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Martes 20 de noviembre de 2018

Cien años de la pascua de la beata Dolores Sopeña

Religiosas del Instituto Catequístico Dolores Sopeña renovaron su carisma de servicio a los más postergados, recordando a su fundadora.

Fotos: Jorge Salomón

Periodista: Andrea Ruz

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: www.iglesiadesantiago.cl

A 100 años del fallecimiento de la beata Dolores Sopeña, se celebró una misa que presidió el cardenal Ricardo Ezzati, en la capilla del instituto, en La Cisterna.

La hermana Sandra Salazar, delegada del consejo general para América Latina, señaló la alegría de celebrar la pascua de la beata Dolores, "porque ella sigue dando vida, sigue siendo la persona que nos inspira en el seguimiento de Señor y en la misión que ella inauguró al servicio de los más pobres, de los trabajadores, de los que están lejos de todo, los más excluidos. Ella optó por estas personas y nos sigue moviendo a dar la vida por ellos".

Precisó que el objetivo del Instituto Catequístico Dolores Sopeña es la promoción de la fe, la promoción cultural y humana, trabajo que llevan a cabo la religiosas consagradas, fundadas por la hermanan Dolores y laicos cercanos al carisma.

En la homilía, el Arzobispo de Santiago señaló que "estamos aquí porque reconocemos con gratitud que Dios actúa en el corazón de las personas y nos manifiesta su proyecto de amor a través de personas muy concretas y, sobre todo, en la persona de su Hijo". Estar aquí, dijo, "tiene el carácter de una buena noticia para nosotros mismos, para nuestros vecinos, para nuestros hermanos, para nuestros parientes", es un signo, agregó, "un mensaje de esa cercanía de Dios con la humanidad. Nunca Dios está lejos. Nunca deja de ser Padre, aunque nosotros, en nuestra soberbia, dejemos de sentirnos hijos".

Ese Dios cercano, dijo, se hace presente también a través de algunos elegidos por Él, como la beata Dolores Sopeña, "que la providencia infinita de Dios ha elegido para ser un signo de su presencia amorosa en la vida de los hermanos y hermanas, especialmente de los más necesitados.


Anunciadoras del amor de Dios

El cardenal agradeció a Dios porque en la religiosa fundadora y en sus hermanas "se hace presente el Dios rico en bondad, rico en misericordia, el Dios Padre de los pobres, el Dios defensor de los que no tienen puertas abiertas a la esperanza". Destacó cómo se ha multiplicado en estos cien años el don de Dios para la humanidad a través de esta santa, cuyas discípulas han acogido el carisma fundacional que el Espíritu Santo ha infundido en la hermana Dolores.

Refiriéndose a la eucaristía y los textos del día, el pastor afirmó que "la fecundidad de los santos, de los consagrados y consagradas, brota del Señor Jesús", que enseña el amor a Dios y a todos, especialmente a los más pequeños y débiles. Les señaló a las religiosas -que son catequistas- que son "anunciadoras del amor de Dios a través de Jesucristo", y como catequistas tienen el deber de "profundizar la experiencia inicial de la vida cristiana". El cardenal Ezzati les agradeció que sean "catequistas del amor, de la misericordia, de la ternura de Dios, especialmente con aquellos que más necesitan".

Terminado el oficio litúrgico, todos los presentes compartieron un ágape y participaron en un acto cultural. Entre ellos, Igor Arratia, quien llegó como voluntario en 2010, pero que ahora trabaja en el área de proyectos del Instituto. Le atrajo, señaló, "el carisma que tiene la obra, la cercanía, el tema de la vulnerabilidad, estar al pie del cañón con la superación de la pobreza". Indicó que hoy están con un proyecto mayor, que es un centro de formación en Puente Alto, para los procesos de inserción social, también el acompañamiento a migrantes y el trabajo con mujeres emprendedoras.