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Artículo

Viernes 21 de agosto de 2020

Retiro del Clero terminó con meditación sobre el discípulo-pastor de Cristo hoy

El padre Claudio Cartes, sdb, inspector de la Congregación Salesiana, fue el encargado de la última meditación del retiro que desde el lunes desarrolló vía teleconferencia el presbiterio de Santiago, con la participación de más de 90 sacerdotes.

Periodista: José Francisco Contreras

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

El padre Claudio dirigió las reflexiones de los dos días finales, en la última de las cuales señala que en la actualidad hay “valores hegemónicos”, como la producción, lo técnico- científico, lo comunicacional, que dejan el valor religioso, la vida religiosa como valores subalternos. “La fe, la experiencia religiosa, el ministerio presbiteral es embestido por estas tendencias”, expresa. Ante esta realidad, plantea “una nueva manera de narrar la conciencia feliz de una experiencia original”, ser testigo de  un encuentro personal con Dios que comunicar, “más que una doctrina que proponer”. Es decir, relatar a un  Dios que “acontece” en la historia humana. 

Luego, aborda una nueva manera de ser, de sentirse y de animar la Iglesia, que es sinodal y con un Dios que actúa a través de su Hijo: “Después de la Resurrección, Cristo llena con su Espíritu el mundo y la historia”.

El religioso salesiano añade en su meditación que sobre cada una de las cuestiones fundamentales de la existencia, el presbítero debe, hoy y mañana, confrontarse con opiniones diversas, que provocan orientaciones, opciones y comportamientos diferentes. “Ejemplos cotidianos son la propiedad y el uso de los bienes materiales, las mega crisis que enfrentamos, la solidaridad y el sistema económico, el amor y la sexualidad, el matrimonio y la familia, la bioética y la paternidad-maternidad responsable. Detrás de todo está la libertad y la conciencia, el sentido de la vida y la condición humana, el bien y el mal”, expresa.

Refiriéndose a las comunidades de los primeros cristianos, indica que  su credo, “es decir la lista de proposiciones a las cuales adherían mentalmente”, los paganos no lo captaban inmediatamente y muchos ni lo entendían. “Pero veían su estilo de vida. Se amaban unos a otros como hermanos prescindiendo de nacionalidad, color y condición social; lo demostraban poniendo en común los bienes de modo que nadie pasara miseria; participaban juntos a la oración, eran en el ambiente elementos de reconciliación y elevaban el tono de la convivencia”. Afirma, citando a san Pablo, que los discípulos-pastores están llamados a ser santos, como también lo destacan san Juan Bosco y santo Domingo Savio: ser santos es hacer la voluntad de Dios”. El Papa Francisco, por su parte afirma: “Esto es ser santos, ser evangelios vivos”.

Presbíteros como Jesús y María

Para cerrar el retiro de una semana del clero, el Obispo Auxiliar, Alberto Lorenzelli, entregó un mensaje a todo el clero de Santiago, en el que pide para los presbíteros de Santiago “un corazón como el de Jesucristo, humilde y compasivo, y como el de María, para guardar las cosas en él. Un corazón limpio, dispuesto a recibir la palabra; capaz de rumiar las cosas de Dios, que ame con todas las fuerzas, que no vacile, que no se turbe ante los peligros; sosegado y que no se inquiete por defenderse. Un corazón que rezuma bondad, siempre dispuesto a perdonar; abierto a todos los hombres, mujeres y jóvenes de nuestro tiempo”. Y citando al Papa Francisco en Chile, invitó a los sacerdotes a tener un corazón que, frente a “una Iglesia llagada”, sea “capaz de comprender y conmoverse por las llagas del mundo de hoy, hacerlas suyas, sufrirlas, acompañarlas y moverse para buscar sanarlas. Una Iglesia con llagas que no se pone en el centro, no se cree perfecta, no busca encubrir y disimular su mal, sino que pone allí al único que puede sanar las heridas y tiene un nombre: Jesucristo” .

El pastor terminó su intervención de cierre invitando a los presbíteros “a seguir escuchando con gusto al Señor. Escucharlo personal y comunitariamente”. Les pidió cuidar “este tesoro que llevamos en vasijas de barro” (2 Cor 2, 7), porque “nuestra vocación es hermosa, nuestro camino de santidad es un tesoro, nuestro ser sacerdotes es una joya que llevamos. Y un deseo: “Que el Buen Dios les muestre su Rostro para que lo sigamos escuchando con gusto y así poderlo testimoniar, especialmente a los niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos a los cuales somos enviados”.