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Domingo 7 de febrero de 2021

“Vacunarse y cumplir las normas sanitarias es acto de amor a Dios”

En la misa dominical el cardenal Celestino Aós reflexionó sobre el sufrimiento y la muerte. Agregó que es una obligación de los cristianos acompañar a los enfermos y luchar contra las enfermedades.

“La pasión, la muerte, la resurrección de Jesús, que celebramos en cada eucaristía, y especialmente el domingo, da sentido a nuestro sufrimiento, da sentido también a nuestra muerte y nos sostiene en la esperanza de la resurrección”. Con esas palabras, el cardenal Aós animó el inicio de la misa de este quinto domingo del tiempo ordinario, que fue transmitida por Emol.com y concelebrada por el obispo auxiliar de Santiago, monseñor Alberto Lorenzelli.

En la primera lectura se relata la historia de Job, quien enferma seriamente y cuya esposa lo incita a maldecir a Dios y morir. En el Evangelio según San Marcos Jesús sana a la suegra de Simón y a muchos otros enfermos y endemoniados.

Eutanasia

Ponerse ante Dios es cosa seria, sostuvo Aós, “y Job, en este sufrimiento intolerable, habla a Dios: ‘Sería mejor que me estrangularas, prefiero la muerte a esta vida, no puedo más, no quiero seguir viviendo, déjame en paz, que mi vida es como un suspiro’. Si hubieran estado cerca los de la eutanasia lo habrían liquidado, le habrían dicho que Dios se equivoca cuando hay sufrimiento grande en una persona, que es más humanitario matarla”.

Y continúa su reflexión: “La obligación que tiene un cristiano es luchar contra la enfermedad. Y la obligación gravísima que tenemos es tratar bien a los enfermos. ¿Seré capaz de compartir esos momentos duros, de desesperanza, de queja e incluso pidiendo la muerte, o le ofreceré la eutanasia? No es la eutanasia una forma más discreta de expresar lo que la mujer de Job decía brutalmente (…) La muerte por eutanasia es la declaración definitiva: ‘No te queremos, desaparece’”.

El sufrimiento, explicó el arzobispo, “es un misterio. Hay sufrimiento, pena y dolor, pero no son castigos, Dios quiere que seamos prudentes y nos cuidemos y cuidemos la salud de los demás. Vacunarse, cumplir las normas sanitarias es obligación del quinto mandamiento: es acto de amor a Dios y a los hermanos”.