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Jueves 20 de enero de 2022

Escuela de Verano en Zona Sur: el imperativo de profundizar y madurar la fe

Con una participación de más de 200 personas culminó este proceso anual de formación en esta zona de la Arquidiócesis de Santiago, que se desarrolló vía online y que dejó muy contentos a los organizadores por la fidelidad de la gente.

Periodista: José Francisco Contreras

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

Al respecto, el vicario, obispo Julio Larrondo, señaló que la cantidad de inscritos le pareció “un buen número", a pesar de volver a hacer la escuela vía redes sociales. “La experiencia de formación siempre ha sido un experiencia eclesial importante, porque permite como Iglesia zonal formar, recibir los aportes que brinda, que es lo que ellos mismos solicitan, porque la escuela recoge la necesidad de la gente y eso lo transformamos en los temas de formación”, expresó.

Recordó que en años anteriores a la pandemia, en la Escuela de Verano de la Zona Sur participaron alrededor de 900 personas, sin embargo, dijo, “creemos que poco más de 200 personas hoy es un buen número, por lo difícil que es para muchos el tema del internet”. El cierre del ciclo sí que se realizó de manera presencial, con una eucaristía en la parroquia San Miguel, “y una gran participación, en un ambiente de gratitud por la formación. Estoy muy agradecido de quienes dieron los cursos y por los que participaron con tanto interés”, agregó el vicario.  

Por su parte, Soledad Cádiz, del equipo de Liturgia de la capilla Jesús Nuestro Hermano, perteneciente a la parroquia Santo Cura de Ars, en San Miguel, participó en el taller “Crecimiento y Madurez Espiritual”, impartido por la hermana Gabriela Vergara. Señaló que “la Escuela de Verano es una necesaria instancia para reencontrarse y fortalecer todo lo que significa el trabajo pastoral y así llegar fortalecidos para un mejor servicio”. Respecto del curso en el que participó, afirmó que “es imperativo este aprender y madurar nuestro crecimiento en la fe, con cosas simples, como la oración, la contemplación, el compromiso, la humildad y el silencio. En esta escuela encontré las herramientas para éste crecimiento y madurez”.