Jóvenes: Con la fuerza del Espíritu Santo

Javiera Carrasco tiene 17 años. Se ve nerviosa. Observa todo lo que pasa a su alrededor. Poco a poco empieza a sonreír con su grupo de amigos. Quizá entendiendo que es el gran día para ella y para otros jóvenes. Pero hay una historia de fondo llena de emociones y esperanza: "Llegué a la parroquia con una depresión súper fuerte que luego pasó a sicosis. Estuve internada por precaución a que pudiera atentar contra mi vida. Y todo este proceso terrible, hoy ha ido mejorando inmensamente gracias a Dios. Estoy saliendo del colegio, que no lo había podido terminar y hoy todo esto se corona con este sacramento. Me doy cuenta que Él estuvo desde el principio conmigo", nos relata emocionada.

La experiencia de Javiera es el reflejo de un grupo grande de jóvenes, con la diferencia que ella al final pudo sonreír: "Es cerrar un ciclo donde estaba muy mal. Veía todo oscuro y entrar aquí fue mi luz", nos añade como queriendo gritarlo al mundo con alegría.

Alegría que se multiplicó en esta parroquia de Estación Central. Todos vestidos para la ocasión, sabiendo que era un gran día. Por un lado, familiares y amigos sacaban fotos para guardar este momento único. Por otro, la visita del obispo de Santiago, hacía todo más solemne.

Tras la lectura del Evangelio, vino la presentación de los 18 jóvenes quienes con un seguro "Aquí estoy Señor", le decían al obispo que este Sacramento lo habían preparado durante dos años y medio y que valía la pena.

El obispo de Santiago Celestino Aós, por su parte, les recordaba la fuerza de Jesucristo para salvar sus vidas en medio de las crisis y dificultades: "Conocer al Señor es una bendición y nos encontramos con Él en nuestra familia, por medio de los catequistas, a través de un amigo. Confirmarse es pensar como pensaba Jesús, es sentir como sentía Jesús. Confirmarse hoy en Chile es decir que me interesa Jesús", les habló.

La misa ya acaba. El sacramento ya está recibido. Vienen los abrazos y las emociones. Estos 18 jóvenes son protagonistas y no quieren que se acabe el momento: "Es muy gratificante estar hoy aquí. Al principio de todo esto pensaba ¡oh, qué fome, hay que rezar! pero hoy es todo distinto y muy difícil de explicar. Si no hubiese entrado aquí, quizás dónde estaría", reflexiona Alonso Díaz otro de los confirmados.

Al finaizar, se produjo un compartir fraterno entre todos. Nadie faltó. Recordaron fotos, repasaron estos casi tres años y nuevamente volvieron a llorar. En eso, Romina Dietzold, una de las animadoras nos dice que está muy orgullosa de cada uno de ellos: "Me siento como una mamá orgullosa que los vio crecer, que los ayudó. Me encontré con muchas realidades difíciles y tuve que ponerme en lugar de ellos. Pero estoy feliz, porque sé que hoy serán un pilar fundamental para la Iglesia. Lo volvería hacer mil veces".