Click acá para ir directamente al contenido
Artículo

Jueves 3 de marzo de 2022

P. Jonattan Muñoz, nuevo Vicario de la Esperanza joven: “Comienzo con una etapa de escucha”

“Tenemos que salir para anunciar y compartir la Buena Noticia donde están los jóvenes, confiando en primer lugar en la gracia de Dios”, nos expresa en esta entrevista, a pocas semanas de haber sido confirmado en esta crucial responsabilidad dentro de la labor evangelizadora de la Arquidiócesis de Santiago.

Fotos: Nibaldo Pérez

Periodista: Felipe De Ruyt

Fuente: Iglesia de Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

Entusiasmado con sus nuevas tareas y con la idea en mente de mantener a la Vicaría como un “puente” entre los jóvenes y la Iglesia se muestra el padre Jonattan Muñoz, nuevo Vicario de la Esperanza Joven. Tras su designación por el Arzobispo de Santiago, Cardenal Celestino Aós -confirmada en enero pasado- dialoga con Encuentro acerca de sus perspectivas en torno a las labores que se apresta a iniciar, junto a su rol como párroco en Los Doce Apóstoles de La Granja.

¿Cómo experimentó el llamado del Señor para convertirse en sacerdote?

- Hay una vinculación en mi familia con la Iglesia desde hace muchos años en Maipú, donde hemos vivido siempre. Desde mis bisabuelos mi familia ha participado en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, y mis padres siempre nos inculcaron la importancia de la fe y la relación con Dios, y también la preocupación por las personas. El origen de mi vocación lo fui descubriendo poco a poco, dentro de la vida activa en la comunidad parroquial.

¿De qué manera, a partir de esa experiencia, cree que la experiencia y la participación en la vida parroquial puede estimular el discernimiento de la vocación para servir al Señor?

- En mi caso emerge sobre todo como un llamado que descubrí en la Iglesia. Está presente la oración, pero también lo está el descubrimiento dentro de una comunidad concreta, en medio de los jóvenes y en mi familia. Al mismo tiempo, creo que una clave en esto ha sido la libertad. Mi vocación se ha desarrollado como un libre deseo de vivir como cristiano, buscando seguir a Jesús y su Evangelio.

¿Qué recuerdos tiene del período de formación?

- Fue un tiempo de gracia tremendo, incluso pese a que nos tocó vivir una época difícil. Ingresé al Seminario en 2008, poco antes de que surgieran con más fuerza las denuncias sobre abusos. Fue un tiempo de crisis para la Iglesia, pero también de aprendizaje. Entre estos aprendizajes, tal como nos ha dicho el Papa Francisco, está la necesidad de crear una cultura del cuidado, no solo en la Iglesia sino en toda la sociedad. 

Estuvo en la parroquia de Nuestra Señora de los Parrales, en San Ramón, y en la parroquia San Gregorio de La Granja, y más tarde estudió en Roma ¿Cómo fue esa experiencia en El Vaticano?

- Fue una licencia para un magíster por dos años, para estudiar Teología Pastoral. Fue una experiencia extraordinaria y enriquecedora. Tenía compañeros de Ucrania, Egipto, Filipinas, India, italianos, de otros países de Europa, Latinoamérica y de Estados Unidos. El hecho de tener que hablar el mismo idioma permitió reforzar el sentido de unidad dentro de la Iglesia pese a nuestra diversidad cultural.

¿Pudo ver al Papa Francisco en persona?

- Tuve la oportunidad de participar en algunas celebraciones. Lo más impactante, y que recuerdo con gratitud, fue en el Colegio Pío Latinoamericano donde viví. En el contexto de su aniversario tuvimos la oportunidad, en un grupo de unas 70 personas, de tener una audiencia privada con el Papa. Todos éramos de América Latina y pudimos experimentar la cercanía con él, hablando y pensando en la Iglesia latinoamericana.

¿Les dio alguna recomendación especial?

- Nos pidió pensar en nuestro sacerdocio como un servicio al pueblo de Dios. También nos recomendó tener cuidado del clericalismo como una enfermedad en la Iglesia, y nos instó a estar atentos en cómo se manifiesta la cultura del pueblo de Dios, a través de la piedad popular, por ejemplo. Y pese a que ya estábamos en pandemia, pudimos saludarlo personalmente. Eso también fue para mí un don de Dios.

¿Cuáles cree que serán sus principales desafíos en la Vicaría de la Esperanza Joven?

- No podría, y sería un poco irresponsable decir ‘estos son los desafíos’. Uno no puede hablar de una realidad sin estar inmerso en ella. Sin embargo, en primer lugar me parece fundamental darle continuidad a los proyectos que se están realizando. Y También es crucial reconocer en qué situación, está la Pastoral Juvenil Arquidiocesana. Hemos reconocido que tanto el estallido social como la pandemia generaron un éxodo en muchas parroquias. Creo que tenemos que realizar un trabajo colaborativo con las comunidades locales, las parroquias, los colegios y las asociaciones que tengan pastorales juveniles. La primera será una etapa de escucha. Me dispongo a ella, a compartir la Buena Noticia y sobre todo a promover nuestra fe desde la Palabra de Dios como anuncio de liberación. Como dice el Evangelio, “el Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia” (Lucas 4,18).

¿Cómo evalúa el rol de las redes sociales para llegar a los jóvenes?

- Personalmente, necesito una conversión al respecto (sonríe). Hasta ahora he estado un poco distante de ellas. No obstante, creo que es una herramienta fundamental porque nos permite acrecentar puentes que antes no teníamos. Si bien constituyen una oportunidad muy importante y abren muchas puertas, no resuelven todo mágicamente. Es importante retomar paulatinamente la vida eclesial en modo presencial, existe una necesidad de las relaciones personales, del encuentro con otros. Al mismo tiempo, es necesario reconocer y expresar profunda gratitud a todos aquellos jóvenes que se esforzaron para sostener la pastoral de manera online, con un despliegue de creatividad y empeño para buscar nuevas formas de evangelización que ha tenido un valor inmenso.

El Papa Francisco ha hablado de evangelizar a los jóvenes “en la calle y no en la sacristía”. ¿Busca encabezar una “Vicaría con los pies en la calle”?

- Nuestra labor requiere calle, porque nuestra fe es una experiencia de salida. Abraham salió de su tierra natal; Moisés salió con el pueblo elegido, y Jesús también salió de la ciudad donde vivía. Tenemos que salir para anunciar y compartir la Buena Noticia donde están los jóvenes, confiando en primer lugar en la gracia de Dios