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Martes 5 de abril de 2022

Opinión: Una conducta silenciosa que destruye

Por: María Cecilia Besser, Directora del Centro de Estudios y Atención a la Comunidad, UCSH

“Te odio”, “no sirves para nada”, “nadie te quiere”: son frases que seguimos escuchando dentro del contexto escolar. El bullying ha evolucionado con los tiempos, pasando de actos de matonaje físico, más visibles y fáciles de intervenir, hacia el bullying psicológico, una conducta silenciosa que destruye paulatinamente la autoestima de quienes la sufren.

Insultos, críticas, apodos, aislamiento, murmullos y otras conductas de este tipo son fáciles de detectar en los recreos e incluso dentro de la sala de clases. Buscan, en la mayoría de los casos, la exclusión social de la víctima. La aparición del ciberbullying tampoco es nueva. Sin embargo, las características de virtualización propias de los tiempos actuales y acrecentadas con la pandemia nos han puesto en alerta de esta nueva forma de matonaje por redes sociales que se hace cada vez más frecuente entre los jóvenes.

Esto lo demuestra un estudio realizado en México, que describe que el 48% de los niños y adolescentes reconoce haber recibido insultos en las redes sociales, poniendo en alerta a los sistemas educativos y sobre todo a las familias. La gravedad de este fenómeno radica muchas veces en el anonimato y la adopción de roles imaginarios en la red, que ocultan la individualización del otro y se expresan como una generalidad social. Las consecuencias se expresan a largo plazo en la vida de estos niños, niñas y jóvenes.

Es una de las causas más importantes de ausentismo y fracaso escolar, derivado muchas veces de consecuencias psicológicas graves y permanentes como ansiedad, estrés, depresión, baja autoestima e ideación suicida, entre otras. Promover, prevenir y cuidar los espacios relacionales, basándose en el respeto dentro del contexto educativo y familiar, se nos presenta como uno de los desafíos más importantes en la vuelta a la presencialidad. Sin duda, poder visibilizar el fenómeno e identificar los factores de riesgo en el ciberespacio se nos muestra hoy como algo imperativo.