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Domingo 25 de julio de 2021

"Ser constructores del diálogo y la amistad social"

La súplica la hizo el cardenal Celestino Aós Braco desde la Catedral Metropolitana al presidir la Eucaristía en la Solemnidad del Patrono de la arquidiócesis y fue transmitida por Emol y por las plataformas de la Iglesia de Santiago.

Fotos: Nibaldo Pérez

Periodista: José Francisco Contreras

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

Al comenzar su homilía, el cardenal se refirió a los textos de la misa de esta solemnidad y recordó que los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor, narraban lo que habían visto y oído, pero más que eso: “La resurrección de Jesús llena de gracia y de luz el corazón de las personas y se convierten. ¿Qué es convertirse? Es pensar distinto, es sentir diferente, es obrar de modo justo y bueno”. Eso molesta a los que quieren seguir en sus pecados, dijo, por eso “cuidado con nuestros enojos, con nuestras rabias. Nos indican que hay malestar, que hay desajuste; y nos avisan de que pongamos freno porque si no iremos al precipicio de la destrucción”. 

Después indicó que donde hay un católico se oye repetir las palabras del apóstol: “También nosotros creemos y por eso hablamos. Nosotros sabemos que Aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará con él y nos reunirá a su lado junto con ustedes”.

Respecto de esta ciudad que lleva el nombre del apóstol, señaló que Santiago no logra esconder lugares y situaciones de necesidad y pobreza y aún miseria: “En nuestros mismos jardines tenemos hermanos, nacidos acá o allá, pero hermanos nuestros que viven y duermen su miseria. Nuestras paredes y monumentos se llenan de pintadas y nuestro aire se hace venenoso de contaminación”. Por eso, dirigiéndose al patrono de la arquidiócesis, le expresó: “Hoy, te traemos nuestra preocupación y nuestra súplica”. Y añadió que “queremos apoyarnos en las ciencias y en las técnicas, en los políticos y urbanistas. Pero nosotros lo sabemos y lo repetimos que no hay renovación ni futuro sino en Cristo resucitado”.

Y su oración al patrono continuó: “Hoy, apóstol Santiago, te pedimos que nos asistas en la pandemia. Pero también que nos ayudes en las otras enfermedades que nos torturan: estamos contaminados de egoísmo, de orgullo, de violencia, etc. En nuestros hogares, en nuestras calles, en nuestros parlamentos; en nuestras almas”. 

Ofrecer esperanza, verdad y justicia a los que sufren

En otra parte de su homilía, destacó lo grande y lo positivo que tenemos los chilenos, pero también  lo mucho de inmaduro y de malo que hay: “De mirar el presente dolorido surgirá una mirada del futuro como hermanos y chilenos”, afirmó. Y añadió que “nos enredamos hablando de que queremos cambios, pero no estamos dispuestos a cambiar, queremos que a nosotros no se nos pidan cambios ni sacrificios, ni colaboración. Unos pocos siguen enriqueciéndose mientras se crean condiciones de miseria para muchos. Tú, apóstol Santiago, supiste de la dureza de quienes querías catequizar; y nos dicen que tuviste tentaciones de desaliento. Con la ayuda de la Virgen María seguiste en el empeño hasta dar la vida por Jesucristo”. 

Luego expresó que la sangre del apóstol mártir dice que “no hay un cristianismo fácil, que ser cristiano es tarea de convertirnos cada día a pensar como Jesús, a sentir como Jesús, a obrar como Jesús (...) que hay que invitar a la conversión del corazón a los que siembran el odio, la división y la violencia; y ofrecer a las víctimas la esperanza que viene de la verdad, la justicia y el perdón, ser cristiano es vivir una vida sencilla y fraterna, donde respetemos a los demás y tratemos de hacernos la convivencia más agradable unos a otros, donde compartamos nuestros valores y nuestra visión evangélica de la vida”.

El cardenal Aós terminó su reflexión con esta súplica al apóstol Santiago: “Ayúdanos a ser constructores del diálogo y la amistad social, testigos de Jesús hasta la muerte; ayúdanos a mantener la esperanza en los demás sin olvidarnos que la fuerza renovadora viene del Espíritu Santo”. 

La misa fue concelebrada por los obispos auxiliares Cristián Roncagliolo y Alberto Lorenzelli y canónigos de la catedral, mientras que en todas las parroquias de la arquidiócesis se celebró también esta solemnidad del patrono de esta Iglesia local. 

Antes de la bendición final, envió un saludo especial a los ancianos, abuelos y abuelas,  con motivo de ser hoy el Día de los Ancianos y Abuelos, “a los que están bien y a aquellos que están en situación de precariedad de salud o bien económica. Mi saludo especial a los enfermos, a los que están privados de libertad, a los que están sufriendo, los ponemos bajo la protección del apóstol Santiago”.