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Artículo

Viernes 7 de mayo de 2021

Opinión: Salud mental de adolescentes

Para reflexionar acerca de diversas temáticas de la contingencia nacional, con un enfoque cristiano, invitamos a diferentes expositores de la política, la academia, el mundo social y pastoral a compartir su visión.

Por: Mariarita Bertuzzi, psicóloga y terapeuta familiar. Directora Escuela de Psicología U. de los Andes.

Fuente: Periódico Encuentro

Link fuente: http://www.periodicoencuentro.cl/mayo2021/9.php

Los adolescentes han vivido esta pandemia y sus consecuencias como todo el resto de las personas. Sin embargo, la viven con el sello propio de su edad, caracterizado por una menor conciencia de peligro, un marcado interés en compartir con sus pares y, al mismo tiempo, una fuerte necesidad de contar con un espacio personal donde estar a solas.

Los adultos podemos empatizar con ellos, porque lo vivimos, sin embargo, nos sorprende la falta de comprensión y cooperación de jóvenes que ya no son niños. Si bien es cierto que han crecido, siguen necesitando contención emocional o compañía para reflexionar acerca de lo que está ocurriendo y expresar así sus ansiedades, anhelos y temores. Escucharlos en sus sentires constituye un importante espacio de validación y contención emocional, y el contacto interpersonal y cercanía de los adultos genera un factor protector.

Para lograrlo, es conveniente buscarlos respetando sus tiempos y no desmotivarse si no se abren a nuestras propuestas. Conversar evitando juicios y preguntarles cómo están para entenderlos mejor. Al mismo tiempo, tolerar un cierto grado de incertidumbre y aceptar que no contamos con todas las respuestas ni las necesitamos para conversar con ellos, resulta clave para mantener una cierta tranquilidad y apertura. De otra manera podríamos tensionarnos y tender a perder la paciencia, dar respuestas apresuradas o cerrarnos a escuchar. Del resto, aceptar que hay cosas que no podemos controlar y confiar en la Divina Providencia, por cierto, da esperanza y propicia una mejor disposición a acoger las incertidumbres y ansiedades de otros.