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Lunes 12 de febrero de 2018

La fe de los padres de la patria y la Virgen del Carmen

Un día como hoy, 12 de febrero, pero en 1818, se firmó el Acta de la Independencia de Chile. A 200 años de aquel hito histórico revisamos testimonios que revelan la profunda fe de los padres de la patria y el llamado “Voto de O’Higgins” que hoy es un recuerdo presente en Templo Votivo de Maipú.

Periodista: José Francisco Contreras y Cristian Amaya

"En el mismo sitio donde se dé la batalla y se obtenga la victoria, se levantará un Santuario a la Virgen del Carmen, Patrona y Generala de los Ejércitos de Chile, y los cimientos serán colocados por los mismos magistrados que formulen este voto, en el mismo lugar de su misericordia, que será el de su gloria".

Las palabras son del Director Supremo, Bernardo O'Higgins, quien prometió la construcción de un templo en honor a la Virgen en aquél lugar donde se asegurara la independencia de Chile. La posterior victoria patriota permitió que se construyera el primer templo votivo en Maipú como un monumento libertario para todos los chilenos y, en particular, un lugar para el pueblo católico y su devoción a la Virgen Carmen, Patrona de Chile.

El decreto que ordenó su construcción fue firmado el 7 de mayo de 1818, y ese mismo año se colocó y bendijo la primera piedra. El templo recién vino a estar terminado en 1892, pero cuatro años después un terremoto y posterior temblor obligaron a reconstruir el recinto, que corresponde al actual Santuario Nacional de Maipú, que representa el acompañamiento de la Iglesia Católica en todo el proceso republicano de nuestra nación.

Iglesia y proceso libertario

Si bien el 18 de setiembre de 1810 la Primera Junta de Gobierno de Chile comenzó a gobernarse sin intervención de la corona española, fue recién el 12 de febrero de 1818 que se firmó el acta que documentó en forma definitiva la independencia total del Rey de España.

La Iglesia de Santiago estuvo presente desde los comienzos de la colonia hasta hoy. En el tomo II de la Historia de la Iglesia en Chile, de Marcial Sánchez, se relata que ese 18 de septiembre "el provincial agustino Francisco de Figueroa y Córdoba jura solemnemente, a nombre de todos su co-hermanos, dando respaldo a las nuevas autoridades. En aquella ocasión participaron nueve religiosos y 41 laicos terciarios de la misma orden, entre los que se destacan Manuel Antonio Talavera, Joaquín Tocornal, Diego Larraín y Salas, Manuel Fernández Hortelano". Sin embargo, también había quienes apoyaban la causa realista.

La presencia de la Iglesia se mantuvo durante todo este periodo, que tuvo como hitos la instalación del primer Congreso Nacional, el 4 de julio de 1811; la redacción y aprobación del Acta de la Independencia, el 1 de enero de ese año, en Concepción, y la firma solemne de ese documento, el 12 de febrero de 1818, en Talca.

Un aporte clave en el proceso libertario fue la pluma de fray Camilo Henríquez (1769-1825), quien puso su capacidad intelectual al servicio de esos ideales. El sacerdote se entregó a la difusión de la libertad y emancipación de las colonias en América, a través de diversas publicaciones, especialmente La Aurora de Chile, le primer periódico editado en Chile.

La fe de los padres de la patria

Seis años antes de la Independencia, el 5 de diciembre de 1811, se celebró una misa de acción de gracias solicitada por José Miguel Carrera y Bernardo O'Higgins, pidiendo la intercesión de la Virgen en el proceso que se estaba llevando a cabo. Un año antes de la independencia, el 5 de enero de 1817, José de San Martín la declaró oficialmente "Patrona del Ejército de los Andes", colocando el bastón de mando en la mano derecha de la imagen religiosa. Finalmente, en las vísperas de la batalla de Chacabuco, O'Higgins la proclamó como "Patrona y Generala de las Armas Chilenas". En la actualidad la imagen de la Virgen del Carmen es usada como Patrona del Ejército Libertador de Argentina y Chile.

El padre Carlos Cox, rector del Santuario de Maipú, explica que los líderes del proyecto libertador de América no era solo político, y que tenía un fuerte componente cristiano: "San Martín ya traía una raíz carmelitana y Mendoza encomendó la expedición libertadora a la Virgen del Carmen e hizo el signo de regalarle su bastón de mando. Bernardo O'Higgins, por su parte, había participado en las novenas de san Agustín, y discierne que su tarea libertadora no es solo un proyecto político, que también es hacer presente un proyecto de Dios con nuestro pueblo".

