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Artículo

Viernes 10 de julio de 2020

Sacerdotes se forman para el servicio de acompañamiento en el duelo

Mas de 120 presbíteros, religiosas y dos obispos participaron en la primera exposición del Seminario “Duelo en Pandemia, comprender para acompañar”, organizado por la Vicaría para el Clero, con el apoyo del Centro de Humanización en Salud, de España, para ayudar a quienes desarrollan esta pastoral en este tiempo de emergencia sanitaria.

Periodista: José Francisco Contreras

Fuente: Comunicaciones Santiago

La actividad, realizada a través de teleconferencia, comenzó este jueves con la exposición “Duelo en situación de pandemia”, a cargo del teólogo y psicólogo español Valentín Rodil, Máster en duelo, quien se refirió a los mecanismos psicológicos y emocionales del duelo en  crisis y pandemia; a las reacciones y necesidades de las personas afectadas por el duelo y a claves prácticas para el acompañamiento en momentos de dolor. El experto ofreció el tema desde Madrid. Entre los participantes estuvieron el Arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós, y el Obispo Auxiliar, monseñor Alberto Lorenzelli.

Al dar inicio al seminario, el arzobispo señaló que se trata de un tema hermoso, “hay una cruz de por medio, nos interesa el duelo cristiano; abramos el corazón para acoger este mensaje y después llevarlo a la vida”. Por su parte, monseñor Lorenzelli agradeció a los expertos de España por esta ayuda “para acompañar en el encierro obligado, en el dolor de los enfermos y la muerte”.

Valentín Rodil, señala que “el duelo nos va a tocar a todos y es muy duro y muchas personas atraviesan un auténtico tsunami”. En esta vida, dice, “nos abrigamos con papá, con mamá, con familia, con otras familias, con momentos y personas que son importantes para nosotros”, que son una seguridad, una casa, metafóricamente hablando. Y cuando suceden acontecimientos tan graves, la persona se siente “aturdida, perdida y desnuda”, sin ese abrigo que se ha procurado. “Un tsunami ha arrasado por los aires nuestra casa, y la gente de repente no tiene nada”.

También sostiene que hay que aceptar el duelo: “Jesús permite el duelo de los apóstoles, podría haber muerto y resucitado en un segundo”, pero hay un duelo, y es irremediable que haya dolor, ausencia, llanto, desolación, hay un tomar conciencia de que se ha desmoronado todo, aunque la persona puede haber estado preparada, pero es distinto cuando llega.

Al igual que en el caso de la pandemia, la persona poco a poco se empieza a enterar de lo que se ha perdido: la libertad de salir, de acercarse, etc. Si en el duelo la casa se derriba, para salir del duelo hay que empezar a caminar, y la sociedad inventa caminar por la orilla, para evitar el agua helada, ejemplifica. Es decir, precisa, no enfrentar la realidad, “vivir como si no hubiera pasado nada, refugiarme en cosas que me hagan sentir mejor, huir del dolor,” para lo que hay muchas alternativas, entre ellas la televisión. “En mi país, mientras la gente moría, había un programa humorístico haciendo chanza de la cuarentena”, recuerda.

El profesional español indica que en una tormenta lo que hay que hacer es cruzarla, porque las tormentas de las emociones no son malas, como la culpa, el enfado, son vientos que ayudan al barco a avanzar. Lo peor es quedarse ahí. En medio de la tormenta, dice citando un pasaje evangélico, Jesús duerme en la nave azotada por los vientos. Los acompaña en esa situación, pero desde la fe, sin desesperarse. Así se puede acompañar mejor en el duelo.

Luego, Valentín Rodil reseñó las tareas del duelo que ayudan a las personas en este proceso: primero, asumir esa realidad, lo que lleva tiempo; luego, “permitir todas las emociones, porque ninguna de ellas es mala”; la tercera tarea es adaptarse a una realidad en que el fallecido no está. La última tarea es llegar a otro sitio, donde recolocar al fallecido, ver qué me queda de él, para seguir viviendo. Y surge otra tarea, y es que el duelo hacer revisar los modelos de vida.

Experiencias concretas de duelo

Terminada su exposición, el psicólogo dialogó con los participantes a través de preguntas y comentarios, en los que en se refirió al apoyo espiritual y psicológico, al dolor de quienes no han podido dar una sepultura cristiana a sus deudos y al valor del trabajo de los profesionales de la salud, que han realizado la despedida que deberían haber dado los familiares a sus fallecidos.

El vicario de la Zona Norte, padre Ignacio Gramsch, compartió su experiencia sobre el tema, al señalar que “una parte del duelo es el llanto, me tocó en marzo perder a mi padre. Que a uno se le muera el papá no es cualquier cosa, y a la semana siguiente murió un tío, y yo he llorado harto. Creo que eso es muy sanador, una parte del duelo es vivirlo, y que no pase como cualquier cosa”. 

Por otro lado, la religiosa Toty Bórquez compartió la experiencia de su comunidad, que perdió a una hermana por covid-19, y dijo que “es cierto que somos religiosas, y en nuestras comunidades no somos ángeles, y cuando viene el coronavirus y te arrebata hasta la vida de una hermana, crea mucha tensión y mucho dolor. A veces tapamos eso con el tema espiritual, pero no nos damos un tiempo para hacer un duelo, para llorar, reconocer que esa persona ya no está y que teníamos tareas pendientes con ella, unas más que otras. Eso es un gran desafío”.

El seminario continúa este viernes 10, con el tema “Acompañamiento pastoral en situación de duelo”, y culminará el viernes 17 julio, cuando se ofrecerá una exposición acerca del “Acompañamiento a través del teléfono o videoconferencia”.