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Domingo 27 de diciembre de 2020

Es necesario querer ser familia, dijo el cardenal Celestino Aós

El Arzobispo de Santiago presidió la misa este domingo 27, en la Fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, concelebrada por el Obispo Auxiliar Alberto Lorenzelli y transmitida on line.

Periodista: José Francisco Contreras

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

Antes de la misa, el cardenal pidió que en las casas pronuncien los nombres de cada uno de los miembros de sus familias, cosa que él mismo hizo, al indicar: “Mis padres se llamaban José y Felisa, y mis hermanos son Margarita, Teodoro, Julio, Mercedes, Jesús Joaquín,  María Asunción y María Ángeles”, e invitó a que en un momento de silencio traigan a la memoria a esos seres queridos.  

Al momento de comenzar la homilía, afirmó que “la familia es un regalo de Dios”, para luego advertir que esta tarea “grande y hermosa” a la que estamos convocados tiene un peligro: “Malo es quedarnos mirando sólo a nuestra familia en la tierra y hacer de esta fiesta algo sentimental; malo es quedarnos considerando sólo a la Familia Santa de Jesús, María y José y olvidarnos de nuestra familia de la tierra, de las personas con quienes compartimos la existencia”. Este núcleo central de la sociedad, dijo, será lo que nosotros hagamos de ella. “Somos familia porque estamos enlazados por la sangre”, aunque no basta solo esto, sino que es necesario “querer ser familia”, lo que implica que entre todos queremos acogernos, entendernos, ayudarnos y aconsejarnos, pero en libertad, “para que cada uno vaya buscando su propia vocación y vaya conformando su propio proyecto de vida: la profesión que desea, el estado de vida sea en solería o en matrimonio o en la vida religiosa”.

Más adelante, el cardenal Aós comparó a la familia con una cazuela, que en todas partes tiene los mismos ingredientes, pero distintos sabores: “En una familia debe haber ingredientes de cariño, ternura, comunicación, ayuda, colaboración, perdón, oración y fe”. Como el Niño Jesús, que llegó a una familia, el matrimonio de José y María, con los que se desarrolló como humano: “iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él”, como lo señala el Evangelio de este domingo. 

Enseguida, el Arzobispo de Santiago se refirió a quienes, en esta pandemia, sufren por estar alejados principalmente de los abuelos o de los niños, para no contagiarles, y pidió que “valoremos su sacrificio y recemos hoy por ellos, por todos los que están separados de sus familiares”. Pero la pandemia también ha obligado a otros a estar más tiempo con la familia, y “muchos han visto y aprovechan la oportunidad para crecer y profundizar en el aprecio y la vivencia del cariño con la familia. Aunque tienen dificultades y problemas saben superarlos”. Sin embargo, mencionó, además, a aquellos que toman como un castigo el tener que soportar al esposo o a la esposa, a los hijos o a los papás, a los abuelos o a los hermanos. “¡Qué terrible convivir obligados y a la mala! Se llega hasta a las agresiones, hasta la violencia asesina. Recemos por quienes están sufriendo de este modo”, pidió.  

El cardenal Celestino Aós llamó a dar gracias a Dios por gracias “por tantas familias buenas y generosas como hay; por tantos legisladores y autoridades; por tantos especialistas y terapeutas, que buscan proteger y ayudar a las familias; por nuestra propia familia: con sus limitaciones y defectos: “¡Sagrada Familia de Nazaret, ruega por nuestras familias!”. 

Antes de impartir la bendición, el arzobispo señaló que “la Navidad no es solo el día 25, todos estos días estamos invitados a vivir en la alegría, les deseamos que tengan unos días hermosos y felices”.