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Jueves 29 de marzo de 2018

Mensaje de Pascua de Resurrección 2018

Hermanas y hermanos, Amigos y amigas que buscan la verdad, el bien, la belleza, y la solidaridad.

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl

¡Qué hermosa es la noche de Pascua, iluminada por el resplandor de Jesús Resucitado! ¡Cuánta esperanza despierta en el mundo entero; cuánta esperanza en nuestro propio corazón inquieto!

Es la noche que proclama la llegada de los tiempos nuevos y definitivos para quienes anhelan ser más y vivir mejor; la noche en la que las cadenas de la esclavitud y del odio quedan derrotadas y nace el hombre nuevo, la mujer nueva, la nueva humanidad, en toda su belleza y dignidad; la noche que, en la Persona de Jesús resucitado, resplandece el camino, la  verdad y la vida y se abren las puertas a una nueva manera de vivir y de convivir en la fraternidad y paz.

A la luz del Resucitado, con confianza y optimismo, podemos contemplar la historia personal y colectiva, descubriendo en ella la presencia fecunda de la semilla de la eternidad y de un futuro mejor, ese futuro al que aspiran los pueblos, al que anhelamos y queremos fundar, en la justicia, la fraternidad y la paz. Una cultura que llegue a hundir sus raíces en la victoria definitiva de Cristo sobre el mal y la muerte y en su mensaje de reconciliación y de vida abundante para todos. A la  luz  de aquel que, resucitando ha vencido, fundados en su amor redentor, podemos dar gracias  por el don de la vida y del  amor que florece en miles y miles de hogares chilenos; por la  consistencia y el desarrollo democrático de nuestro país; por el compromiso solidario de tantas  instituciones, públicas y privadas; por el corazón generoso de hombres y mujeres  de  bien,    riqueza incalculable de nuestras ciudades y campos, a lo largo y ancho de la Patria entera.

Sí, tenemos muchísimo que agradecer. La semilla de resurrección sembrada en nuestra  tierra, es la Pascua de Jesús y el anuncio de su Evangelio,  vida fecunda, que como sucede en el desierto   después de la sequía de algunos años,  vuelve a florecer y  asombrar por su belleza. 

Solo la fe purificada y renovada de quienes creen en Cristo hará posible,  hoy  también, el paso de  una "comunidad abatida",  a una "comunidad misericordiada" y a una "comunidad   transfigurada",  como lo aseguró el Papa Francisco en su reciente visita a Chile.

En este clima espiritual  de renovación, acogemos la alegría del Señor Resucitado y nos volvemos    a Él para descubrir la inspiración y la fuerza que nos lleva a superar la desconfianza y la duda y a  caminar hacia una fe más sincera y comprometida.

Aparece, entonces a virtud de la fe que es lo contrario a la desconfianza y al abatimiento. En esa fe sobrenatural se funda también la fe humana en las personas y en su capacidad de bien; la fe en el  diálogo, los acuerdos, la búsqueda honesta del bien común,  que es el bien de todos;  la fe en la amistad cívica que permite que siendo muchos, formemos un solo hogar.

Junto a la fe, habita siempre la esperanza, esa virtud humilde y necesaria, que invocamos cuando    no acertamos el camino, nos cansamos o desconfiamos de la ruta que quisiéramos seguir. Es la virtud de lo imposible: esa virtud que hace florecer los desiertos y que se palpa en los brotes de un árbol caído. La esperanza que surge, nueva y novedosa,  del  vientre de una madre encinta,  al dar  a luz el fruto de sus entrañas. Es la esperanza inscrita en el ADN de cada persona y que regala  "ojos de Pascua capaces de mirar la muerte hasta ver en ella la vida; las culpas hasta ver el perdón,   la separación hasta ver la unidad; las heridas hasta ver la gloria; el hombre hasta ver a Dios y Dios hasta ver en él al hombre."

Y, así como en el corazón de la Fe habita la verdad y la certeza, en el corazón de la esperanza va creciendo el amor. El amor que invita a creer, a esperar y a comprometerse. El que ama de verdad, sabe que, aunque deba pasar por la cruz de la incomprensión y hasta del martirio, nada en este  mundo, lo puede destruir. El amor siempre puede más, siempre puede romper barreras e ir más allá. La Pascua de Jesús señala la medida del  amor: "Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo." (Jn 13, 1).

Fe, esperanza y caridad: regalo de Cristo Resucitado para todos

A quienes  están viviendo esta Pascua en el lecho de la enfermedad, en la soledad de una cárcel, en el abandono de la ancianidad o en las calles de la desolación; a quienes buscan consuelo o una mano tendida; a los niños, a los jóvenes, a las familias, a los ancianos, a todos y todas, les deseo una Pascua llena de fe, esperanza y de amor.

Amigos todos de esta gran ciudad que compartimos, reciban un cordial saludo pascual y el deseo de bendición y de paz  que brota de Jesús resucitado y, como regalo de resurrección, díganle a cada persona que encuentran: Alégrate, de verdad, el Señor ha resucitado. Con él puedes ser protagonista de cosas grandes.

Feliz fiesta de Pascua.

+Ricardo Ezzati Andrello,

Cardenal Arzobispo de Santiago

- VIDEO Mensaje del cardenal Ricardo Ezzati a continuación: