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Lunes 6 de noviembre de 2017

Arzobispo presidió misa por santo español canonizado por milagro ocurrido a chilena

En una Catedral Metropolitana repleta, el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, presidió una eucaristía donde valoró el legado y la trascendencia para nuestro país del santo español Faustino Miguez, fundador del Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora, canonizado por el Papa Francisco a fines de octubre en Roma.

Fotos: Omar González

Periodista: Enrique Astudillo Baeza

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl

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Acompañada de familiares, amigos, alumnos y apoderados del colegio Divina Pastora de La Florida, Verónica Stoberg, celebró en nuestro país, la canonización del ahora santo español Faustino Miguez.

El Arzobispo de Santiago, manifestó sobre la canonización de Faustino Miguez: "Es como una firma del Espíritu Santo sobre el camino de santidad que les propone vivir su fundador y que queda sellada por la Iglesia cuando se reconoce que un hombre o una mujer, han alcanzado a Dios y el camino alto de la santidad del seguimiento de Jesús".

Añadió: "Faustino ha sido intercesor ante Dios para este milagro tan hermoso que se realizó en nuestra tierra y es muy significativo, porque se trata de un milagro que se refiere a una mamá que está por dar a luz, que se ve muy complicada de salud, donde los médicos habían desahuciado a ambos y hoy acá están la mamá, el papá, el hijo, quienes también estuvieron junto al Papa Francisco el día de la canonización. Esto nos ayuda a comprender que nuestra vida humana es siempre una vida amada por Dios".

Por último, valoró el legado del fundador del Instituto Calasancio: "Los educadores están llamados a ser sal y luz. Sal que da sabor y luz que ilumina. Una educación que no llega a iluminar la vida de las personas, que no llegue a darle sabor a sus vidas, no es educación verdadera".

Verónica Stoberg, tras la eucaristía, agregó que "es una emoción muy grande. Todavía estoy emocionada. Esta historia que comenzó con una tragedia, catorce años después, la estamos celebrando". Sobre el momento en que estuvo con el Papa Francisco en Roma para la canonización, señaló: "Fue un momento de mucha alegría. Había muchas personas celebrando esta gran fiesta. En los tiempos de ahora, la gente tiende a alejarse de Dios y a cuestionar todo y de repente, Dios se manifiesta con un milagro y eso es magnífico".

Sacramento Calderón, Superiora General del Instituto Calasancio, en tanto, sostuvo que "es una alegría ver la cantidad de gente del pueblo chileno que también vibra con San Faustino. Además, es más significativo aún, porque Chile fue el primer país en el que se hicieron presentes las religiosas calasancias después de España y ver que Chile nos acoge con tanto cariño y celebra la santidad del padre Faustino es muy emocionante".

Recordemos que una preeclampsia y Síndrome de HELLP (alteración de la encima hepática con encefalopatía hipertensiva y hemorragia abdominal masiva con alta posibilidad de mortalidad) y estado de coma grado 3 en la escala de Glasgow, fue el diagnóstico que entre el 10 y 13 de septiembre de 2003, recibió la familia de Verónica Stoberg, quienes al saber la gravedad del hecho, y que su vida terminaría en unos días, se reunieron en el colegio Divina Pastora de La Florida, para iniciar una cadena de oración al padre Faustino Miguez.

Con el paso de las horas y los días, sin explicación médica, la situación cambió. La hemorragia cesó y los parámetros analíticos se normalizaron, la gravedad empezó a disminuir y -lo que fue aún más asombro para la comunidad médica- el daño cerebral desapareció por completo, hechos que valieron para introducir el milagro y abrir el proceso en el Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de Santiago de Chile, hasta que el 10 de diciembre de 2015, el Consejo de Médicos de El Vaticano declara el milagro y se ratifica que la curación de Verónica Stoberg puede ser atribuida a la intercesión de Faustino Miguez.

Finalmente, el 22 de diciembre de 2016, fue promulgado por el Papa Francisco el Decreto en el que se aprueba el milagro realizado por el padre Faustino Miguez en el año 2003.