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Jueves 31 de enero de 2019

Escuelas de verano convocaron a cuatro mil personas

Como ya es tradición en la Iglesia de Santiago, durante los primeros días de enero se llevaron a cabo las Escuelas de Verano en las distintas zonas de la arquidiócesis. Este año la convocatoria superó las expectativas y en 195 cursos participaron cerca de cuatro mil fieles.

Las Escuelas de Verano 2019 se inspiraron en el lema “Nacer de nuevo”, y se llevaron a cabo entre el 2 y el 12 de enero. En los diversos cursos se planteó una invitación a convertirnos desde el Espíritu, en sintonía con la invitación del Papa Francisco en la Carta al Pueblo de Dios que peregrina en Chile. Un total de 236 formadores realizaron las clases durante las primeras semanas de enero, en las cuales se abordaron temáticas como la prevención de abusos y la promoción del buen trato, los liderazgos pastorales en tiempos de crisis, la migración, el perdón, la dimensión social y comunitaria, el discernimiento cristiano y el acompañamiento en el dolor, entre otras. También hubo cursos nuevos que tuvieron una muy buena acogida, como el “Taller de salud para la tercera edad y gente postrada”, de la Zona Oeste, que fue dictado por profesionales de esa área. Otro curso nuevo destacado, en la Zona Norte, fue orientado exclusivamente para acompañar los primeros pasos en la fe.

“Estas escuelas son una herramienta para poder formarnos y luego poder compartir estos conocimientos con nuestras comunidades. Donde voy, en el trabajo, en la casa, con los amigos, en la calle, siempre estoy intentando compartir lo que recojo en estas escuelas de verano”, explica Luis Ramírez, agente pastoral y uno de los casi cuatro mil participantes de las escuelas en la Zona Sur.

El cardenal Ricardo Ezzati visitó las diversas zonas mientras se llevaban a cabo las escuelas y recordó que la tarea a la que nos invita el Papa Francisco en esta época de la Iglesia es la de salir “para anunciar la misericordia de Dios”, y que “solamente cuando nuestra vida y la vida de la sociedad le hace espacio a Jesús, podrá encontrar el sentido verdadero de la existencia”. El pastor de la Iglesia de Santiago deseó que estas Escuelas de Verano ayuden a todos “a encontrarse más profundamente con Jesús, para descubrir con gozo, con esperanza, que en él tenemos futuro y vida eterna. Que en medio de la oscuridad, de las dificultades, de las críticas, en medio también de la vergüenza por nuestras faltas, no nos falte la fe de los apóstoles». El arzobispo destacó también que las escuelas de este año acogieron a numerosos migrantes “para que se sientan parte de la única santa Iglesia de Dios”.

Graciela Mancilla es guía de infancia misionera de la parroquia María Misionera y tomó el curso de prevención de abusos en la vida parroquial. “Trabajo con niños, por eso me interesó este curso. Todos los años vengo a esta escuela porque uno nunca está preparada del todo, todos los cursos te dejan algo hermoso, hay que alimentarse para dar y en este curso me encanta, tiene profesores bien instruidos”, relató.

Andrés Rojas, que recientemente se graduó de cuarto medio y participó de las Escuelas de Verano de la Zona Oriente, valoró la iniciativa. “Estoy acá porque quiero aprender más para llamar a los jóvenes a recuperar lo que se ha perdido como pastoral juvenil y que los jóvenes seamos una potencia para mover al mundo a vivir el Evangelio. Este es mi segundo año”, dijo.

María Vivanco, de la basílica Corazón de María, comentó que “todo misionero se tiene que ir renovando, viendo diferentes vivencias y qué es lo que uno necesita para seguir creciendo en la fe, para llevar esa luz que Cristo quiere que llevemos a donde él todavía no ha llegado. Eso es lo que me motivó a participar de estas Escuelas de Verano 2019”.