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Domingo 21 de abril de 2019

"Resucitó el Señor, aleluya" cantaron los fieles en Vigilia Pascual

La solemne celebración, fue presidida por monseñor Aós, quien invitó a los fieles a poner en manos de Cristo el deseo de verdad y justicia. “La Pascua es tarea de todos” subrayó.

Fotos: Nibaldo Pérez

Periodista: Danilo Picart

Son las nueve de la noche del Sábado Santo y la Catedral Metropolitana permanece en un profundo silencio. Cientos de fieles se preparan para vivir la Vigilia Pascual, que marca el fin de la Cuaresma, con la Fiesta de la Resurrección del Señor. El templo permanece con sus luces apagadas y poco a poco, las velas iluminan cada rincón, dando la señal de que la luz de Cristo está en medio de la comunidad y que vence a las tinieblas. En este ambiente solemne, la procesión, encabezada por Monseñor Celestino Aós, camina hacia el altar, grabando los signos de Alfa y Omega e insertando los cinco granos de incienso, que representan las llagas de Cristo resucitado. Luego, bendijo el agua de la fuente Bautismal, como promesa de renovación de la fe.

Tras encender el cirio y proclamar la Resurrección, se recitó el Pregón Pascual. Dando inicio a la Liturgia de la Palabra, en que se leyeron los siete relatos del Antiguo Testamento referentes a la salvación de Dios. El momento fue sellado con los cantos de aleluya, donde se escuchó el replicar de las campanas de la Iglesia Catedral y se encendieron las luces del lugar.

La homilía del Administrador Apostólico de la diócesis de Santiago, estuvo marcada por una profunda reflexión en torno a los pecados de la sociedad y el rol del cristiano en todas las circunstancias. "En todas las situaciones oscuras o dolorosas hay salida. El mundo repite su lógica y sus exigencias. Nosotros, tenemos que atrevernos a ser distintos, a mostrar otros sueños que este mundo no ofrece. A testimoniar la belleza de la generosidad y del servicio, de la pureza, de la fortaleza, del perdón, de la fidelidad a la propia vocación, de la oración, de la lucha por la justicia y el bien común, del amor a los pobres, de la amistad social".

Asimismo, el obispo Aós explicó cómo actúa la infinita misericordia de Dios para quienes lo buscan. "Las heridas recibidas pueden llevarte a la tentación del aislamiento, a replegarte sobre ti mismo, a acumular rencores. Pero nunca dejes de escuchar el llamado de Dios al perdón".

Finalmente, enfatizó en la importancia de la celebración de la Pascua para vivir una vida nueva. "Jesús ha muerto por nuestros pecados. Jesucristo ha resucitado para que tengamos vida nueva. Considérense muertos al pecado y vivos para Dios, en Cristo Jesús. Ese Cristo que nos salvó en la cruz de nuestros pecados, con ese mismo poder de su entrega total, sigue salvándonos y rescatándonos hoy (...) La pascua es tarea de todos, la vida es tarea de todos. Tú tienes que descubrir quién eres y desarrollar tu forma propia de ser santo, más allá de lo que digan y opinen los demás; llegar a ser santo es llegar a ser más plenamente tú mismo, hacer ese que Dios quiso soñar y crear".

Terminada la homilía, la asamblea cantó a una sola voz "resucitó el Señor, aleluya". Fue el momento para que el pueblo de Dios renovara sus promesas bautismales, confirmando el deseo de caminar en santidad. Con la celebración de la comunión, los fieles entraron en el misterio de la Resurrección del Señor. Culminando de esta manera, con uno de los ritos más importantes de la tradición cristiana.

Las voces de la Resurrección

Provenientes de distintos lugares, los fieles que concurrieron a la Iglesia Catedral, vivieron con gozo la Fiesta de la Resurrección. A continuación, algunas voces y sensaciones que dejó esta celebración.

Vestida de blanco, Sandra Cuevas lleva 22 años de camino Neocatecumenal. Pertenece a la Parroquia Sagrada Familia y con esta solemnidad cristiana, sella un ciclo formativo que le permitió renovar su fe. "Ha sido un regalo el estar con Monseñor Celestino, en realidad, una luz para nosotros. Nosotros estamos renovando nuestro bautismo después de mucho tiempo. Estamos muy contentos, somos 52 personas, más un grupo de catequistas que nos han acompañado durante todo este tiempo. Así que estamos muy contentos renovando con todos nuestros hermanos este bautismo".

Por su parte, Gisella Canaviden, proveniente de Perú, está radicada en nuestro país desde hace 3 años y no oculta su emoción tras participar de esta festividad. "He venido aquí para ver la Resurrección, para vivir un poco de lo que es esta celebración. Lo mismo que vivía en mi país, lo vivo acá. Es muy emocionante. Lo que más me ha conmovido es que la gente quiere tener fe, quiere creer en Jesús y por eso están aquí. Tras vivir la Vigilia, he resucitado. Siento que he vuelto a nacer, mi fe ha aumentado más".

Sensación similar es lo narrado por la señora Rosa, una mujer de edad que está en situación de calle y que no pierde oportunidad de vivir la Fiesta de la Resurrección en el lugar que ella denomina su "casa", la Catedral Metropolitana. "Para mi, vivir esta fiesta de Resurrección ha sido una maravilla, una felicidad enorme. Además es una ceremonia de lujo, que es la que siempre he esperado y por fin llegó. He celebrado la vigilia desde que estoy en Santiago, hace más de 10 años, y ahora quise darle la bienvenida a monseñor Aós. Sin embargo, no pude".