Vicaría Maipo apostó por experiencias formativas e intergeneracionales

Hacia una iglesia más comunitaria, participativa y misionera, fue el lema que el equipo de formación zonal de la Vicaría del Maipo se propuso desarrollar durante la Escuela de Verano 2022 y los resultados fueron muy positivos. En una modalidad que reconocen fue desafiante, esta instancia formativa culminó su versión 2022, y a pesar de las restricciones sanitarias, las y los fieles pudieron reencontrarse y palpar las expectativas de las parroquias de Puente Alto y de San José de Maipo, quienes, por medio de cursos presenciales, híbridos y online, renovaron su compromiso con la formación social y comunitaria.

En total, la escuela contó con 16 cursos, de los cuales, cinco se realizaron de forma virtual y el resto en modalidad presencial e híbrida. En total, participaron 287 personas, las que se desglosan en 80 personas en modalidad virtual y 208 fieles, en el esquema presencial.

Nutrirse de un mensaje cristiano, vinculado a la realidad

Para Isabel Martínez, encargada de Formación zonal de la Vicaría del Maipo, el desafío fue mayor, al conjugar también diferentes parroquias como sedes de escuela, sin separación de decanatos, y que escuchó la necesidad de lo local. “Destaco la fidelidad de quienes se han estado formando con nosotros, a pesar de las dificultades, haber contado con excelentes formadores, la diversidad de nuestros temas y que son abiertos a toda la comunidad, la presencialidad, y la virtualidad que nos permite tener participantes de otras zonas y lugares. Hemos escuchado, hemos acogido y acompañado en la formación que nuestra zona necesita y requiere, los desafío son muchos aún, pero estamos ciertos y ciertas que un servicio colaborativo, un servicio discernido, un servicio en la centralidad de Jesucristo hará que este peregrinar sea una experiencia evangélica amorosa y esperanzada”.

Por su parte, la Encargada de Formación del Área Juvenil, Catherine Arce, resaltó que las claves que tuvo la Escuela de Verano Zonal, fue la “formación innovadora y el carácter intergeneracional que tuvo la escuela. Si bien, hace un tiempo estamos apostando por el pueblo de Dios, es durante esta escuela que se vio una mezcla entre participantes de los distintos cursos”. 

Asimismo, la profesional explica que esta instancia significó una nueva oportunidad de vinculación, “de estar con el otro, de reencontrarnos y volver a confiar. Volver a llamar al Pueblo de Dios a ser partícipe del espacio en los cuales no nutrimos de su mensaje de amor. Ahora, los desafíos que emergen es de estar más atentas al discernimiento de la comunidad, estar atentos a los signos de los tiempos y seguir invitando al encuentro con Cristo”.

El desafío de prolongar la experiencia de talleres durante el año

Alejandra Opazo tuvo su primera experiencia como formadora en la Escuela de Verano en la zona del Maipo, en que impartió el curso Animadores, líderes de acólitos. Al realizarse de forma presencial este curso, explicó que hubo un “buen número de participantes, además de distintas parroquias, lo cual nos ayudó a ver las distintas realidades que cada uno vive. Los jóvenes tienen un muy buen potencial como líderes, mucha motivación y ganas de hacer cosas. El desafió es poner en práctica las herramientas que le dimos, y que en las parroquias sean escuchados y apoyados por sus párrocos y comunidad”.

Por su parte, la hermana Gabriela Herrera, desarrolló el módulo virtual sobre la Encíclica Fratelli Tutti. “Realmente fue una gran oportunidad transmitir de forma sencilla la ´teología del pueblo´, expresada en Fratelli Tutti. Ya de por si es entendible y si se acerca de forma sencilla, podemos sacar mucho provecho. Se pueden realizar temas sencillos a partir de los capítulos o de algún número concreto desarrollar temas, pensando concretamente en agentes de Pastoral Social”.