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Jueves 2 de diciembre de 2021

Panel Familia y Política: ¿Cómo dialogar?

A solo días para la segunda vuelta presidencial en Chile, cinco profesionales de diferentes disciplinas, nos entregan tips sobre cómo dialogar en familia y entre amigos, para que la política no sea sinónimo de enfrentamiento y división en nuestras casas y comunidades, sino que sean espacios de sano entendimiento de cara a un tema tan relevante para la sociedad y para la Iglesia Católica.

Periodista: Enrique Astudillo

Valerio Fuenzalida, académico UC, Magíster en Ciencias Bíblicas, Instituto Bíblico de Roma

Nosotros, en la Iglesia Católica y en el mundo cristiano, tenemos un aporte que considero muy novedoso e importante. El Papa Francisco, con sus encíclicas Fratelli tutti y  Laudato si, está entregando puntos de vista muy novedosos que renuevan profundamente la Doctrina Social de la Iglesia, lo que permite que se pueda alcanzar a mucha gente que no es católica y que no es cristiana. La fraternidad tiene que atravesar a toda la humanidad y si la humanidad no es capaz de construir esta fraternidad, estamos en peligro grave, porque la fraternidad es ir más allá del amor al prójimo o a una persona relativamente cercana a nosotros. Humberto Maturana habla de la “biología del amor”, el amor social como una base biológica, como la capacidad de construir comunidad y para ello, están las emociones. La neurociencia valora las emociones y los afectos dirigidos a toda la especie humana y construyen la fraternidad, pero no como un determinismo, sino que las emociones tienen que ser evocadas hacia la fraternidad.

Carolina Salinas, Abogada, Directora Centro Familia UC

Debemos iniciar el diálogo en el momento adecuado, es decir, buscar el momento para hablar de estas cosas. Como todo espacio de comunicación, hay momentos buenos y momentos malos para comunicar y quizás disentir. Proteger la relación ante todo y allí me refiero a la relación familiar, de los afectos que están involucrados, como también las relaciones del Estado y las que para nosotros son importantes. Creo que eso implica, por una parte, no juzgar a la persona por sus inclinaciones políticas y al mismo tiempo, saber proteger esa relación, teniendo claro que es tu diálogo puede tener un inicio y un final y saber cuándo retirarse. Lo importante es no dañar aquellas relaciones de amistad que tenemos. Comunicarnos desde la humildad, de saber que ninguno de nosotros es el dueño de la verdad y que probablemente todos vamos a tener una parte de esa verdad. Por lo tanto, puede que yo me equivoque o como el otro también esté equivocado. Tenemos que ser capaces de construir un diálogo respetuoso y tolerante.

Eduardo Salinas, sociólogo, Investigador Principal del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas
Tenemos que desarrollar capacidades de diálogo. Lo primero es el respeto por los hechos y una cierta orientación hacia la verdad, que es indispensable en cualquier diálogo. Tenemos que reconocer los hechos tal cual. Es cierto que hay interpretaciones diversas sobre las cosas que suceden. Vivimos en un mundo sobresaturado de información y de información que se distorsiona mucho, de noticias falsas. No podemos negar los hechos tal cual aparecen y se nos revelan. Por lo tanto, esa disposición a reconocer la realidad tal cual es y que le llamamos verdad, es fundamental. En cualquier diálogo, el gran peligro es lo que se llama el argumento ad hominem, que es cuando uno argumenta tomando en cuenta quién dijo lo que dijo. Hay que evitar descalificar o calificar, apreciar o despreciar un argumento, simplemente porque viene de un lugar que me gusta o no me gusta. Ese falseamiento del diálogo hay que evitarlo a toda costa. Por último, la actitud cristiana es una actitud que se interesa por las cosas públicas, por la política. Creo que no es cristiano una actitud apolítica o antipolítica. Los cristianos siempre nos hemos interesado por las cosas públicas que atañen a todos, a la comunidad, al Bien Común. Por eso es importante hablar de política.

Mireya Castro, psiquiatra, terapeuta familiar
Tenemos que recordar que todos somos iguales, quizás tenemos distintas posibilidades de acceso a determinadas cosas, pero somos todos iguales, todos con errores con virtudes. Dios es el único perfecto. Desde ahí tiene que nacer el diálogo, tiene que ser al mismo nivel. Hay que atreverse a disentir, no a decir siempre sí, porque eso al final va juntando rabia. Atreverse a tener opiniones distintas, de una manera respetuosa con uno mismo y con el otro. Ojo con las reuniones familiares bajo el efecto del alcohol, porque sin alcohol somos de una manera y con alcohol, empezamos a bajar el control de impulsos y de cómo razonar las cosas y eso puede traer complicaciones. En los trabajos, fundamental el respeto, no burlarse de la opinión del otro. No esperar que el otro termine su argumento para tirarle otro en contra, sino que estar con la mente abierta y libre de juicios. Sé que es difícil, somos imperfectos, pero tratar de enfrentar una conversación no tan llena de prejuicios, sino que con más preguntas abiertas y también compartir ideas fragilidades. Partir con temas fáciles y de ahí, ir escalando temas más difíciles. Dejar temas para otro momento. No siempre se puede hablar de todo. No ofender y tratar de construir puentes y entender que no siempre vamos a llegar a acuerdos, pero mutuamente enriquecernos.

Máximo Quitral, académico, cientista político
Hay que comenzar a desprenderse de nuestros prejuicios. Somos muy contaminados por los prejuicios y a veces no ponemos en duda si esos perjuicios a nosotros nos benefician o perjudican, sino que los asumimos de entrada. Frente a ese desprenderse de los prejuicios, es importante descontaminarnos del ruido ambiente que la propia sociedad está generando, y ese ruido ambiente, nos ha desorientado. Creo que la sociedad está desorientada, las instituciones en general están desorientadas. A veces, uno nota ausencia de una política clara, no sólo de una política general, sino en lo particular, como que hay una borrachera social y política que no encuentra una salida clara. Yo realizo un taller con personas que sufren de ansiedad y el concepto más repetido entre ellos, es la incertidumbre, como algo que los daña personalmente; y como no existe claridad, esa incertidumbre se ha ido acrecentando y en esa acentuación, siento que la sociedad se ha ido complejizando.