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Jueves 2 de septiembre de 2021

Aprendizajes y desafíos de cara a la post pandemia

La Iglesia de Santiago convocó a dialogar a siete profesionales de diversas áreas y a un sacerdote, para analizar cuáles son los aprendizajes y desafíos que nos deja esta pandemia. El conversatorio, transmitido en vivo por las redes sociales, fue una instancia para buscar y hallar razones para encontrar esperanza, tanto de manera individual como colectiva, de cara a una eventual post pandemia.

Periodista: Enrique Astudillo Baeza

Fuente: Periódico Encuentro

Link fuente: www.periodicoencuentro.cl

Teodoro Fernández, Arquitecto, Premio Nacional de Arquitectura 2014

Es difícil separar la pandemia del estallido social. Por algún motivo ambas cosas, aunque una viene seguida de otra, extrañamente son de un designio totalmente diferente. Aparece esta reclusión, tanto de la persona como de arquitectura. En ese sentido, esta “bendición” de poder estar con uno mismo, en la arquitectura, aparece como un refugio, pero, al mismo tiempo como cárcel, y el desafío que tenemos es volver a poner al peatón y el caminar como una actividad central de la ciudad y del ser humano, pero de alguna manera no ha sido fácil, pues para mi sorpresa, cuando se han liberado ciertas cosas, cuando uno pensaba que íbamos a optar por caminar, por vivir más cerca del barrio, de la parroquia, uno descubre que la venta de autos en Chile se elevó a un 200%, ¡y yo que había pensado que la gente había descubierto que caminar era fantástico!

Magdalena Aninat, psicóloga y Directora Ejecutiva Fundación Educacional del Arzobispado de Santiago

Lo primero fue partir rompiendo paradigmas. Es decir, yo no soy un profesor hasta la hora que los estudiantes se van, yo soy profesor 24/7, porque en cualquier momento un estudiante podía necesitar de mí. La pandemia ha sido capaz de visibilizar y resignificar el rol de la escuela como proceso formativo en la vida de los estudiantes, como un espacio para el reencuentro, la interacción social y la vida de ellos. Nos obligó a trabajar comunitariamente. Nos dimos cuenta que solo no salíamos de esta y que necesitábamos a la familia, de que los padres son esenciales, pues fueron capaces de enseñar a leer y a escribir a sus hijos, no teniendo muchas veces, las habilidades o competencias para hacerlo. Es decir, visibilizar un vínculo con la familia y cómo llevar a escuela a la familia, algo que nosotros llamamos el “curriculum del bienestar”, es decir, descubrir que no sólo hay un tema curricular, sino que también hay un desarrollo socioemocional de los estudiantes, de la familia y de los trabajadores del colegio.

Diego García, Licenciado en Filosofía, profesor Universidad Alberto Hurtado

Siento que se ha enriquecido mucho lo que es la percepción del prójimo, creo que ese ha sido un aprendizaje muy impresionante y muy extraordinario. La Iglesia está siendo más pueblo de Dios, es decir, los bautizados empiezan a tomar más responsabilidades, a sentir que las cosas también pasan por ellos, tenga o no un reconocimiento institucional acorde. He visto también una Iglesia más samaritana que habla menos de la influencia social desde arriba y que se pregunta desde la necesidad del que está peor. Es decir, que la calidad de la sociedad se mide por el trato que recibe el que está peor. Esto es un aprendizaje para la Iglesia, para enfrentar su propia crisis y también para la contribución que puede ir dando a la sociedad.

Constanza Hargous, Coordinadora General de Sacramentos UC

Un aprendizaje muy valioso fue el hecho que nos dimos cuenta que no somos capaces de controlarlo todo, de que hay muchas variables que no podemos llegar a controlar y de las cuales no somos responsables. Eso es valioso, porque nos abre los ojos respecto de cuál es nuestra verdadera naturaleza. Nos creíamos los dueños del mundo y realmente no somos dioses, sino que somos personas, y eso también es valorable. Esta crisis nos permitió ver cuáles eran las prioridades que le estábamos dando a la familia, a la educación de nuestros hijos, a la responsabilidad de los padres, es decir, dónde estábamos poniendo nuestro foco. Sobre los sacramentos, quizás muchas veces los teníamos al alcance de la mano, pero la pandemia con gran dolor, nos hizo cerrar las iglesias y vimos la dificultad que teníamos de acceder a los sacramentos.

