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Artículo

Lunes 17 de mayo de 2021

“La muerte no es el final del camino, nuestro destino es la vida eterna”

En la Solemnidad de la Ascensión del Señor, el Arzobispo de Santiago, cardenal Celestino Aós, repasó la contingencia que vive el país con las elecciones del 15 y 16 de mayo. Además, animó al Pueblo de Dios a anunciar y vivir el Evangelio en medio de la sociedad y la pandemia que nos afecta.

Periodista: Enrique Astudillo Baeza

Fuente: Iglesia de Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

El obispo, a la luz de los decesos que diariamente deja la pandemia en todo el mundo, sostuvo que, si bien los que mueren, quedan reducidos a un número, “la muerte no es el final del camino. Jesús es el verbo de Dios que se hizo hombre semejante a nosotros, en todo menos en el pecado y aceptó la muerte y no tuvo un funeral solemne, sino que lo enterraron entre la vergüenza y la prisa y luego, resucitó. Y un día se fue al cielo, y a eso le llamamos la ascensión, fiesta del momento en que Jesús entra definitivamente en ese modo nuevo”.

Sobre la contingencia, el pastor de Santiago agregó. “Nosotros estamos preocupados del coronavirus, de las platas que nos puedan facilitar o si saldrá elegido mi candidato en las elecciones, pero debemos tener claro que la muerte no es el final del camino, nuestro destino es vivir”. A lo anterior, precisó que “a la vida eterna se han ido los que han pasado a la muerte por el coronavirus o de otras formas. Nuestra existencia no se acaba con la muerte, tenemos un destino de eternidad. Tenemos que aprender un modo nuevo de relacionarnos con Jesús. La comunidad, la iglesia, tiene que aprender a comunicarse con el Señor a alabarlo, a darle gracias, a pedirle perdón, a adorarlo, a servirlo en los hermanos necesitados”.

El cardenal también llamó a aprender a relacionarse con la muerte, por medio de sus difuntos, con sus familiares y amigos que han partido. “Hay muchos que nos van a enseñar a llevar el duelo, pero para un cristiano, las técnicas humanas quedan cortas. La verdad es la que purifica la memoria, la que nos sostiene en la pena, la que nos abre al futuro con esperanza. Jesús nos redimió del pecado y nos lleva a la vida eterna”.

Finalmente exhortó: “Anunciar es comprometerse a proclamar y a vivir los valores del Evangelio cuando trabajamos, cuando nos divertimos, cuando votamos en una elección y cuando estamos en el hospital, en todas partes. Nuestro destino es vivir siendo felices con Jesucristo, sin padecer ni morir”.