Domingo 2 de febrero de 2020
Celestino Aós: “La luz es Jesucristo en tiempos convulsionados”.
Celestino Aós celebró la eucaristía en el monasterio de Carmelitas Descalzas de San José, en Ñuñoa, ocasión en la que destacó que la violencia: “Solamente trae más dolor, heridos y muertos. La luz es Jesucristo (…)
Fotos: Omar González
Periodista: Paula Ampuero Ulloa
En la conmemoración del día en que Jesús fue presentado en el templo por María y José, monseñor Celestino Aós bendijo las candelas de las hermanas de claustro y de los fieles que llegaron hasta el monasterio de Carmelitas Descalzas de San José.
"Jesús hace 40 días ha venido al mundo y ese niño es el regalo de Dios a la humanidad", dijo a los más de 100 fieles que llegaron hasta el monasterio durante este domingo 2 de febrero. El Arzobispo de Santiago invitó a todos a que "congregados en la unidad por el Espíritu Santo, vayamos hacia la casa de Dios al encuentro con Cristo. Lo encontraremos y reconoceremos en la fracción del pan, hasta que vuelva revestido de gloria".
Durante su homilía don Celestino hizo una reflexión sobre el momento actual que vive Chile: "Nuestros tiempos están convulsionados por la violencia, que solamente trae más dolor, que trae heridos, muertos. Que no presenta ninguna salida, que es tiniebla. ¿Quiénes serán luz para nosotros? La luz es Jesucristo. En estos tiempos tenemos que ponernos de rodillas para que Jesús nos dé la luz".
Además, recordando las palabras de Jesús, exhortó: "Vayan por el mundo entero, hagan lo que yo he hecho, amen a sus enemigos, recen por ellos, así lo dijo el Señor. Es la hora en que el cristiano viva el gozo de ser cristiano. (...) Tenemos que ser en Chile luz, sal, esa es nuestra misión y ese es el compromiso. No se trata solo de encender la vela hoy, se trata de encender la vela del corazón, de poner en nuestro corazón amor para ser instrumentos de paz y de bien".
Luz del mundo
Mario Domínguez, acólito del monasterio desde el año 2002 acompañó la celebración de la eucaristía y el momento de la bendición. Para él la Presentación del Señor "es una fiesta muy bonita. Es un poco la prolongación de la Navidad, porque es la Virgen que lleva en brazos al niño Jesús –la luz del mundo- al templo y nosotros lo simbolizamos llevando las velas encendidas en nuestras manos".
Lorena Araneda, una de las fieles presentes, señaló estar muy emocionada: "No me esperaba esta visita y tener tan cerca al arzobispo, es emocionante. Me hace sentir que ellos están con nosotros. Para mí fue una sorpresa muy agradable".
María Luisa Curt, quien va al monasterio desde hace 20 años, sostuvo que esta visita "le pone mayor santidad a este santuario, mayor relevancia a lo que hacen las hermanas, que es una gran labor. Me gustó mucho la prédica, en el sentido de intentar de ser más bueno y ver al otro, sobre todo en estos momentos de crisis, como un hermano".