Pedro Bustos, Licenciado en Ciencias Religiosas UC, Área de Asistencia Espiritual y Pastoral Red de Salud UC CHRISTUS

Rescato el tierno acompañamiento que el Espíritu Santo tuvo con quienes quedamos prestando servicio presencial, ya que fuimos iluminados y bendecidos por su amorosa compañía. A pesar de que sacerdotes, religiosas y laicos fueron enviados a casa por razones clínico-sanitarias, la luz de Dios se hizo presente en medio de la confusión, en medio de la soledad y de una realidad aterradora para muchos. A pesar de que lo que envolvía el ambiente eran condicionantes dolorosas, uno de los primeros signos de su asistencia fue el atreverse con más decisión a crear posibilidades donde no las había. El reto, igualmente, es no olvidar que la humanización de la salud debe tener inserta dentro de sí misma una espiritualidad profunda, que reconozca al Señor en cada enfermo. Por ello, cuando hablemos de humanización, siempre debemos vincularla a nuestra experiencia encarnada de Dios. Cuando vemos a un enfermo, nos vinculamos con una historia sagrada de la que somos acompañantes. Como dije, es Cristo mismo quien está en cada enfermo.

Loreto Rebolledo, Trabajadora Social, jefa del Área Animación Solidaria VPSC

Esta pandemia no sólo ha sido una crisis sanitaria, sino que una crisis social que nos ha vuelto a reconocer nuestra pequeñez como humanidad y nos ha llevado a visibilizar estas tremendas brechas de desigualdad social. Me quedo también con este mensaje del Papa Francisco de que “nadie se salva solo”, donde los pobres ayudan a los otros pobres, donde han resurgido comedores parroquiales, ollas comunes, se han reeditado prácticas que van en ayuda de esta dimensión social donde finalmente las personas o tenía muchas herramientas, porque muchas veces nos pasó que las personas empezaron a enfermar y que eran los jefes de familia, entonces cuando se enfermaban, se quebraba el sistema familiar y comienzan los daños dentro de la familia. Ver lo que generó el encierro en las casas, ya que comenzó a perturbar a todos, porque los espacios son pequeños en los más pobres y excluidos y la casa se volvió un espacio público donde hay que compartir no solamente la vida, sino que también el trabajo. Nos puso de manifiesto un Chile que aún le falta mucho por crecer.

Padre Pablo Walker SJ

Ha sido un esfuerzo de salir más allá de nuestros lugares cómodos, que puede ser la misa de domingo, la atención sacramental. Es decir, preguntarnos por aquella persona que no se puede conectar, este adulto mayor que está solo, aquellos vecinos que nunca le conocimos el nombre, es decir, el desafío de ir más allá de nuestras fronteras a todo nivel. Es el esfuerzo por preguntarnos qué les pasa a los niños y desde ahí, hacer celebraciones menos adultocéntricas, preguntarse qué   le pasa a los que están armando la olla común, a las personas más solas. Nunca vi una misa tan participativa como lo es cuando es online. Aparecieron muchas mesas que eran las eucaristías domésticas, ya no celebrábamos la misa desde el altar, sino que desde la mesa de la casa del cura y después el cura fue invitado a celebrar a otras casas. Descubrir la conflictividad social: nosotros tuvimos un estallido social y un estallido eclesial que está en desarrollo, no porque haya una revolución contra nadie, sino porque estalló por dentro la rabia, la vergüenza y el escándalo frente a nuestros abusos de poder, de conciencia, sexuales y la necesidad urgente de replantear nuestra relación con el ejercicio del poder.

Roberto Méndez, Ingeniero Comercial, profesor Escuela de Gobierno UC

Los efectos de la pandemia son brutales. Afecta a las familias, las relaciones interpersonales, las empresas, la economía, es decir, nos ha afectado por todos lados. Los estudios que hay, muestran que los efectos sobre la salud mental de la gente son terribles: una de cada cinco personas, requería atención profesional. En otro estudio, encontramos que casi un tercio de los estudiantes entre 18 y 27 años, tenía estrés y problemas agudos. En Inglaterra, por ejemplo, es impresionante como está aumentando la depresión, la intención de suicidio. Otro tema preocupante es la vulnerabilidad, es decir, esta confianza que teníamos en la medicina, en la ciencia, en nuestros proyectos, todo cambió. Otra cosa que hemos aprendido es la interdependencia, ya que hemos visto que somos mucho más interdependientes de lo que pensábamos, es decir, esta conciencia de que lo que hacemos afecta el otro y lo que hace el otro nos afecta nosotros. Se nos apareció la comunidad donde dependemos uno de otro para subsistir o nos vemos amenazados incluso por lo que hacen otros. La pandemia también nos reveló la verdadera dimensión de la pobreza y de las características que tiene la pobreza, donde uno ve los números en las estadísticas, pero no es lo que significa realmente.