Martes 18 de marzo de 2025
Tres nuevas vocaciones llegan a la Arquidiócesis de Santiago
Con alegría y gratitud, la Iglesia de Santiago, da la bienvenida a tres religiosas de la congregación de las Hermanas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús. Se trata de la hermana María Auxiliadora, la hermana María Verónica y la hermana Agni Araujo, quienes han llegado desde Venezuela para sumarse a la misión de evangelización y servicio en Puente Alto, en la parroquia La Transfiguración, específicamente en la capilla La Inmaculada Concepción.
Periodista: Nazareth Quezada A.
Esta congregación, fundada en 1901 por la Madre María de San José y el padre Justo Vicente López Aveledo, se distingue por su carisma de caridad impregnada de Eucaristía y su vocación de servicio a los más vulnerables. Desde sus orígenes, ha trabajado en la atención de ancianos, niños, enfermos y personas en situación de necesidad, siguiendo el legado de sus fundadores, quienes enfatizaron la importancia de ayudar a los más desvalidos de la sociedad.
La llegada de estas nuevas vocaciones es fruto de un discernimiento de cuatro años, durante los cuales la congregación respondió a la invitación de Monseñor Fernando Chomalí, quien, junto a la Madre Marelis y su consejo, vieron en esta misión una oportunidad para seguir extendiendo el mensaje de amor y entrega que caracteriza a las Hermanas Agustinas Recoletas.
Las hermanas comparten un profundo compromiso con la evangelización y la promoción de vocaciones en Chile, con la esperanza de que su testimonio inspire nuevas respuestas al llamado de Dios, ya sea en la vida consagrada, el matrimonio, el sacerdocio o el laicado comprometido. Con su presencia en el país, la congregación amplía su acción misionera, sumándose a los esfuerzos que ya realiza en Brasil y Perú.
"Estamos aquí para hacer la voluntad de Dios y sembrar la semilla de la vocación en los corazones que Él ya ha predestinado", afirmó la hermana Agni Araujo. En este nuevo camino, las religiosas invitan a toda la comunidad a acompañarlas con oración, para que su misión en la Arquidiócesis de Santiago sea fecunda y guiada por la voluntad divina.
La Iglesia en Chile recibe con gozo este nuevo testimonio de fe y entrega, confiando en que su labor dará frutos en la construcción de una sociedad más solidaria y fraterna.