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Artículo

Viernes 5 de mayo de 2017

Compartiendo la experiencia de la Iglesia universal

Los primeros días de abril tuve la bendición de participar en el Congreso “Perspectivas para el Servicio del Desarrollo Humano Integral: 50 años de la encíclica Populorum Progressio” en la Ciudad del Vaticano. Dicha actividad la organizó el nuevo Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral creado recientemente por el Papa Francisco.

Los primeros días de abril tuve la bendición de participar en el Congreso “Perspectivas para el Servicio del Desarrollo Humano Integral: 50 años de la encíclica Populorum Progressio” en la Ciudad del Vaticano. Dicha actividad la organizó el nuevo Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral creado recientemente por el Papa Francisco.

En el Congreso, se conjugó de manera armónica una profunda reflexión sobre el progreso humano a la luz del Pensamiento Social de la Iglesia y la tarea Solidaria de los católicos, de la cual forma parte el nuevo Dicasterio. Aunque me costó entender un poco de qué se trataba la nueva instancia Vaticana, voy a intentar presentarla de la manera más sencilla para no complicar a nuestros lectores.

Anteriormente existían 4 Consejos Pontificios instancias de la Curia Vaticana que estaban dedicadas al Desarrollo Humano Integral desde distintos espacios, a saber: Los Pontificios Consejos para la Justicia y la Paz, Cor Unum, para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes y para la Pastoral de la Salud. Según explicó el Papa Francisco durante el Congreso, este organismo debe velar por “un desarrollo integral que no perjudique ni al hombre ni a Dios” y que promueva un “modelo de integración social donde nadie quede excluido”. Quien preside el nuevo Dicasterio es el Cardenal Peter Turkson (Ghana) quien anteriormente dirigía el Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz. Según detalló el Cardenal Turkson, el Dicasterio ya debe estar funcionando como tal durante el mes de Mayo, pero hay que entender que no es sencillo integrar cuatro entidades distintas, cada una con su historia, su forma de trabajo y objetivos particulares.

Los fundamentos del Dicasterio son la Teología (Evangelio), la Doctrina Social de la Iglesia y la Antropología Cristiana. Su misión es promover la respuesta científica y pastoral de la Santa Sede a las preguntas relacionadas con: la Justicia y la Paz, Migraciones, el cuidado de enfermos, iniciativas caritativas y el cuidado de la creación, entre otras.

Entre sus tareas está el promover la enseñanza social de la Iglesia para imbuir las relaciones sociales, económicas y políticas con el espíritu del evangelio. Estudiar e investigar en las áreas de la justicia y la paz, el desarrollo de los pueblos, la dignidad y los derechos humanos, el fenómeno de la migración y la explotación de los migrantes, entre otro temas. Motivar y coordinar iniciativas de las Conferencias Episcopales, iglesias locales e instituciones católicas, para proveer asistencia efectiva y apropiada, tanto material como espiritual, a los enfermos, refugiados, exiliados, migrantes, personas en necesidad, etc.

Para quienes trabajamos en pastoral social esto nos hace bastante sentido, ya que las temáticas que antes se trabajaban separadas en la Santa Sede y ahora se han unido, hace años que son abordadas en conjunto por la Pastoral Social Cáritas.

El concepto de Desarrollo Humano Integral, inspirado en el pensamiento social católico, refiere al desarrollo de todos los hombres (y mujeres) y todo el hombre (y toda la mujer), es decir de todas las personas, pero también de sus diversas dimensiones. Así una forma de desarrollo es el económico, pero para la Iglesia debe ir mucho más allá, ya que la persona no se agota en lo económico. Ni siquiera la persona se agota en lo material, ya que además del cuerpo tenemos el alma, que también debe ser desarrollada y todo modelo de desarrollo debe considerarla para no reducir la dignidad de la persona.

Durante el Congreso tuvimos la oportunidad de reunirnos representantes de distintos países de latinoamérica en una instancia improvisada, pero que fue muy provechosa. Estuvo presidida por el Presidente del Departamento Justicia y Solidaridad (DEJUSOL) del CELAM, Arzobispo Gustavo Rodríguez (Yucatán, México) y el Presidente de Cáritas América Latina y el Caribe, Obispo José Luis Azuaje (Barinas, Venezuela). Los participantes estuvimos de acuerdo en la necesidad de trabajar en conjunto -ya lo están haciendo las dos entidades antes mencionadas-, el desafío de potenciar la Pastoral Social en América Latina y de la importancia de fortalecer la formación de los laicos en el Pensamiento Social de la Iglesia.

Lo que más me llamó la atención del encuentro internacional fue ver el despliegue de la Iglesia mundial en la Dimensión Social de la Evangelización, primero viendo cómo la unificación de los Consejos Pontificios va en la línea del trabajo que desarrolla la Vicaría de Pastoral Social Cáritas del Arzobispado de Santiago, además de ver las distintas preocupaciones e iniciativas solidarias que desarrollan católicos a lo largo y ancho del mundo, todas ellas inspiradas en el mismo espíritu.

Por otro lado, es misterioso como el Espíritu sopla en latitudes tan distantes, ya que en nuestra Vicaría estamos muy preocupados de la formación en Doctrina Social de la Iglesia, tanto así que lo hemos incorporado en nuestra Planificación Estratégica 2016-2018, y uno de los desafíos del nuevo Dicasterio, como la preocupación de distintos representantes de Cáritas en América Latina es justamente difundirla.

Juan José Richter E.

Jefe Área de Gestión del Conocimiento e Incidencia

Vicaría de Pastoral Social Cáritas – Arzobispado de Santiago