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Martes 1 de junio de 2021

Editorial: La Iglesia universal en camino sinodal

Por: Monseñor Alberto Lorenzelli, Obispo Auxiliar de Santiago.

Fuente: Periódico Encuentro

Link fuente: http://www.periodicoencuentro.cl/junio2021/pdf/encuentro.pdf

La Iglesia universal se encuentra llevando a cabo un proceso novedoso y extraordinario. En efecto, en todas las diócesis del mundo y luego a nivel continental, se estará preparando el itinerario conducente a la celebración de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, prevista para octubre de 2023. El Sínodo de los Obispos fue creado por el Papa Pablo VI en 1965, respondiendo a la solicitud de los padres conciliares de que se mantuviera la experiencia de colegialidad vivida en el Concilio Vaticano II. Cincuenta años después, el Papa Francisco manifestó su deseo que el camino sinodal involucrara al conjunto del Pueblo de Dios desde cada una de las Iglesias particulares: laicos/as, consagrados/as, pastores, hasta llegar al obispo de Roma.

El Papa ha considerado que, conforme a un dato tradicional de la doctrina que atraviesa la vida de la Iglesia, la totalidad de los fi eles no puede equivocarse al creer, en virtud de la luz que proviene del Espíritu Santo que nos ha sido donado en el bautismo, aun cuando no encuentre las palabras para expresar su fe (Evangelii Gaudium 119).

El Pueblo Santo de Dios participa de la función profética de Cristo, por eso es necesario escucharlo allí donde vive, en las distintas Iglesias particulares, y no restringir el sínodo sólo a una elite de pastores o expertos. La Iglesia de Santiago, ya en el segundo semestre de 2019, había dado inicio a encuentros de escucha y refl exión para discernir a la luz de la fe nuestra situación, con vistas a una Jornada Arquidiocesana de Discernimiento Pastoral programada para agosto próximo.

Simultáneamente, el CELAM ha invitado a la preparación de una Asamblea Eclesial Latinoamericana y del Caribe para el mes de noviembre en México. Todos estos procesos, llamados a integrarse y reforzarse positiva La Iglesia universal en camino sinodal mutuamente, convocan a la totalidad del Pueblo de Dios y a todas las personas de buena voluntad para abordar nuestras realidades presentes procurando descubrir lo que Dios nos quiere decir. El reto de este monumental proceso sinodal planetario es bastante audaz, considerando las adversas condiciones que vive el mundo por causa de la pandemia.

Aun así, y tal vez por la magnitud de esas difi cultades, a las que se agregan nuestras propias crisis, es que se necesita un golpe de ánimo que puede surgir de las entrañas más profundas del pueblo creyente. Por causa de tantas heridas que nos han sumido en una crisis muy honda, es entendible que entre nosotros cundan el cansancio y la desesperanza. Sin embargo, dentro del proceso arquidiocesano ha habido claridad para señalar que lo que los fi eles desean es que volvamos a lo esencial: Jesucristo y el Evangelio.

Las propuestas que se están formulando son todas ellas esperanzadoras, y en lo que tienen de exigente, no se formulan como mera queja, sino como remedios de talante evangélico. Así, por ejemplo, el modo sinodal de proceder ya es una forma de corregir los defectos de una cultura clericalista que nos ha hecho tanto daño. Al presentar el Informe de Síntesis de las Jornadas de Escucha y Refl exión Pastoral, los redactores del mismo hicieron una hermosa observación: Se suele asociar a los profetas con quienes anuncian el querer de Dios y denuncian lo que se le opone.

Sin embargo, antes que eso, lo propio del profeta es que ha hecho la experiencia de un Dios apasionado, y ha hecho suya la pasión de Dios: Por eso anuncia, por eso denuncia. Todos estos procesos que hemos mencionado están invitando a las comunidades de todo tipo, a las instancias parroquiales, incluso a las personas individuales, pertenezcan o no a la Iglesia, a hacer su contribución a su buena marcha futura. ¿Cuál es la comunidad que soñamos? ¿Cómo queremos alcanzarla? ¿Qué acciones concretas y qué responsabilidades hemos de asumir para ello? Aunque por su novedad y difi cultad este proceso pueda tener su propio margen de ensayo y error, más importante será el aprendizaje de esta manera al mismo tiempo novedosa y evangélica de pertenecer y responsabilizarse por una Iglesia como comunidad fraterna al servicio de la humanidad.