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Jueves 17 de septiembre de 2020

En su primera misa, Benjamín Ossandón invitó a seguir a Jesús con pasión

A los pies de la Virgen y a menos de 24 horas de su ordenación, el nuevo sacerdote para Santiago celebró su primera misa como presbítero de la arquidiócesis. “Jesús es el único sacerdote que ejerce su sacerdocio crucificado y yo me quiero unir a Él”, recordó.

Periodista: Enrique Astudillo Baeza

Fuente: Iglesia de Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

No fue quizás la misa que esperaba o que alguna vez soñó. La pandemia cambió todos sus planes. Su ordenación fue distinta y la misa no fue la excepción. Acompañado por un grupo menor de presbíteros, familiares y amigos, el padre Benjamín ingresó hasta el altar mayor del Cerro San Cristóbal.

De frente a la Virgen comenzó su eucaristía. "El Señor nunca se cansa de perdonar", fueron sus primeras palabras. Siempre sonriente, miraba atento cada uno de los espacios que lo rodeaban. En las redes sociales sólo bendiciones en sus comentarios y pedían a Dios que guiará este nuevo servicio del padre Benjamín.

El padre Luis Migone, formador del Seminario Pontificio y encargado de la homilía, recordó que este día es muy especial, ya que la Iglesia en el mundo celebra la Fiesta de los Estigmas de san Francisco –marcas idénticas a las que recibió Jesús en sus manos, pies y costado-, por lo que resulta muy significativo para los sacerdotes.

“Llevar en el corazón la marca de Jesús en nuestro interior, en nuestra alma, es una gracia. Jesús es el icono del Padre, porque nos conduce una comunión profunda, no nos atrapa, nos libera, nos permite avanzar y caminar”, dijo.

A la imagen de san Francisco pidió sentir y vivenciar todo el amor que tuvo Jesús en la cruz, “por el cual se ofreció a toda la humanidad por todos nosotros y como sello de ese amor le pidió también sufrir la pasión junto con el Señor”.

El formador pidió al Señor que el ministerio del padre Benjamín “sea largo, profundo y muy fecundo en este mundo. La veta que has descubierto del servicio a los más pequeños, el ser misericordioso con los más abandonados y despreciados por el mundo”.

Antes de la bendición final, el padre Benjamín Ossandón realizó una petición bien concreta. “El Señor nos invita a compadecer con Él en los más pequeños. Al igual que san Francisco, quisiera prestar mi cuerpo a Jesús para que Él pueda, viendo mi pobreza y pequeñez, actualizar su pasión y entrega total”, declaró.