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Martes 1 de marzo de 2022

Cardenal Aós presidirá misa de Miércoles de Ceniza en la Catedral

La ceremonia se realizará este 2 de marzo a las 12:30 horas, y será transmitida en vivo por las redes sociales del arzobispado. En la ocasión se cumplirán los protocolos sanitarios y, atendiendo al llamado del Papa, se rezará especialmente por la paz en Ucrania.

Fotos: Imagen de archivo

Periodista: Magdalena Álamos

Fuente: Iglesia de Santiago

Mañana se celebra en el templo principal de Santiago el Miércoles de Ceniza, día en el que comienza el tiempo litúrgico de la Cuaresma y los católicos nos preparamos para la muerte y resurrección de Cristo. Este período dura 40 días, en los que la Iglesia invita a la conversión espiritual, la reflexión y la penitencia.

Dado el contexto actual, el Papa Francisco hizo un llamado especial para que en la conmemoración de esta fecha los creyentes nos unamos en intensa oración y ayuno por la paz en Ucrania. Jesús nos enseñó que a la insensatez diabólica de la violencia se responde con las armas de Dios, con la oración y el ayuno”, dijo al anunciar esta jornada en la audiencia general del 23 de febrero. “Que la Reina de la Paz preserve al mundo de la locura de la guerra”, pidió entonces.

En Chile, la ceremonia presidida por el cardenal Celestino Aós, se podrá seguir en vivo en el siguiente link: https://youtu.be/AJkrCMW995Q

¿Por qué ceniza?
En la celebración del Miércoles de Ceniza, al término de la homilía, se impone en la frente de las personas, haciendo la señal de la cruz, la ceniza hecha con las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año previo. Junto a esto, el ministro dice: “Polvo eres y en polvo te convertirás”, o  “Conviértete y cree en el Evangelio”.

Según el artículo 125 del “Directorio sobre la piedad popular y la liturgia”, de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, “el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal”.