llamado a todos los fieles a vivir el verdadero espíritu cristiano que se manifiesta en la comunidad reunida en torno al Maestro, a la escucha del Espíritu Santo, confiados en la providente acción del Padre. Nos hemos sentido interpelados, ya que en los años dolorosos que nos ha tocado pasar como movimiento, hemos profundizado precisamente en ese sabernos Iglesia llagada, que no esconde sus heridas, sino que las enfrenta con confianza en Dios y caridad entre los hermanos”.

Juan Medina, voluntario proyecto Almacén Solidario 12 Canastas, en Lo Hermida: “Lo que está viviendo la Iglesia es muy doloroso para nosotros, hay una mirada crítica al respecto, pero duele que estemos en esta situación. Lo segundo que también es muy doloroso es toda la gente que se desentiende del problema, los sacerdotes tienen la culpa, pero nosotros tenemos la responsabilidad de sacar adelante la Iglesia de Santiago, y de todo el mundo. Yo creo humildemente que el trabajo del almacén “12 Canastas” es uno de los caminos, salir al encuentro de los que necesitan, insertarse en el entorno, y no estar como una isla.

Fran Rosales, laica Movimiento Juvenil Salesianos: “Hace muy bien que el Papa se dirija al pueblo de Chile desde su posición, con total humildad y arrepentimiento, cosa que no fuimos capaces de hacer nosotros mismos. En esta carta encuentro un refugio para llegar hasta Cristo, a ese verdadero Cristo que como Iglesia debemos profetizar. Es un llamado urgente a lo esencial y no a lo protocolar de la Iglesia, sino que al escuchar de verdad a nuestros hermanos y hacernos parte de esta Iglesia que se construye día a día con nuestras acciones. Es necesario tener una mente abierta y un corazón dispuesto para mostrar a un Cristo que es un modelo perfecto de hombre y así, poder amar con Él amó y reencontrarnos con nuestro hermanos en un amor fraterno”.

P. Carlos Lira, Provincial de los Salesianos en Chile: “Es un llamado a toda la Iglesia ponerse en estado de oración. Es muy honesta, donde el Papa nos habla de una herida abierta, dolorosa, compleja, que cada vez parece más difícil de cicatrizar. Estamos seguros que con la gracia de Dios y con la humildad que requiere, cada uno de nosotros nos pondremos a sanar. La Iglesia hoy necesita de todos sus miembros. El pueblo de Dios no son sólo los obispos y los sacerdotes, son todos los cristianos, todos los que tenemos fe en Jesucristo. La Iglesia tiene que ser muy solidaria, muy honesta, más unida siempre a Cristo y a los pobres, la defensora de todos los derechos humanos”.