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Artículo

Sábado 16 de abril de 2022

Palabras del cardenal Celestino Aós durante el Vía Crucis

"¿Se puede hoy ser bueno en Chile?¿Se puede hoy amar en el mundo? Sí, y tenemos nosotros que ser luz y esa levadura. Cuando otros creen que en la violencia, en el descrédito o en tantas formas de pecado se encuentra la liberación, nosotros tenemos que ser buenos, y con nuestra conducta y nuestras palabras tenemos que ser la levadura en la masa".

Periodista: Felipe De Ruyt

Gritaron los hombres: "Crucificamos a Cristo, matamos a Dios encarnado". Después, a esta hora, solo quedaron los susurros de algunos al ver pasar a María, que volvía del Calvario. "Mirad, es la madre del que crucificaron. Es la madre del que ejecutaron". Después, silencio. La gente volvió a sus casas. Unos, contentos porque habían triunfado, porque con la violencia se habían quitado de medio aquel Jesús que resultaba incómodo. Creían que habían triunfado. 

Otros estaban doloridos y desconcertados. El Gran Silencio de Dios. ¿Por qué Dios no vino a bajar a Jesús de la Cruz?¿Por qué no le respondió cuando le gritó: "Padre, ¿por qué me has abandonado?". En el corazón de María, el eco de las palabras del ángel cuando le anunció la encarnación del Verbo: "Tu hijo será grande, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, y su Reino no tendrá fin, y reinará para siempre". Y ahora, ¿qué queda de todo eso? Solo sobre la Cruz, una tablilla con aquellas letras, Jesús Nazareno. Nada más. ¿Ha sido todo un sueño?¿Han servido para algo la vida y la muerte de Jesús?

La fe, nuestra fe, como la de los apóstoles, descubrirá y confesará que ese Jesús que muere, muere en el último gesto del amor. "Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos". Jesús murió por usted y por mí. Cuando veamos la Santa Cruz, tenemos que renovar en nosotros esa certeza que nos hace cristianos: "Me amó y se entregó a la muerte por mí. Y sentirnos queridos por Dios".

¿Ha muerto en vano Jesús? No. Jesús ha sembrado y nosotros somos esa semilla. Un día Jesús miró a los ojos a sus discípulos y les dijo: "Ustedes son la luz del mundo en este mundo de tinieblas. Ustedes son la levadura en la masa". Y ellos van a tener que recordar eso. La Cruz nos recuerda que Jesús nos ama y nos recuerda que nosotros tenemos que vivir como cristianos, siendo luz y siendo levadura.

¿Se puede hoy ser bueno en Chile?¿Se puede hoy amar en el mundo? Sí, y tenemos nosotros que ser luz y esa levadura. Cuando otros creen que en la violencia, en el descrédito o en tantas formas de pecado se encuentra la liberación, nosotros tenemos que ser buenos, y con nuestra conducta y nuestras palabras tenemos que ser la levadura en la masa. ¿Quién va a traer honradez a Chile?¿Quién va a traer verdad y justicia, quién va a traer respeto a la vida humana?¿Quién va a traer una familia mejor? Y podríamos continuar estas preguntas usted y yo.

;Hermanos y hermanas de Esmeralda: es nuestra hora, porque el Señor así nos lo ha dicho. "Ustedes serán mis testigos en Jerusalén y en toda la Tierra". Ustedes tienen que ser luz, tienen que ser levadura. En esta noche, mientras vuelven a sus casas, yo les pediría dos cosas. En primer lugar, que den un beso a sus niños, y agradezco a todos los que han traído a sus niños; enséñenles por qué están y por qué estamos aquí. Y en segundo lugar, que piensen y reflexionen solo en esto: qué puedo mejorar yo, qué tengo que mejorar yo en mi familia, en mi relación familiar. Ahí es donde tiene que empezar a fermentar la masa, ahí es donde tiene que empezar a hacerse la luz.

Hermanas, hermanos: que la Virgen Dolorosa vele nuestro sueño. Que ella sostenga nuestra esperanza. Ella, que esperó contra toda esperanza y que vio la Resurrección. A sus ancianos y a sus enfermos, que estarán ya ahora dormidos, llévenles también nuestra bendición y nuestro cariño. Que a todos y cada uno de ustedes los bendiga Dios Todopoderoso.