En momentos en que se produce el avance de las tropas realistas en el territorio se vivía una gran inquietud: "Se pensaba que se podía perder lo ganado. Se había vivido el dolor de Rancagua y la huida a Mendoza". Bernardo O'Higgins envió cartas al Cabildo de Santiago solicitando oraciones a Dios y a la Virgen del Carmen. En 1817, las autoridades civiles, eclesiásticas, y los vecinos, elevaron en la Catedral de Santiago un voto, por el cual se comprometían a erigir -en el lugar donde se diera la próxima batalla-, un Templo para la Virgen del Carmen.

El padre Cox agrega que "O'Higgins venía herido de la batalla de Cancha Rayada y no estuvo presente en la Batalla de Maipú. San Martín, en algunos de los momentos más álgidos (murieron 3 mil soldados), invocó la acción protectora de María. Luego del triunfo, con el abrazo de San Martín y O'Higgins, se da un momento un agradecimiento, de sentir que junto a la Virgen del Carmen se logró la búsqueda de un nuevo horizonte para nuestra patria, y por eso hay un decreto que decide erigir el templo y pronto, en noviembre de 1818 se comienza a construir la primera parte de las ruinas históricas".

-¿Por qué los soldados apelan a la Virgen en un combate donde muchos perderán su vida y se enfrentarán unos a otros?
-Jesús habla en el Sermón de la Montaña del amor al enemigo, es un mensaje de amor y perdón a los demás, pero, al mismo tiempo, los pueblos experimentan la guerra y nadie quiere guerra, éstas siempre terminan donde nunca debieron empezar, pero existen la herida, el pecado y la debilidad, y en ese espíritu lo que se invoca es que se haga real lo que es mejor para todos. El hecho de que el templo de Maipú esté levantado sobre una tumba donde hay vencedores y vencidos, significa que hay lugar para todos. En medio del dolor de una guerra planificada por los hombres, Dios permitió el nacimiento de una nueva etapa para Chile".

El padre Cox agrega que "siempre los proyectos civiles o militares son una interpretación de Dios en la historia y de ahí viene que ellos se encomiendan a la Virgen. Los padres de la patria dan gracias a Dios en Chacabuco y cuando se concreta la Independencia de Chile, vuelven al voto, a la promesa de construir un templo a la Virgen, y no solo ellos, lo hace la población de Santiago, experimentando que por intercesión de la Virgen del Carmen se hace evidente que Dios acompaña este nuevo paso de Chile".

Fray Pedro Subercaseaux pintó 'La Batalla de Maipú', que recrea los hechos del 5 de abril de 1818. En el mural se aprecian los momentos finales de la batalla que consolidó la independencia de Chile. Germán Domínguez, director del Museo del Carmen de Maipú explica que el mural de Fray Pedro Subercauseaux es uno de los más importantes del fraile benedictino: "Quiso hacer una recreación de la Batalla de Maipú pero, sobre todo, el encuentro de O'Higgins y San Martín bajo la advocación de la Virgen del Carmen".

Agrega: "La mayoría de los patriotas como la mayoría del pueblo chileno era muy fiel y tenía la devoción a la Virgen del Carmen de forma muy privada, muy personal. Nosotros en el museo tenemos un escapulario que perteneció a O'Higgins, que lo llevaban las personas devotas de la Virgen del Carmen. De tal manera que la madre de O'Higgins debe haber tenido esta devoción, que era muy extendida en todo el pueblo. Tanto O'Higgins como Carrera, y más tarde Prat, confiaban en la bendición, la custodia y el apoyo de la Virgen".

Para el padre Cox la figura de O'Higgins es claramente una figura de fe: "Siempre aparece Bernardo O'Higgins como no creyente, y era creyente; él manifestó de manera pública su fe y su confianza, junto con su esfuerzo como prócer, como padre de la patria, seguir los caminos que Dios quería". "Por eso que junto con el abrazo hay desde ese momento un agradecimiento, de sentir que junto a la Virgen del Carmen se logró la búsqueda de un nuevo horizonte para nuestra patria. Fueron los propios O´Higgins y San Martín quienes colocaron los primeros ladrillos de los muros históricos de la Capilla de la Victoria, que aún se encuentra frente al actual Templo".