Click acá para ir directamente al contenido
Artículo

Lunes 5 de marzo de 2018

Seminaristas dijeron sí al llamado del Señor

Se trata de un grupo de diez jóvenes que se integraron a la comunidad del Seminario Pontificio Mayor de Santiago, para formarse como sacerdotes y ser servidores y anunciadores de la palabra de Dios.

Fotos: Omar González

Periodista: Andrea Ruz Dios

"Las vocaciones siempre son un regalo de Dios", expresó el padre Cristian Castro, rector del Seminario Pontificio Mayor de Santiago, mientras recibía a cada uno de los jóvenes que llegaban al recinto de Walker Martínez, acompañados de sus familiares, amigos y comunidad.

Y es que para la Iglesia de Santiago el ingreso de nueve seminaristas a las filas del propedéutico, significa una nueva esperanza. "Que aumente el número de jóvenes que ingresan, al doble del año pasado es muy positivo. En esto hay un trabajo de la Iglesia en poder manifestar positivamente lo que significa la vocación hacia el sacerdocio, un trabajo que hemos realizado con mucha oración", comentó el rector.

El ingreso al seminario significa hacer frente a la llamada de Dios tras un proceso de preparación y discernimiento que se extiende por casi nueve años. "Es un tiempo muy hermoso en que cada uno de ellos se va identificando más con Jesucristo, sobre todo en el servicio y el ministerio al cual han sido llamados", cuenta el padre Castro.

Domingo García tiene 19 años y es el seminarista más joven en ingresar este año. Confiesa que su familia ha sido un gran pilar en su formación católica y el principal motor de su vocación: "Después de mucho pensarlo, de llevarlo a la oración y ser acompañado por un sacerdote, uno se va dando cuenta de qué es lo que realmente te pide el Señor, que me entregue totalmente a Él a través de esta forma tan bonita", cuenta.

La historia de Paolo Llancaleo es distinta. Tras cinco años de formación en el diaconado permanente, decidió cambiar el rumbo de su vida y aceptar el llamado del Señor. "Esta decisión la tomé porque el Señor me ayudó a descubrir en la oración, en las experiencias pastorales, en la formación en el diaconado, que tenía una vocación más profunda, de ser pastor y que la recibo humildemente. También descubrí que quizás necesité más tiempo para madurar mi decisión y que la escuela del diaconado fue el espacio donde pude madurar mi vocación", relata.

"Me apena que se vaya de la casa, pero estoy feliz por su decisión. Desde chico vi su vocación, con frío o calor iba siempre a la iglesia, a ayudar a quién lo necesitaba, siempre cerca de la gente, siempre participando , apoyado por Dios, su amigo fiel como él lo llama", contó Rosa Colihuinco, madre de Paolo.

Ella, junto a otros padres y familiares de los nuevos seminaristas recorrieron juntos las instalaciones del recinto y conversaron con los sacerdotes a cargo, para comprender el proceso formativo de sus hijos, que considera un periodo de discernimiento, además de estudios de filosofía y teología.

Posteriormente, Monseñor Fernando Ramos, Obispo Auxiliar de Santiago presidió la misa de bienvenida de los candidatos y exhortó a los nuevos seminaristas a vivir este proceso de la manera correcta.

"Ustedes están respondiendo al llamado de Jesucristo, Él es el que le da sentido a la vocación, por consiguiente, todo este proceso si no se hace mirando a los ojos de Jesús, es inútil; En segundo lugar, para que este proceso de formación sea vivido, tiene que ser hecho en la confianza y responsabilidad personal, desde la honestidad más profunda de lo que uno es (...) piensen que todo este proceso formativo no es para ustedes, el despojo de uno mismo es uno de los procesos más arduos en la vida, porque el ser sacerdote tiene sentido cuando uno lo hace por el servicio del pueblo de Dios", dijo el obispo.

Los nuevos seminaristas

- Ignacio Ramírez, 26 años, Diócesis de Talca
- Domingo García, 19 años, Arquidiócesis de Santiago
- Ismael Caro, 20 años, Arquidiócesis de Santiago
- Juan Araya, 20 años, Diócesis de Melipilla
- Ismael Cuevas, 23 años, Arquidiócesis de Santiago
- Felipe Rouret, 24 años, Arquidiócesis de Santiago
- Carlos Abarzúa, 25 años, Diócesis de Punta Arenas
- Ignacio Lastra, 32 años, Diócesis de Linares
- Paolo Llancaleo, 35 años, Arquidiócesis de Santiago

En tanto, Matías Morice, se integró a la casa de Teología, tras cinco años fuera del Seminario.