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Viernes 1 de abril de 2022

Opinión: La energía primordial debería ser una prioridad

Por: Julio Vergara, profesor de Ingeniería, Universidad Católica

Fuente: Periódico Encuentro

La invasión de Ucrania por Rusia ha amenazado el suministro de gas natural que abastece a Europa desde el territorio de esa potencia, afectando la demanda de energía y los compromisos de cierre de centrales a carbón que impone la lucha contra el cambio climático. Resurge entonces la pregunta: ¿cómo abastecer la creciente demanda eléctrica sin efectos ambientales?

La respuesta clásica es recurrir a energías durables, dominadas hoy por las tecnologías eólica y solar fotovoltaica. Sin embargo, su intrínseca intermitencia y baja densidad superficial limitan su desarrollo. Otra respuesta reside en la energía primordial nuclear, que cuenta con atributos para reemplazar de manera masiva y efectiva a casi todas las fuentes fósiles.

Es una tecnología compacta, que opera de noche, sin viento, almacenamiento ni emisiones. Para tener una imagen, toda la electricidad que necesita Chile se podría generar en una superficie similar al campus San Joaquín de la Universidad Católica. A escala global, la generación termoeléctrica fósil desaparecería al contar con alrededor de mil reactores. La energía nuclear es una energía primordial porque surge de la transformación directa de materia en calor y radiación. Procesos de este tipo ocurren en el centro del Sol y el interior de la Tierra, y son replicados en la actualidad gracias al uso de tecnología.

No obstante, este tipo de generación posee desventajas que, sin embargo, son abordables con tecnología. Un reactor moderno bien concebido debiera tolerar sismos o tsunamis sin compromisos para la seguridad de las comunidades. Sus desechos, en tanto, pueden ser reutilizados. Esto se maximizará cuando la tecnología de fusión nuclear alcance la madurez necesaria. El encarecimiento de la electricidad y los combustibles tradicionales, fenómeno que en la actualidad afecta a todo el globo, posibilita una reflexión en torno a adoptar sistemas de energía nuclear que aseguren electricidad confiable y, a la vez, permitan cumplir los compromisos de reducción de emisiones.