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Viernes 2 de agosto de 2019

Se realizó el 2° Encuentro anual del Consejo Arquidiócesano de Educación Superior

En la ocasión, los asistentes reflexionaron en torno al tema de la salud mental entre los jóvenes que cursas estudios en la Educación Superior y el desafío para las instituciones.

El encuentro, fue presidido por el Vicario para Educación, padre Andrés Moro, y contó con la participación de un panel de expertos, conformado por Felipe Agüero, miembro del Equipo del Centro de Desarrollo Personal de la Universidad Alberto Hurtado y el psicólogo Álvaro Jiménez, quien trabaja como investigador del Núcleo Milenio de la Universidad de Chile.

En la jornada, los expertos entregaron antecedentes sobre salud mental en base a evidencia recopilada a partir de intervenciones realizadas en algunas Instituciones de Educación Superior. Entre las conclusiones, existió consenso en relación a que en el período denominado "adultez emergente", es decir, entre los 18 y los 28 años, se produce un desencadenamiento de diversos problemas de salud mental.

En ese sentido, los síntomas de depresión y ansiedad son más comunes en los estudiantes universitarios, en comparación con otros jóvenes de la misma edad. Así, los problemas de salud mental están asociados a diversas consecuencias negativas a mediano y largo plazo, como un mayor riesgo de abandono de las carreras universitarias, y un peor funcionamiento en la vida profesional.

Los representantes de las instituciones de Educación Superior presentes reforzaron la relevancia y preocupación del tema y dieron cuenta de los esfuerzos desplegados para abordarlos.

Asimismo, señalaron que los desafíos que surgen tras el análisis, tiene relación con cómo integrar en los procesos de enseñanza los conocimientos y experiencias que traen los jóvenes de sus contextos socio-culturales; cómo proveer una educación de calidad y rigurosidad formativa sin atentar a la salud mental de los estudiantes, entre otros.

Para el padre Andrés Moro, es necesario seguir abordando la temática de manera urgente y es un desafío también para la Pastoral de Educación Superior en cuanto a colaborar y orientar acciones en el ámbito de la salud mental y dar cuenta del impacto que tiene el trabajo pastoral el desarrollo de los jóvenes, desde el punto de vista de la promoción de factores de protección.