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Miércoles 31 de julio de 2019

Dolor en la frontera: Campamento “Carpitas”

Estuvimos en la ciudad de Tacna y conocimos la realidad de más de 300 venezolanos que viven en las afueras del consulado chileno, con la esperanza de ingresar al país.

Periodista: Sebastían Fuenzalida A. y Francisco Morón M.

Estuvimos en la ciudad de Tacna y conocimos el campamento temporal que fue bautizado así por los más de 100 niños que deambulan todos los días por las afueras de la sede diplomática, intentando jugar con lo que encuentren, para olvidarse de la dramática situación que viven junto a sus familias.

"Chupetas, chupetas… por favor cómpreme”. Es lo primero que escuchamos cuando llegamos a la ciudad peruana de Tacna. Se trata de un joven venezolano que, bajo la lluvia y con su pequeño bebé de un año en brazos, vende estos dulces tan típicos del Perú. Al continuar nuestro camino por el centro de la ciudad, nos percatamos que esta situación se repite cada vez más. Algunos venden productos, otros simplemente piden una limosna. Muchos, llegaron con lo poco y nada que tenían a Tacna y, como no han podido entrar a nuestro país, han tenido que sobrevivir de esta forma.

UN CONSULADO EN CRISIS

Nuestro recorrido continúa por las afueras del consulado chileno en Tacna. El panorama es realmente desolador. A pesar del frío y la lluvia, más de 300 familias viven en precarias condiciones. Hasta seis personas duermen en una carpa que es recomendada para dos. Érica Valencia viaja junto a sus tres pequeños hijos y sueña con llegar a reencontrarse con su esposo, que ya está en Chile. Por más de diez días viajó por tierra hasta Perú y ya cumplió más de 20 días a la espera de una respuesta de las autoridades del consulado chileno. “No nos han dado respuesta de nada, yo no tengo dinero. La situación en Venezuela está muy frustrante. Por favor, pónganse la mano en el corazón, sé que muchos piensan que somos una carga para ustedes, nosotros no queremos ser carga, queremos ir a trabajar, a luchar por nuestras familias y tener una estabilidad, aunque sea momentánea mientras nuestro país se levanta”.

Según cifras extraoficiales, entregadas por las instituciones que prestan ayuda a los migrantes, son cerca de mil los ciudadanos venezolanos que están en la ciudad de Tacna a la espera de una hora en el consulado chileno para optar a una visa y poder ingresar a nuestro país. La frustración y la impotencia se apoderan de algunos, otros simplemente ya perdieron la esperanza y decidieron marcharse.

“Llevo dos años sin ver a mi papá, ayúdenme”. Los niños son los protagonistas de “Carpitas”, el nombre que le han puesto ellos mismos a este improvisado campamento. Mientras sus padres esperan su turno, ellos se divierten con lo que encuentran. El padre Lauro Bocchi, vicepresidente del Instituto Chileno Católico de Migración, INCAMI, y representante de la Iglesia de Santiago, viajó hasta Tacna para conocer la situación en terreno. Allí y de manera espontánea, surgió un momento de oración junto a los ciudadanos venezolanos, que los ayudó a mirar con esperanza la crisis humanitaria que están viviendo.

Los que no están durmiendo en las afueras del consulado han conseguido hospedaje gracias al trabajo coordinado de distintas instituciones de Iglesia que han puesto a disposición albergues y comedores solidarios. Incluso las parroquias Señor de los Milagros y San Martín de Porres, que dependen del Obispado de Tacna, han abierto sus puertas y cada noche acogen a más de 300 personas. “Lo único que pido es estar con mi hermana y con mi familia en paz, estoy cansada”. Camila, de ocho años, pasó su cumpleaños afuera del consulado, luego de esto llegaron hasta el albergue Santa Rosa de Lima, de la fundación Scalabrini, donde consiguieron alojamiento. Sus compañeros les tenían una hermosa sorpresa de cumpleaños.

Un viaje por tierra desde Venezuela hasta Tacna puede durar hasta diez días. A pesar de lo dramático que puede ser, a la familia Ortega Peña, Dios la bendijo con un gran regalo, Dylan se adelantó y decidió llegar a este mundo cuando pasaban por Ecuador. Esta familia hoy sueña con llegar a Chile. Hasta ahora no hay certeza de lo que ocurrirá con estas familias venezolanas.

Cuesta entender que para muchos se hayan convertido en un “estorbo”. La Iglesia, a través de distintas instituciones, está organizando diferentes campañas de ayuda que buscan dar una mayor dignidad a estas personas durante la situación de emergencia.

LA MIRADA DE LA IGLESIA

Esta realidad moralmente nos involucra a todos. Los que están aquí tienen la esperanza de poder pasar a Chile y especialmente llegar a la capital, por lo tanto, es fundamental que como Iglesia de Santiago los acompañemos y estemos atentos a esta nueva realidad que el país vive. Desde el 22 de junio cuando se implementó esta nueva visa, la emergencia fue creciendo y hoy tenemos aquí a más de mil personas que están buscando un sueño. No podemos dejar de ayudarlas, en este momento están necesitando de nuestra presencia y ayuda concreta”, dijo el padre Lauro.

Incertidumbre que viven los ciudadanos venezolanos debido a la poca información que se les da por parte de las autoridades chilenas. “Cada día parece que los criterios cambian, cada día hay una información distinta y eso causa un malestar, un problema.

Además de todo lo que están pasando, vivir en carpas, con el clima, no saben lo que va a pasar, no tienen información, no hay un criterio que realmente regularice y que oriente a estas personas. Queremos que tengan dignidad, que tengan la posibilidad de sobrevivir y de realizar a mediano y a largo Iglesia de Santiago.

Si deseas aportar lo puedes hacer a través de la cuenta:

Rut: 82067900-8

Nombre: Instituto Católico Chileno de

Migración

Cuenta Cte: 166-35764-02, Banco de Chile

Mail: contacto@incami.cl