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Lunes 17 de junio de 2019

Seminaristas dan valiosos pasos hacia el sacerdocio

En el mismo día de la fiesta de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, estos seminaristas recibieron dos ministerios que los acercan a la meta final: ser sacerdotes de la Iglesia en Santiago.

Fotos: Omar González

Periodista: José Francisco Contreras

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

Como una "ansiada ordenación", calificó Raúl Gómez el pasó que dió al ser instituido acólito, ministerio a través del cual se hace servidor del altar y del Pueblo de Dios, preparando el advenimiento del diaconado. Los acólitos en tránsito al presbiterado pueden preparar el altar, dar la comunión, pero, lo más profundo es que "se van configurando con Jesucristo", dice Raúl. Después del acolitado, muy luego vienen el diaconado y el presbiterado, por lo cual, para él este paso recién dado "significa que ya estoy a un paso de esa ansiada ordenación, es algo que me alegra mucho el corazón. ¿Ordenación diaconal? Cuando don Celestino lo diga, posiblemente el segundo semestre de este año".

En la misa, que presidio el obispo Aós en el Seminario Pontificio Mayor, fueron instituidos ministros acólitos los seminaristas Juan Pablo Donoso, Omar Salvo y Raúl Gómez.

Por su parte, el seminarista Hernán Jiménez, que recibió el ministerio del lectorado, dijo que su servicio es ayudar a vivir arraigados en la Palabra de Dios, ser testigos vivos de ella, además de la proclamación de la palabra en la liturgia. Añadió que para su vida, recibir el ministerio del lectorado "es un don inmerecido, bellísimo, que en lo profundo significa que de ahora en adelante debo tomarme mucho más en serio el anclar mi vida en el Evangelio y hacer que este Jesucristo, que se nos revela en toda la Escritura, se haga accesible a las personas, ser capaz de dar testimonio de la Palabra, para que las personas puedan acceder a Jesús".

Los futuros sacerdotes que fueron instituidos como ministros lectores son Francisco Araya, Hernán Jiménez, Gerardo González y Martín Echeverría.

A ellos, a sus familiares presentes, los seminaristas y formadores, el Administrador Apostólico de Santiago entregó su exhortación señalando que "la verdadera liturgia es la del cielo. Esta liturgia que celebramos, estos misterios santos, son como una sombra, un entrenamiento para lo que será esa gran liturgia. Y ustedes hoy se acercan y dan un paso más en la celebración de esa liturgia. La iglesia espera de ustedes, lectores y acólitos al dar este paso que les avisa que se va acercando el presbiterado, que aprendan a rezar de una manera nueva, porque nuestra liturgia no es ni un teatro religioso ni una escenificación, nuestra liturgia es un acto de oración y de fe, donde nos encontramos con Dios en el misterio y con los hermanos. Porque cada una de las cosas que hagan debe ser oración".

Más adelante afirmó que la esencia del sacerdote es "orar e interceder por el pueblo. Que en el pueblo hay pecados, ¡claro! Y, como lo vemos, a veces gravísimos, escandalosos y nos asombran, nos dan vergüenza y tanta rabia, pero no estamos nosotros para ceder a estas dinámicas, estamos para orar, para interceder por los pecadores". También los invitó a "que la liturgia sea viva, que los ritos, los gestos que hagamos, las palabras que digamos, los cantos que entonemos, tengan un sentido y en verdad expresen nuestra fe y nuestro amor".

Terminada la homilía, monseñor Celestino Aós hizo oración por los nuevos ministros, les entregó el libro de la Sagrada Escritura a los lectores y los vasos sagrados de la Eucaristía a los acólitos y les impartió la bendición. Ritos que preparan al seminarista para recibir el diaconado y el presbiterado y son momentos en que la Iglesia reconoce signos en los que se están formando para el sacerdocio, a través de los cuales ve que hay una vocación.