Sábado 23 de febrero de 2019
Celebración penitencial: "Esto me da valor, debo seguir adelante"
La parábola del Padre misericordioso nos muestra que Dios ofrece el perdón y la esperanza. El hijo que abandonó al Padre, sin embargo, no puede permanecer alejado, sino que debe reconocer su culpa, arrepentirse y regresar al Padre, expresó el Papa Francisco en la celebración penitencial con los obispos que participan en el Encuentro por la protección de menores.
Periodista: www.vaticannews.va
Fuente: www.vaticannews.va
La Parábola del hijo pródigo (Lucas 15,1-3. 11-32) es el texto evangélico que junto con el salmo 129 han servido de marco bíblico para la celebración.
El otro elemento de este marco es el testimonio de una víctima, quien expresó a los presentes sus luchas y su determinación de enfrentarlas día a día: " Yo puedo. Debo estar aquí...si me rindiera ahora o me detuviese dejaría que esta injusticia interfiriera en mi vida".
La celebración es un momento en que la Iglesia, asume su responsabilidad personal e institucional de su propio pecado. Las peticiones de perdón, el arrepentimiento y la conversión son signo de humildad que puede producir mucha humanidad.
Las personas incapaces de disculparse se acaban distanciando de los demás, porque de alguna forma se endiosan sigilosamente. Estamos llamados a la perfección, pero no la del que no comete errores, sino la del que vive en clave de misericordia, y en este caso el pedir perdón es una parte de ella.
Francisco nos vuelve a dar una lección de vida: como Pedro, también se equivocó, pero supo descubrir a tiempo que el modo de Dios es el de la humildad que acepta y no el del orgullo que nunca se equivoca.