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Jueves 26 de julio de 2018

Me recogió de la calle, gracias a él pude desarrollar mi vida

José Palma vivía en Temuco y quedó huérfano a los cinco años. decidió viajar a Santiago dónde por mucho tiempo vivió bajo los puentes del Río Mapocho.

Fotos: Nibaldo Pérez

Periodista: Francisco Morón

Fuente: Periódico Encuentro

"Qúe haría Cristo en mi lugar", la más reconocida frase de San Alberto Hurtado, será relevada durante agosto en el que conmemoramos un nuevo Mes de la Solidaridad. A pocos días de iniciar este tiempo en que la Iglesia y Chile quiere volver a su raíz solidaria, recordamos la historia de Don José Palma –que hoy tiene 79 años- quien vio transformada su triste infancia, gracias al amor recibido por el Padre Hurtado y quienes iniciaron la obra del Hogar de Cristo.

"Tenía 6 años cuando me recogió de la calle, quedé huérfano chiquitito y me vine de Temuco solo a Santiago. Como no tenía dónde vivir estaba tirado en la calle. Una noche el padre Hurtado pasó y nos dijo que tenía una casa grande para nosotros, para todos los que estábamos en la calle tirados, y que si queríamos nos fuéramos con él. Todas las personas, en su mayoría niños, lo seguimos y llegamos al Hogar de Cristo. En ese lugar no solamente pude comer y encontrar un techo, además estudié, compartí con la gente y me desarrollé como persona. Gran parte de mi infancia la pasé ahí, por eso estoy tan agradecido de ese lugar. Después, cuando crecí, encontré trabajo fuera, conocí a mi esposa y me casé. Gracias a Dios me tocó una hermosa mujer que me dio tres hijos", cuenta José, con la voz entrecortada por la emoción.

Fueron muchos los niños y jóvenes beneficiados con la gran obra del Padre Hurtado. Es por esta razón que, en el contexto del Mes de la Solidaridad, el llamado que se hace durante estas semanas será el experimentar el voluntariado como una forma en que la juventud se expresa desinteresadamente y se vincula con otros.

Eso es lo que hizo el padre Hurtado y que también han hecho tantos y tantas, no solamente santos, sino que también muchos cristianos anónimos que practican la misericordia y la caridad. Esto es un llamado para todas las personas, para todos los católicos y para todas las comunidades", dijo el vicario.

Es así como la caridad que tuvo el padre Hurtado con "El Palmita", como le dicen de cariño a José Palma, tocó su corazón. Él después de salir del Hogar de Cristo quiso devolver una mano. "Un día pasé caminando por fuera del Hogar de Cristo y una persona que conocía me invitó a trabajar. Al principió pasé por todas las área, trabajé en vivienda, en lavandería y en la hospedería. Esta última era la pega que más me gustaba, porque ahí llegué yo, o sea, ayudaba a personas que estaban pasando lo que me tocó a mí hace años atrás, cuando era un niño".
Al recordar su pasado, y más aún, al hablar del padre Hurtado "El Palmita" pide que en este mundo haya más Alberto Hurtado. "Lo recuerdo como una persona muy grande, nosotros le decíamos El Vampiro cuando chicos, porque tenía unos tremendos dientes. Era una persona muy buena. Yo creo que él fue santo antes de que lo canonizaran. Tenía un tremendo corazón, su caridad no se puede describir, muchas veces él lloraba delante de nosotros cuando no nos podía dar más".