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Jueves 22 de julio de 2021

Mons. Aós a seminaristas: “Tengan el servicio y el corazón de María Magdalena”

Este jueves 22 de julio, en la Fiesta de Santa María Magdalena, la primera mujer que vio a Cristo resucitado, cuatro seminaristas recibieron los ministerios menores, previos al diaconado y presbiterado, en el Seminario Mayor, en misa presidida por el Arzobispo de Santiago.

Fotos: Nibaldo Pérez

Periodista: Enrique Astudillo Baeza y Francisco Contreras Galleguillos

Fuente: Iglesia de Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

En vista a una futura ordenación sacerdotal y con todos los aforos y protocolos sanitarios, un grupo de obispos, formadores y sacerdotes, además de familiares y amigos, celebraron junto al cardenal Aós, la institución del Ministerio de Admisión a las Órdenes de los seminaristas Alejandro Barrios Gutiérrez y de Jaime Castillo Sandoval, como también de la institución al Ministerio del Acolitado de Gerardo González Busse y Viterbo Jiménez Roa.

El designado como nuevo Obispo Auxiliar de Santiago y rector del Seminario Pontificio, padre Cristian Castro, partió la eucaristía señalando que es una ocasión hermosa la que se vive, “porque acompañamos a estos seminaristas, hermanos nuestros, que dan un paso tan importante en su formación hacia el sacerdocio”. 

El cardenal Aós comenzó su homilía abriendo una interrogante. “Nosotros honramos a María Magdalena como testigos de la resurrección, pero qué es ser testigo de la resurrección”. Y respondió que “María Magdalena no vio el momento de la resurrección, nadie lo vio. Ser testigo de la resurrección de Jesús es un encuentro con el resucitado. Es reconocer a Jesús resucitado y glorioso”.

A la luz de la imagen de María Magdalena, continuó: “Esa mujer recibe entonces la misión. Vete a anunciar a tus hermanos que estoy vivo, aunque te crean loca, aunque te cueste creer, lleva la buena noticia y María Magdalena lleva la buena noticia de la resurrección del Señor”.

Luego, le habló a los ordenados. “Queridos seminaristas, que nuestro nombre se pronuncie delante de la comunidad cristiana (…) Y cuando vayan avanzando, se les llamará también para el diaconado y se les llamará en otro momento al presbiterado. Y cuando nuestros hermanos hayan de ser consagrados obispos, también será por su propio nombre, para recordarnos como una elección de Jesús”.

Por último, el pastor advirtió. “A ustedes se les ha llamado por su nombre para que den este paso para que sean testigos de la resurrección del señor en medio de la comunidad. Éste no es un puro trámite, no se trata de ser acólito, lector o voy a dar este paso porque es un peldaño más, no es eso. Cada uno de estos ministerios tiene su propia identidad y cada uno tiene que ejercerse con dedicación, con fervor, con amor. El que no es un buen acólito, difícilmente será un buen sacerdote, y el que no es un buen sacerdote, no será un buen obispo”, enfatizó.

La Admisión es el paso dentro de la formación por el cual el obispo admite a los seminaristas como candidatos oficiales a las órdenes sagradas. Se da en el sexto año de formación en el seminario. Uno de ellos, Alejandro Barrios Gutiérrez, expresó: “Estoy muy emocionado y consciente de este gran paso en mi formación. Agradezco a Dios su infinito amor, que confirma este llamado que me hace en la Iglesia, con todas mis limitaciones. También este paso me invita a seguir creciendo en mi formación, en la entrega. Esto se concreta en la Iglesia de Santiago, donde, si Dios quiere, el día de mañana estoy llamado a servir en el presbiterado”.

Por su parte, Jaime Castillo Sandoval, también llamado a la Admisión, dijo que “siento que este paso, el rito de admisión, es una gracia que viene totalmente de Dios y me desafía a seguir profundizando y formándome en los aspectos que me toca crecer, unido a la oración y en el encuentro con la persona de Jesús, me preparo para una configuración con él. También este rito me prepara para servir a esta arquidiócesis, vinculado a mi obispo, en el presbiterio de Santiago”.

En cuanto al Acolitado, se da en el octavo año de seminario. Antes de recibir las órdenes sagradas se les otorga este ministerio que los habilita para el servicio del altar, quedan como acólitos instituidos. Al respecto, Gerardo González Busse indicó: “Es un paso bien importante, porque marca un punto de preparación al sacerdocio y es una forma de introducirse más profundamente en el misterio de la Eucaristía y poder, en un tiempo más, presidir la misa. En esa participación que significa la preparación del altar, vivir de una manera más cercana este sacramento. Es un regalo muy grande de Dios, no merecido, es una gracia”.

El otro nuevo acólito, Viterbo Jiménez Roa manifestó: “Si bien no es un gran cambio en la labor práctica que uno realiza, es significativo, porque en la experiencia espiritual más profunda, es como sentir que Jesús me dice: ‘Yo te estoy dando mi sí. Ahora tú, Vito, ¿quieres darme tu sí para este camino?’. Es una experiencia llena de ternura por parte del Señor, que, a través de la Iglesia, de su pueblo, ve en mí los signos de esa vocación”.

Revisa la eucaristía aquí.