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Viernes 12 de marzo de 2021

Retiro del Clero: “Nos recordó las exigencias que implica seguir a Jesús”

Desde el domingo 7, hasta el jueves 11 de marzo, 45 sacerdotes de Santiago vivieron su primer retiro del año. Esta vez fueron interpelados por las meditaciones del padre Juan José Bartolomé quien les habló sobre la radicalidad de seguir a Jesús.

Periodista: Paula Ampuero

Con tres encuentros diarios se vivió el primer retiro que ofreció la Vicaría para el Clero a los presbíteros de Santiago. A las 9:00 horas partían el día por Zoom orando las Laudes y escuchando la meditación del guía; a las 16:00 continuaban con las Vísperas y un nuevo encuentro con el padre Juan José; y a las 21:00 se conectaban para orar las Completas.

Esta dinámica, señalaron desde la Vicaría para el Clero, fue una propuesta para ofrecer una buena experiencia de retiro, pese a no estar juntos físicamente. En definitiva, fue una invitación a los sacerdotes a vivir con profundidad los momentos de encuentro, oración y reflexión, cada uno desde sus hogares.

La meditación

El padre Juan José Bartolomé, teólogo experto en Biblia, guió todas las meditaciones volviendo a la fuente bíblica con el fin de revitalizar el seguimiento de Jesús. Manifestó ante sus pares lo radical que es para Jesús el Reino de Dios y por lo tanto lo radical que debiera ser para quienes lo siguen, el Reino y el propio Jesús.

Con su mensaje animó a los sacerdotes a poner a Jesús en primer lugar en la vida y, explicó, como todas las demás cosas, incluyendo a la familia, los amigos, los hobbies, los gustos, no están en contra de eso, sino que encuentran su lugar en esta opción radical que se ha hecho por Jesús y por el Reino. “El seguimiento de Jesús es cosa de amar”.

El vicario para el Clero, monseñor Alberto Lorenzelli, fue el encargado de entregar unas palabras de cierre para el retiro y agradeció profundamente la disposición del padre Juan José y la de todos los sacerdotes que se conectaron. “Como Moisés que bajó de la montaña donde había contemplado la fascinadora y tremenda belleza de Dios, también nosotros volvemos al valle, a nuestro trabajo diario para poder anunciar las maravillas que hemos contemplado. El padre Juan José nos ha recordado que el discípulo de Jesús, ayer y hoy, no puede aspirar a mejor recompensa que estar junto a su Señor y acabar como Él”.

En ese camino, sostuvo el vicario, “podemos contar con la ayuda del Espíritu Santo. Gracias a la acción silenciosa, pero omnipotente de la tercera persona de la Santísima Trinidad, la Iglesia y cada uno de nosotros podemos seguir cumpliendo con inquebrantable confianza nuestro Ministerio anunciando a las generaciones que se suceden a que Cristo, que es el mismo ayer, hoy y siempre”.

Los participantes

Respecto a la experiencia vivida en el retiro el padre Cristián Rojas reflexionó: “Es bueno detener el ritmo habitual y tomar tiempo más prolongado para rezar, meditar y descansar en el Señor y su Palabra… especialmente este año en que el predicador facilitó este encuentro con la Palabra de Dios.  Fue así como, la escucha y lectura atenta y pausada de cada meditación ayudó a examinar, ponderar y desafiar mi seguimiento de Jesús. El camino de la interioridad y del silencio de estos días ha permitido retomar fuerzas para afrontar los desafíos y demandas que este tiempo de pandemia nos presenta”.

El padre Wilson Botero coincide en la reflexión: “En medio de todas las actividades que realizamos, es muy importante volver a la fuente y razón de nuestro ministerio. (…) Las meditaciones guiadas por el padre Juan José Bartolomé fueron muy profundas y siempre con base en la Palabra de Dios. Reflexiones desafiantes y al mismo tiempo llenas de esperanza. Nos recordó las exigencias que implica el seguimiento de Jesús y nos invitó a confiar en el amor de Dios que nunca nos abandona”.

El retiro terminó, según sostuvo el padre Mauricio Labarca, “con la esperanza de que el Señor nos siga regalando la gracia de poder seguirlo, especialmente en tiempos adversos, difíciles, desafiantes, donde a veces sentimos que no damos el ancho como personas y como institución. (…) Necesitamos, como curas, como Iglesia, manifestar a Cristo Buen Pastor. Que el Señor nos regale la gracia a partir de estas reflexiones de que cada uno siga este proceso personal de conversión que nos acerque más a Cristo Buen Pastor, que padece, que muere, y que resucita por ti y por mí”.