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Lunes 8 de octubre de 2018

Catequistas llamados a ser servidores y testigos

Reunidos en Espacio Riesco, cientos de catequistas de Santiago compartieron y reflexionaros en torno a la vocación del catequista, llamado a ser servidor para sus hermanos.

Fotos: Jorge Salomón

Periodista: Marcela Maldonado

La mañana del sábado 6 de octubre se llevó a cabo el VI Encuentro de Catequistas, una instancia de reconocimiento a la labor que realizan y “de agradecimiento por todo el servicio invaluable a la Iglesia. Este encuentro busca animarlos y fortalecerlos en su vocación que es un don de Dios”, señaló el Padre Jorge Barros, Director del Departamento de Catequesis del Arzobispado de Santiago.

“En Santiago hay 7 mil catequistas, y en Chile 60 mil, estamos hablando de la primera fuerza evangelizadora, por lo tanto tenemos que cuidar mucho este tesoro, sobre todo en épocas difíciles como las que vivimos, porque les toca dar la cara y poder anunciar el Evangelio en medio de situaciones que son complejas”, indicó el Padre Jorge.

La jornada, titulada “Sirviendo al estilo de Jesús”, comenzó con la eucaristía, presidida por el Padre Héctor Gallardo, Vicario Pastoral, en la que los participantes renovaron su promesa de servicio a la Iglesia.  Luego, hubo un espacio de encuentro fraterno entre todos los catequistas y un reconocimiento a dos catequistas; el Padre Hugo Otaíza, que abrió las puertas a la catequesis especial y el Padre Mario Borello, por su  gran contribución en la catequesis a nivel de la Iglesia continental y  nacional.

El momento reflexivo estuvo a cargo de la hermana Cecilia Oses, Misionera Catequista de boroa quien, a la luz de la enseñanza del Papa Francisco, delineó los rasgos que forman parte de la identidad del catequista.

“Hoy necesitamos buenos catequistas, hoy más que nunca somos los primeros agentes pastorales que debemos dar un buen testimonio cristiano”, dijo la religiosa en su exposición donde además destacó  el servicio como rasgo preponderante de la vocación del catequista, “estoy para servir a los demás no para colocarme sobre los demás. Hemos mal entendido esto, no hemos descubierto que estamos al servicio para que el catequizando siga al Señor”

Ir a la periferia, ser testigos que den testimonio de Jesús, ser camino, creativos,  escuchar al maestro, son elementos que configuran esa identidad del catequista que también exige coherencia de vida. “En las comunidades más pequeñas y en los grandes templos el Papa nos pide testigos, ser coherentes con lo que estamos diciendo y viviendo, ahí es donde hemos fracasado”, puntualizó la hermana Cecilia.

Otro testimonio que ayudó a la reflexión fue el que entregaron Román de Chateauvieux y su esposa Reina, matrimonio misionero y fundadores del Centro Misericordia, enclavado en la Población La Pincoya. Este centro pone a disposición de los pobladores  un espacio educativo para acoger a niños del sector, también existe un trabajo de apoyo a madres embarazadas y una línea de evangelización. Román y Reina entregaron su vida a servir a Dios en las personas más necesitadas.

“Todo lo que he recibido, toda mi formación católica, de golpe pasó a mi corazón y todo cobró sentido, las palabras de mi catequista, de mis papás y fue tan fuerte que no hubo otro camino que decir al Señor, te doy mi vida. El catequista predica, enseña y refleja a Jesús no solo con palabras, también con su integridad y unidad de vida, creemos que tiene un llamado a la santidad”, reflexionó Román.

Angélica Faúndez es catequista desde hace 38 años, trabaja en la capilla del Hospital San Juan de Dios y asiste a los funcionarios y enfermos del hospital. Para ella el encuentro fue muy importante, “la ponencia fue muy atingente al mundo actual, donde las estructuras deben ir quedando a un lado, para que esta iglesia se replantee y los católicos seamos la mayoría y no la minoría”, expresó.

Ángel Muñoz es catequista de primera comunión de la parroquia San Columbano hace tres años. La experiencia de ser catequista ha sido muy significativa para él, “me motivaron mis sobrinos, uno de ellos iba a hacer la primera comunión y en mi capilla habían pocos catequistas entonces me sentí motivado. El encuentro fue muy bueno, especialmente el testimonio que nos dio el matrimonio de los misioneros”.

El encuentro de catequistas finalizó con la oración de acción de gracias por lo vivido y con el envío a servir en medio de las personas