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Artículo

Miércoles 26 de febrero de 2020

En esta Cuaresma, convertirse a Jesús, que es camino de vida

El llamado lo formuló el Arzobispo de Santiago, Celestino Aós, al presidir la misa de este Miércoles de Ceniza en la Catedral Metropolitana, que se llenó de fieles este mediodía, para dar comienzo al tiempo litúrgico de la Cuaresma, liturgia que fue concelebrada por los obispos auxiliares Cristián Roncagliolo y Alberto Lorenzelli.

Fotos: Nibaldo Pérez y Jorge Salomón

Periodista: José Francisco Contreras

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

Luego de proclamados los textos bíblicos de este miércoles, el arzobispo comenzó la homilía señalando que "la Cuaresma es un tiempo para que miremos a Jesucristo", y agregó: "Convertirse es cambiar, que cambie no solo lo exterior, sino que vivamos una transformación interior". Y enseguida afirmó que "urge que leamos los signos de los tiempos con los ojos de la fe para orientar la dirección del cambio. Convertirnos en la dirección de Jesús". También el pastor sostuvo que la Cuaresma es parte de la vida cristiana y que se vive en comunidad, "es tiempo de más oración por los demás: por los pecadores de la propia Iglesia y por los que no conocen o rechazan a Jesucristo".

En otra parte de la homilía, don Celestino Aós enfatizó que este tiempo "nos exige una y otra vez que elijamos hoy entre el camino de Jesús o el camino de diablo. Ciertamente ni la injusticia ni la violencia son el camino de Jesús. Estamos ya cansados de injusticia, estamos ya cansados de la violencia. ¿A dónde me lleva el camino de Jesús, el camino de la Cuaresma? A la libertad, al gozo, a la vida; porque el pecado destruye nuestra humanidad personal y nuestras relaciones sociales".

Después, el Arzobispo de Santiago llamó a crear redes de oración, de amor, y señaló que todos los que se unen a la cruz de Jesucristo encuentran valor al sufrimiento, al fracaso e, incluso, a la muerte. "En esta Cuaresma y en este momento de nuestra historia", dijo, los enfermos, accidentados, ancianos y pobres, "tienen un aporte insustituible que ofrecer". Añadió que "en la cruz de Jesucristo se nos presentan todas las violencias; y las condenamos todas, por eso rezamos por todos".

Un signo de conversión y penitencia

Terminada la homilía los obispos, sacerdotes y diáconos procedieron imponer la ceniza en la frente de cada asistente con el signo de la cruz y con la frase "Conviértete a Jesucristo y cree en el Evangelio", haciendo presente que esta vida terrenal es pasajera y es necesario prepararse para la vida eterna del cielo.

En la Oración Universal, los fieles rogaron al Señor por la Iglesia, para que sea siempre hogar de acogida; por las autoridades del país, para que se dejen guiar por los valores del Evangelio; para que nuestra sociedad pueda promover la realización plena de todas las personas y por la justicia y la paz en Chile. También el arzobispo Celestino Aós, pidió por todas las víctimas del Corona virus y por los que buscan la medicina para curarlo.

Después de la misa, los fieles recibieron la cajita de la campaña Cuaresma de Fraternidad, para ir juntando en ella dinero y aportar al objetivo de este año, que es ayudar a los migrantes. El lema de esta cruzada solidaria es "Tu aporte y el nuestro, esperanza de todos". Y entre sus objetivos está darles una mejor acogida y ayudarlos a integrarse de la mejor forma a la vida del país.

Testimonios

Ana Quevedo: "Fue un mensaje reconfortante en este día. Para mí la Cuaresma significa prepararse con tiempo con estos cuarenta días a lo que nuestro Señor va a sufrir, prepararnos como personas, como ciudadanos y en familia".

Felipe Diogo de Olivera: "Es un momento muy importante para pensar lo que estamos haciendo con nuestra vida y sobre cómo podemos hacer más penitencia, ayunar y convertir todo esto en oración y ser mejores cristianos. En este tiempo yo intento mejorar la vida de oración, confesarme más veces y estar delante del Santísimo en adoración".

Miguel Messi: "Una misa con mucho sentido, el padre Celestino habló sobre los migrantes, la Iglesia, la contingencia. Tenemos a Dios que nos da el equilibrio en las cosas que están sucediendo. Queremos la paz y llevar las cosas en un proceso. Para mí, la Cuaresma es un tiempo de arrepentimiento, de ayuno, de consagrarse al Señor, un tiempo de amor, especialmente en la familia".