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Lunes 22 de mayo de 2017

Cien años del Instituto de Voluntarias de Don Bosco

Bajo el lema “Consagradas para vivir en medio del mundo”, las voluntarias de Don Bosco, son laicas que viven en el mundo por opción vocacional y a modo de “levadura”, contribuyen desde dentro a su santificación.

Fotos: Jorge Salomón

Periodista: Andrea Ruz Dios

Cien años han transcurrido desde que en Italia, un grupo de mujeres jóvenes, inspiradas por el beato Felipe Rinaldi, comenzaran su misión de voluntarias salesianas, asumiendo votos de obediencia, pobreza y castidad, pero manteniéndose en sus propios ambientes de trabajo y familia.

Por ello, las consagradas del Instituto chileno, celebraron su centenario con una eucaristía presidida por el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, en la capilla del Teologado de Lo Caña.

En su homilía, el pastor destacó y agradeció la labor evangelizadora de las voluntarias y expresó: "Estas hermanas han hecho fecundo en la vida cotidiana, en la historia, esa semilla y ese don que el Espíritu quería sucintar en ellas".

"Como no darle gracias a Dios, por lo que ha inspirado en el beato Felipe Rinaldi, en lo que ustedes están tratando de vivir con fidelidad. Ese don que permite darle a la familia salesiana la riqueza más bella, el rostro mismo que Dios ha querido que sea un rostro cercano, bondadoso, que tiene corazón paternal y maternal, especialmente para los jóvenes", agregó el pastor de la Iglesia de Santiago.

El Instituto de Voluntarias Don Bosco, se fundó en Chile el 23 de junio de 1973 y fue el padre Teodoro Nieto, quien acompaña a las religiosas desde entonces. Cada semana, les envía un mensaje de reflexión y las apoya en su espiritualidad. "Ellas hace un gran aporte a la Iglesia, pues dan un testimonio de vida consagrada seria dentro de sus ambientes, en los trabajos que cada una realiza", comentó.

Marycia Fernández, quien tiene 25 años de consagración, agradeció la presencia del cardenal y el reconocimiento eclesial del Instituto. "Que la Iglesia reconozca este tipo de vocaciones, nos llena de alegría y de mucha responsabilidad. La Iglesia espera que nosotros podamos vivir el evangelio en el espíritu Salesiano, dirigido preferentemente a la juventud y a los más necesitados. El seguimiento a Jesús no es fácil y nosotras transmitimos el amor de Dios en nuestros lugares de trabajo y en todo nuestro entorno", dijo.

La celebración, culminó con un espacio donde las hermanas compartieron fraternamente, unidas por sus vínculos de comunión y pertenencia al instituto, como signo vivo del amor de Cristo, que enmarca espíritu de su carisma.